Los kurdos expulsan a 50.000 ¨¢rabes
Miles de ¨¢rabes que el r¨¦gimen traslad¨® al Kurdist¨¢n en su plan de arabizaci¨®n han sido expulsados desde abril
"No podemos volver porque los kurdos nos matar¨ªan", concluye Heliel Salm¨¢n tras explicar la peripecia que ha vivido con su mujer y sus 10 hijos desde la ca¨ªda de Sadam Husein. Estamos sentados en el suelo de la habitaci¨®n que les sirve de refugio en un antiguo cuartel de Maqdadiya, a un centenar de kil¨®metros de Bagdad y casi la misma distancia de la que fuera su casa en la aldea de Mul¨¢ Hamid, junto a la frontera de Ir¨¢n. El olor a orines impregna el ambiente. Heliel es uno de los 50.000 ¨¢rabes desplazados por el regreso a sus hogares de los kurdos que expuls¨® el dictador.
"Despu¨¦s de la guerra vinieron, atacaron a familias, mataron a mucha gente y nos fuimos", relata este hombre de 67 a?os, ansioso por encontrar a alguien que preste o¨ªdos a su tragedia. Era el 11 de abril. Apenas hab¨ªan tenido 48 horas para coger lo imprescindible y salir pitando. "No pudimos llevarnos los muebles", apunta su mujer desde el fondo de la estancia. A su alrededor, un porr¨®n de ni?os sucios y desali?ados observan admirados.
"No podemos volver porque los kurdos nos matar¨ªan", afirma un padre de familia
"No hab¨ªa gasolina y las furgonetas que encontramos nos ped¨ªan medio mill¨®n de dinares
por traernos", recuerda Heliel, "pero ten¨ªamos que salir de all¨ª porque nos persegu¨ªan y, si cog¨ªan a alguien, le disparaban; tardamos tres d¨ªas en llegar". No hicieron el trayecto solos. Otro medio centenar de familias de su aldea y de las vecinas escaparon al mismo tiempo de la venganza. Muchos m¨¢s en el distrito de Janequ¨ªn y sus alrededores se vieron obligados a poner pies en polvorosa.
La revancha kurda es en parte fruto de la pol¨ªtica de arabizaci¨®n forzada puesta en marcha por el r¨¦gimen baazista en 1975, cuatro a?os antes de que Sadam Husein llegara a la presidencia. Sin embargo, dos ONG francesas que han llevado a cabo una evaluaci¨®n en Diyala han constatado que las expulsiones tambi¨¦n han alcanzado a familias originarias de la regi¨®n. Es en las localidades ¨¢rabes de la provincia, al sur del lago Diyala, donde se han refugiado la mayor¨ªa de los desplazados.
"Se trata de un asunto muy complejo en el que se entremezclan derechos de propiedad de la tierra e intereses geopol¨ªticos", advierte una fuente humanitaria desde el anonimato. Adem¨¢s de recuperar las heredades que se vieron obligados a abandonar durante la dictadura de Sadam, los kurdos desean volver a ser mayoritarios en Janequ¨ªn para garantizarse la incorporaci¨®n de este distrito a la futura autonom¨ªa, algo que ya dan por perdido en Kirkuk ante la alianza de ¨¢rabes y turcomanos.
Heliel no esconde que ni ¨¦l ni su familia eran originariamente de Mul¨¢ Hamid. "Nos desplazaron all¨ª en 1975 y nos dieron tierras nuevas, pero nos quitaron las que ten¨ªamos en nuestro pueblo, cerca de Kut, as¨ª que no tenemos d¨®nde volver", admite, casi justific¨¢ndose. No entra en qui¨¦n es responsable de este desatino. "Nosotros no tenemos nada que ver", defiende. "Primero, Sadam nos oblig¨® a dejar nuestra tierra en el sur y ahora los kurdos nos obligan a dejar el norte".
"La gente siente que fue enga?ada y, hasta cierto punto, comprende a los kurdos que regresan a sus hogares", declara Tomislav Zulim, del Danish Refugee Council, la ONG a la que la Organizaci¨®n Internacional de Migraciones (IOM) ha encargado coordinar los esfuerzos humanitarios en la provincia de Diyala. "Por alguna raz¨®n que desconozco, es una zona muy atractiva para los desplazados internos", a?ade. "S¨®lo aqu¨ª hemos registrado a 7.000 familias, unas 50.000 personas, que podemos atribuir a la ¨²ltima guerra".
Las necesidades de estos desplazados son distintas de lo habitual. Como se han instalado en cuarteles y otras sedes oficiales dentro de centros urbanos, tienen acceso a los hospitales y las escuelas en las mismas condiciones de precariedad que el resto de los habitantes. "La mayor urgencia es mejorar sus condiciones de vida de cara al invierno", subraya Zulim. "Mientras las autoridades iraqu¨ªes deciden qu¨¦ soluci¨®n dan al problema, otras tierras o compensaciones, no podemos rehabilitar los recintos en los que se han instalado sin una aprobaci¨®n oficial, porque ma?ana puede llegar el Ej¨¦rcito o la polic¨ªa de fronteras y reclamar las instalaciones", agrega.
Heliel y sus paisanos est¨¢n de acuerdo. "Lo m¨¢s importante es que nos dejen quedarnos aqu¨ª y nos compensen por las tierras que hemos perdido", se?ala ante la anuencia del resto. "Somos agricultores y no tenemos otro trabajo, no nos dejan otra alternativa que robar", advierte desesperado. "Si no hubiera sido porque nos metimos en este cuartel, la gente lo habr¨ªa destrozado todo", justifica. En realidad, lo ¨²nico que est¨¢ intacto es un enorme retrato de Sadam junto al que todos se ofrecen a posar.
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