Un hombre imprescindible para la paz
Si tuvieran sentido com¨²n, Bush y Sharon ya habr¨ªan comprendido a estas alturas que no puede hacerse la paz en Tierra Santa sin Arafat, y a¨²n mucho menos en contra de Arafat. Pero Bush y Sharon est¨¢n cegados por su ideolog¨ªa ultraderechista y por eso pasa lo que pasa: Bin Laden sigue vivo y Al Qaeda impulsa atentados desde Bali a Casablanca; los talibanes reaparecen con fuerza en Afganist¨¢n, donde la mayor¨ªa de las mujeres sigue llevando el burka; Irak se convierte en el infierno de sangr¨ªas cotidianas que fue L¨ªbano en los a?os ochenta, y palestinos e israel¨ªes viven entre el miedo cerval y el espanto absoluto.
Tras haberse cansado de repetir que no le interesaba la paz entre israel¨ªes y palestinos por la que tanto hab¨ªa peleado Bill Clinton al final de su segundo mandato, Bush se lanz¨® a promover hace unos meses la llamada Hoja de Ruta. Era un modo de intentar darle a posteriori alguna legitimidad a su aventura iraqu¨ª. Pero Bush, escuchando a Sharon y a los halcones proLikud de su propio Gobierno, sentenci¨® que Arafat estaba terminado, no serv¨ªa para nada, era irrelevante. Lo de declarar irrelevante al que discrepa se ha convertido en una man¨ªa de la derecha internacional m¨¢s agreste, pero tiene el problema de que choca una y otra vez con la realidad.
Arafat no es s¨®lo relevante en el conflicto israelo-palestino, sino que es imprescindible. S¨ª, su vida es una sucesi¨®n de fracasos, su personalidad no alcanza la del estadista y se queda en la del pol¨ªtico m¨¢s bien politiquero, su car¨¢cter es tortuoso y autocr¨¢tico y sus pr¨®ximos tienden a la corrupci¨®n. Todo esto es verdad, pero tambi¨¦n lo es que ¨¦l encarna a los palestinos desde hace m¨¢s de 30 a?os. Arafat no est¨¢ a la altura moral e hist¨®rica de Nelson Mandela y el Dalai Lama, pero, como ellos, se identifica con todo un pueblo y toda una causa. Cuando mucha gente en el mundo se cre¨ªa la propaganda sionista e ignoraba incluso que los palestinos existieran, ¨¦l ya estaba all¨ª para desmentirlo con su kefieh, su barbita, su tenacidad, sus hero¨ªsmos y sus marruller¨ªas y esa baraka o buena suerte que le hace resucitar una y otra.
Es estremecedor que un Gobierno miembro de la comunidad democr¨¢tica occidental como el israel¨ª mencione la posibilidad de asesinar o desterrar a Arafat. Y es un esc¨¢ndalo m¨¢s el que EE UU vete la resoluci¨®n de la ONU que pretende condenar esos proyectos de Sharon. Pero la realidad termina imponi¨¦ndose a las ideolog¨ªas irracionales y lo que ahora queda de la corta y sangrienta experiencia de la Hoja de Ruta, incluida la jefatura del Gobierno palestino por Abu Mazen, es lo de siempre. Los problemas de siempre, agravados si cabe, y el liderazgo palestino de siempre, el de Arafat. No pod¨ªa ser de otro modo. Sin Arafat y sin una clara y corta recta final que conduzca a un Estado palestino en los territorios ocupados por Israel en 1967, con Jerusal¨¦n Este como capital y sin colonias jud¨ªas, la Hoja de Ruta lleva a ninguna parte, es un dar vueltas en una rotonda en la que se van acumulando los muertos y los heridos en terribles colisiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.