Ulises en obras
Una invitaci¨®n renovada para leer la obra cumbre de James Joyce sin prejuicios ni limitaciones. Que cada lector proponga su propia lectura. ?ste es el esp¨ªritu de la obra de Juli¨¢n R¨ªos que ahora se reedita, una novela comentada de aquella obra y, a su vez, su comentario novelesco. El amor y el humor como una variaci¨®n permanente del 'Ulises'.
Publicado en 1991 en un majestuoso y festivo ¨¢lbum con el t¨ªtulo de Ulises ilustrado (C¨ªrculo de Lectores), que firmaban Eduardo Arroyo y Juli¨¢n R¨ªos como actores de una colaboraci¨®n sistem¨¢tica y pr¨®diga, este libro se presenta, ahora sin las ilustraciones, como una novela comentada del Ulises de James Joyce y, a la vez, como su comentario novelesco. La novela que se despliega en el comentario erudito, biogr¨¢fico y literario, se entrecruza con el comentario desplegado en el juego de leer alusiva y, casi, abusivamente. Si la novela va de vuelta, el comentario viene de ida. Releer el Ulises es reescribirlo, nos dice R¨ªos, porque en la escritura est¨¢ todo el lenguaje y, en ¨¦ste, un mundo habitable.
CASA ULISES
Juli¨¢n R¨ªos
Seix Barral. Barcelona, 2003
271 p¨¢ginas. 18 euros
Como todo cl¨¢sico moderno, el Ulises incluye la biblioteca que lo ha anotado y sobreexplicado. R¨ªos demuestra que esa biblioteca consigna tambi¨¦n su cat¨¢logo de lectura y que cada lector propone uno propio. En la lectura m¨¢s actual coinciden dos modos de leer esta novela: el que privilegia su geometr¨ªa emotiva y el que favorece una intervenci¨®n operativa.
En Casa Ulises, el primer modo aparece representado por el Cicerone, que recorre Dubl¨ªn como mapa literal de un d¨ªa narrado por Joyce. Bloom sale temprano de su casa, ese 16 de junio, y volver¨¢ tarde, luego de haber visitado o repasado la torre, el bar, la biblioteca, el burdel, los ba?os, la imprenta, el cementerio, los espacios, en fin, de su mundo afectivo. Juli¨¢n R¨ªos acompa?a a Bloom de la mano de Joyce, viendo a ¨¦ste en aqu¨¦l, esquivo pero implicado. Herido por los celos, desenga?ado de su papel menor en el mundo, Bloom es el h¨¦roe moderno: urbano, mediocre, incierto. Es un Quijote sensiblero y desencantado, de quien se burlan los chicuelos imit¨¢ndole, a sus espaldas, el paso plano. R¨ªos sigue a Bloom para encontrar a Joyce; con empat¨ªa acuciosa, lo descubre espiando a Bloom en el espejo.
El otro modo de leer, el de la intervenci¨®n operativa, predica que una novela mayor es aquella que nos permite entrar en ella, desmontarla y hacerla nuestra. No s¨®lo porque la autor¨ªa es un trabajo en marcha, sino porque la novela es una caja de herramientas. Con su audaz demanda de una lectura que proclama "manos a la obra", R¨ªos se complace en esta pr¨¢ctica de desanudar las tramas. Cada palabra de la novela le suscitan otras; un personaje, otro libro; y el libro, otros autores. "Al mito me remito", anuncia. Ulises, as¨ª, es una casa en obras.
Si el primer modo de leer supone la definici¨®n de la novela como la aventura de un h¨¦roe en pos de autenticidades que el mundo ignora; el segundo presupone que la novela es la aventura de un lector que la rehace (hace suya) para que el lenguaje torne m¨¢s habitable este mundo. Si una lectura es emotiva y cr¨ªtica, la otra es divertida e ir¨®nica.
La grandeza, claro, del Ulises de Joyce es permitirse hacer de cualquier lectura otra novela. Juli¨¢n R¨ªos apuesta por esa ambici¨®n desmedida, o sea, tan admirable como irresoluble. Y logra, gracias al riesgo, recontar el Ulises como si fuese una forma superior de la man¨ªa literaria. O sea, una pasi¨®n "al pie de la letra".
Esta "misa-parodia", que celebran tres lectores distintos (un lector maduro y novelesco, un cr¨ªtico viejo y erudito, y una lectora joven y biogr¨¢fica) termina demostrando que el amor ("?cu¨¢l es la palabra que conocen todos los hombres?") y el humor son una variaci¨®n permanente que el Ulises celebra y esta Casa Ulises tributa. Esta invitaci¨®n a frecuentar la casa joyceana es, al final, una apuesta por la renovaci¨®n del vecindario narrativo.
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