?frica lanza la gran batalla contra el sida
El continente, diezmado por la epidemia, ante el reto de suministrar la medicaci¨®n y ensayar vacunas
Hablar de sida en ?frica es hablar de grandes cifras. Un 9% de los africanos es portador del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida. En pa¨ªses como Botsuana el porcentaje de adultos (de 15 a 49 a?os) afectados es el 38%; en Zimbabue, el 34%; en Suazilandia, el 33%, y en Lesotho, al 31%. La potencia econ¨®mica de la regi¨®n, Sur¨¢frica, tiene una tasa del 25%. En total, seg¨²n datos d ela ONU, de 2002, en el ?frica subsahariana, viven 30 millones de personas infectadas y se produce el 70% de los nuevos casos de todo el mundo. La muerte por sida ha dejado 11 millones de hu¨¦rfanos en el continente. En septiembre de 2003 no hay nuevas cuentas, aunque todo indica que los n¨²meros son a¨²n peores.
Con estos datos, sorprende que la decimotercera Conferencia Internacional sobre Sida y Enfermedades de Transmisi¨®n Sexual en ?frica (ICASA), cuyas sesiones preliminares comenzaron ayer en Nairobi (Kenia), no sea un continuo lamento. Pero el lema del encuentro, El acceso a los tratamientos: los retos, indica la voluntad para detener una enfermedad que diezma la poblaci¨®n del continente (la esperanza de vida ha bajado 20 a?os en algunos pa¨ªses del sur del continente) y limita su crecimiento. El programa incluye numerosas ponencias sobre programas locales de acceso a f¨¢rmacos o a cuidados (para enfermos, madres y ni?os infectados, hu¨¦rfanos).
"La epidemia del VIH/Sida representa una enorme carga para los sistemas sanitarios y las comunidades. En ?frica, menos del 4% de las personas que necesitan antivirales [las combinaciones de f¨¢rmacos que han alargado la supervivencia de los infectados en los pa¨ªses desarrollados hasta el punto de que el sida puede llegar a convertirse en una enfermedad cr¨®nica] est¨¢ recibiendo los medicamentos. Y menos de un 10% de las personas que viven con el virus tienen acceso a cuidados paliativos o al tratamiento para las enfermedades oportunistas [las que aparecen cuando el sistema inmunol¨®gico se debilita y que son las responsables finales del fallecimiento de los enfermos]", ha dicho el presidente de la conferencia, el doctor Dundu Owili.
La principal causa de esta falta de atenci¨®n, dijo Owili, se debe a los "precios prohibitivos" de los medicamentos (un tratamiento con antivirales medio cuesta en Espa?a alrededor de mil euros al mes, sin contar con la medicaci¨®n para otras coinfecciones frecuentes, como tuberculosis, neumon¨ªas o diarreas).
Pero los pa¨ªses africanos se enfrentan a otros retos. Poco a poco, los medicamentos van llegando. El acuerdo en la pasada reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) en Canc¨²n para facilitar gen¨¦ricos (medicamentos m¨¢s baratos que no pagan derechos de patente) a pa¨ªses con crisis sanitarias puede suponer que empiecen a llegar los f¨¢rmacos.
Entonces comenzar¨¢ otra batalla: demostrar que los pa¨ªses afectados son capaces de distribuirlos. "La insuficiente capacidad de los servicios sanitarios, incluida la falta de infraestructuras y de personal preparado son los mayores obst¨¢culos para la atenci¨®n sanitaria en muchos pa¨ªses. Adem¨¢s, s¨®lo una minor¨ªa de los infectados por el VIH saben que lo est¨¢n, y ello se debe al estigma que sufren los portadores del virus, al miedo y a la falta de servicios de consejo y pruebas", a?ade el responsable de la conferencia.
Un grupo importante de ONG, entre las que se encuentran la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida (IAVI en ingl¨¦s), su delegaci¨®n keniata (KAVI) y el Programa Africano para una Vacuna contra el Sida, ha celebrado un encuentro para discutir el estado de la gran esperanza: la vacuna contra el sida. IAVI (una organizaci¨®n independiente internacional que cuenta, entre otros, con el apoyo de las fundaciones Bill y Melinda Gates y Elton John contra el sida, y que en Espa?a, a falta de apoyo oficial, colabora con el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos, GTT) ha iniciado este a?o en Uganda, Kenia y Botsuana ensayos de fase I en humanos (en los que se mide la seguridad de la vacuna, y se recogen los primeros datos sobre su eficacia). Tambi¨¦n los est¨¢n preparando en Sur¨¢frica. Durante esta fase, que dura entre ocho y doce meses, colabora un grupo peque?o de personas sanas y se estudia, primero, que la vacuna no tiene efectos adversos graves; segundo, si produce una respuesta inmune.
"La vacuna tambi¨¦n es prevenci¨®n", afirm¨® durante la sesi¨®n el ministro de Informaci¨®n y Turismo de Kenia, Raphael Tuju. El gobernante es un veterano luchador en la b¨²squeda de una vacuna. Los participantes en la reuni¨®n recalcaron la importancia del trabajo en el continente de las asociaciones de afectados. "Nosotros somos los que estamos descalzos. No podemos esperar que el zapato nos lo hagan en EE UU o Europa", dijo Tuju, en relaci¨®n con la necesidad de potenciar la investigaci¨®n en ?frica. "Somos los que sufrimos, somos los que la necesitamos", afirm¨® la activista Lucy N'Ganga.
Si la primera fase se supera, el proceso se va complicando. "Cuando se llega a una fase III, la de eficacia, hacen falta miles de voluntarios, y si a medio plazo se llega a esta fase con varios de los ensayos que est¨¢n comenzando ahora, har¨¢ falta una necesidad ingente de voluntarios seronegativos
[que den negativo en las pruebas sexol¨®gicas para detectar el VIH]. Lo f¨¢cil o lo dif¨ªcil que sea conseguir que esas personas colaboren con los investigadores y los promotores de los ensayos puede ser crucial para la supervivencia de sus comunidades, amenazadas por la infecci¨®n", adelanta Maite Su¨¢rez, responsable de programas europeos de IAVI.
El laboratorio del mundo
En estos momentos, de los 80 ensayos de vacunas s¨®lo cuatro se realizan en ?frica. IAVI ha desarrollado la vacuna con la Universidad de Oxford, pero tambi¨¦n ha participado desde el principio la Universidad de Kenia. Su funcionamiento, seg¨²n ha explicado el director del proyecto, Pontiano Kaleebu, se basa en la introducci¨®n de genes del VIH en un virus MVA (un tipo de microorganismo llamado Vaccina Modificado de Ankara que pertenece a la familia de los de la viruela y la varicela) para producir la reaccion del sistema inmune. En Uganda se prueba una versi¨®n m¨¢s elaborada: estimular primero el sistema inmunol¨®gico inyectando ADN del virus y luego el virus portador.
Pero lo importante no es, en este caso, la parte cient¨ªfica. En lo que ?frica es rica es en personas que necesitan la vacuna. Ofrecen la masa cr¨ªtica necesaria para llevar adelante los ensayos. Y esto no es f¨¢cil. No se trata s¨®lo de conseguir personas sanas y ponerles una inyecci¨®n. Hay que organizar un seguimiento, asegurarse de que los voluntarios van a acudir a revisiones. Y, sobre todo, una vez que se les enrola, no dejarlos en la estacada (se tratan los posibles efectos secundarios y se les suministran antivirales si se infectan por el VIH).
Las ONG africanas lo saben. Por eso Pontiano no se ha limitado a hacer una investigaci¨®n cl¨ªnica. "Lo primero es crear redes, saber con qu¨¦ centros y cient¨ªficos contamos. Crear redes de voluntarios y organizar grupos que expliquen a las comunidades lo que se pretende, y presionen a los Gobiernos", afirm¨®.
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