30.000 fuentes radiactivas en desuso est¨¢n en manos privadas en la UE
El abandono de material contaminante ha causado 130 accidentes
Las acer¨ªas no tienen suerte. En menos de cinco a?os tres han sufrido graves p¨¦rdidas al tener que parar los hornos por contaminaci¨®n radiactiva. Entre la chatarra que utilizan en las fundiciones (m¨¢s del 50%, de importaci¨®n) se han colado aparatos radiactivos industriales o sanitarios. La ¨²ltima v¨ªctima ha sido la acer¨ªa ACB de Vizcaya, que permanece cerrada al detectarse la presencia de cesio 137 en los residuos de una chimenea. En la Uni¨®n Europea, de los 500.000 aparatos construidos en los ¨²ltimos 50 a?os, 30.000 est¨¢n en desuso y guardados privadamente, fuera del control de los organismos de seguridad nuclear.
Hace ahora 17 a?os, a un chatarrero brasile?o de Goiania (a mil kil¨®metros de R¨ªo y con un mill¨®n de habitantes) se le ocurri¨® partir una bombona ahuevada blanca muy pesada. En su interior encontr¨® un polvo tan iridiscente y llamativo que llam¨® a su familia y a los vecinos. Les reuni¨® junto a una vela para compartir la magia de su hallazgo y les embadurn¨® el rostro con el polvo y lo reparti¨® en cajitas para distribuirlo entre los amigos. Era cloruro de cesio 137.
Unos d¨ªas despu¨¦s las personas que se hab¨ªan pintado la cara con el polvo comenzaron a mostrar desarreglos gastrointestinales, diagnosticados inicialmente como deshidrataci¨®n o enfermedades tropicales. Los m¨¦dicos que atend¨ªan a los enfermos tardaron 16 d¨ªas en comunicar a la Comisi¨®n Nacional de Energ¨ªa Nuclear de Brasil que los pacientes hab¨ªan sido irradiados. El cesio 137 proced¨ªa de un aparato oncol¨®gico abandonado tras el cierre de una cl¨ªnica privada. Su due?o est¨¢ en la c¨¢rcel. Las dos primeras v¨ªctimas fueron enterradas en ata¨²des de plomo para aislar la radiaci¨®n que emit¨ªan; hubo dos muertes m¨¢s y otras 249 personas contaminadas.
En una conferencia internacional celebrada en marzo pasado en Viena sobre seguridad de fuentes radiactivas, el representante brasile?o afirm¨® que el accidente de Goiania cost¨® al Estado de Goias una ca¨ªda del 15% en su PIB. M¨¢s de 8.000 residentes pidieron certificados que acreditaran su buen estado de salud. Las ventas de sus productos cayeron un 20%. La ciudad tard¨® cinco a?os en recuperarse y hubo que esperar hasta 1991 para disponer de una instalaci¨®n adecuada donde almacenar los 3.500 metros c¨²bicos de material contaminado por la negligencia de un m¨¦dico que abandon¨® un instrumental radiactivo italiano al cerrar su cl¨ªnica.
En el mundo de las aplicaciones industriales y sanitarias de la radiactividad, el accidente de Goiania, pese a tratarse de un incidente de baja actividad, es un referente como el de Chern¨®bil entre las centrales nucleares. El elemento responsable del suceso brasile?o, cesio 137, es el mismo aparecido en las escorias y paredes de las chimeneas de las tres acer¨ªas espa?olas que lo han fundido (generalmente del tama?o de un grano de arroz), junto al instrumental met¨¢lico que lo recubre; primero fue Acerinox en 1998; luego, Sider¨²rgica Sevillana en 2001, y ahora, ACB de Sestao,Vizcaya. Acerinox se gast¨® en las operaciones de limpieza seis millones de euros. Sider¨²rgica Sevillana lleva gastados m¨¢s de tres millones y juicios pendientes.
La experiencia de Acerinox, que pas¨® inadvertida para la opini¨®n p¨²blica espa?ola hasta que la contaminaci¨®n fue detectada en Francia e Italia, impuls¨® un acuerdo voluntario entre las sider¨²rgicas espa?olas, los chatarreros y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para instalar arcos detectores de radiactividad a la entrada y salida de sus instalaciones. Seg¨²n la terminolog¨ªa de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (AIEA), se trata de fuentes radiactivas hu¨¦rfanas. Carecen de propietario conocido o se le ha perdido la pista una vez que caen en desuso. En EE UU, desde 1996 las empresas han perdido 1.500 de estas fuentes, que desde 1945 han provocado en el mundo 130 accidentes con 27 muertos.
Fuera de control
Seg¨²n un estudio realizado en la UE, sus estados miembros han lanzado al mercado 500.000 fuentes radiactivas en los ¨²ltimos 50 a?os, 110.000 est¨¢n en uso; cada a?o se pierde la pista a unas 70, y 30.000 permanecen almacenadas en manos de sus ¨²ltimos usuarios y en muchos casos fuera del control de los organismos que vigilan la seguridad nuclear, como el CSN, o el equivalente de Enresa, la empresa p¨²blica que gestiona los residuos radiactivos de baja y media actividad en Espa?a.
El desplome de la URSS ha desvelado la existencia de m¨¢s de mil termogeneradores radiactivos dispersos por las ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas y zonas remotas del ?rtico para ayuda a la navegaci¨®n a¨¦rea durante la guerra fr¨ªa. La mayor¨ªa ha acabado su vida ¨²til, pero no hay dinero para reciclarlos o almacenarlos debidamente.
Desde los sucesos del 11 de septiembre de 2001, en la sede vienesa de la AIEA los nervios est¨¢n a flor de piel por el posible uso terrorista de las fuentes radiactivas hu¨¦rfanas. Muchos expertos sostienen que es muy complejo y dif¨ªcil reutilizarlas como armas de destrucci¨®n masiva.
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