Una aplicada adaptaci¨®n
Viene precedida por su pase en el Festival de San Sebasti¨¢n, recrea una existencia apasionante, la del exiliado vasco Jes¨²s de Gal¨ªndez, del que tan poco se sab¨ªa popularmente hasta hace unos a?os, y a quien han rescatado del olvido una novela ejemplar, la de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n que adapta esta pel¨ªcula, y un documental fallido y reciente, el Gal¨ªndez de Ana D¨ªez. Aborda temas de siempre y, sin embargo, tan de hoy mismo: qu¨¦ valor de cambio tiene la verdad, c¨®mo se mueven a sus anchas por las cloacas de la Historia quienes sirven al Poder, a cualquier Poder; qu¨¦ pesada, decididamente antip¨¢tica puede ser la memoria de un muerto cuando perjudica incluso a quienes deber¨ªan, en buena ley, salvaguardarla del olvido, l¨¦ase el PNV de su militancia de una vida.
EL MISTERIO GAL?NDEZ
Direcci¨®n: Gerardo Herrero. Int¨¦rpretes: Saffron Burrows, Harvey Keitel, Eduard Fern¨¢ndez, Guillermo Toledo, Reynaldo Miravalles. G¨¦nero: drama hist¨®rico, 2003. Duraci¨®n: 126 minutos.
Con este argumento, un dise?o de producci¨®n impecable y un elenco multinacional al frente del cual destaca el oficio de Harvey Keitel y Eduard Fern¨¢ndez (mucho menos, por cierto, el atolondramiento de Burrows, pasada de registro en m¨¢s de una ocasi¨®n) y los muy eficaces secundarios caribe?os que los acompa?an, Gerardo Herrero ha abordado el empe?o m¨¢s dif¨ªcil de su cada vez m¨¢s ambiciosa carrera internacional como director y productor. El resultado, como siempre en ¨¦l, aunque en esta ocasi¨®n con m¨¢s luces que sombras, es desigual, aunque respetable. E incluso ejemplarmente c¨ªvico.
Dos tiempos
La materia prima de la que parte, con una estructura en dos tiempos hist¨®ricos -en uno, el propio caso, ocurrido en 1956; en el otro, la investigaci¨®n de una historiadora, en 1988-, no es otra que la propia biograf¨ªa de un personaje a contracorriente. Nacionalista hasta el final, profesor universitario, escritor, experto en ciencias pol¨ªticas; antifranquista pero tambi¨¦n opositor al r¨¦gimen dictatorial de Trujillo en la Rep¨²blica Dominicana de su primer exilio y, last but not least, agente a sueldo de los servicios de inteligencia americanos, a quienes manten¨ªa informados sobre las actividades de la izquierda espa?ola exiliada, la vida de Gal¨ªndez no tiene desperdicio.
El ambiguo personaje que presenta V¨¢zquez Montalb¨¢n se erige, m¨¢s a¨²n en el filme que en la novela, en un m¨¢rtir, con su in¨²til momento de gloria ante el tribunal fantoche que lo juzga en Santo Domingo tras raptarlo en Nueva York -pero no in¨²til para el espectador, que lo reconoce por ello como h¨¦roe sin tacha; y m¨¢s a¨²n cuando quien denuncia en el filme sus discutibles actividades como informador no es otro que un desalmado agente doble dominicano-.
Herrero se aplica con tes¨®n y una escritura cinematogr¨¢fica un punto convencional a dar vida a la novela; y el resultado es una pel¨ªcula en la que el inter¨¦s no decae casi nunca; en la que algunas escenas resultan de una brutal digesti¨®n (la tortura a Gal¨ªndez) y en la que, a la postre, quedan en evidencia los m¨¦todos m¨¢s abyectos del poder, incluso el democr¨¢tico. Y tambi¨¦n que lejos de ser materia libresca, la memoria secuestrada puede renacer siempre para saltar a la cara de quienes m¨¢s tienen que perder con su regreso.
Babelia
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