Agotados

Los toros de Parlad¨¦ nacieron cansados y llegaron a la plaza agotados. La verdad es que eran guapos y nobles hasta la desesperaci¨®n; tan d¨®ciles que daban l¨¢stima. Total, el toro de hoy, sin casta, ni codicia, ni agresividad, ni poder¨ªo, ni nada de nada.

Que conste que no hubo tercio de varas. Salieron los picadores, simularon altaner¨ªa, picotazo va, picotazo viene, y se acab¨®. Tampoco hubo toreo de capa. Capotazos, s¨ª, muchos pero burdas imitaciones.

Y de muleta no estuvo sobrada la tarde. Lo mejor surgi¨® de las manos de D¨¢vila Miura, aunque no fue para tirar cohetes. Su labor en el primero fue aseada, bonita y pinturera, pero de escaso fondo por la nula codicia del animal. Le dieron una oreja por una faena que, como mucho, fue de vuelta al ruedo. Una tanda de derechazos largos y hondos a su segundo, el toro de m¨¢s br¨ªo, fue lo mejor de la tarde. Comenz¨® por el lado izquierdo y su toreo result¨® r¨¢pido y sin reposo; se dej¨® enganchar la muleta al final y mat¨® con prontitud. Le pidieron las dos orejas -?Maestranza, qui¨¦n te ha visto y qui¨¦n te ve!- y la cordura del presidente impidi¨® lo que hubiera sido una aut¨¦ntica desverg¨¹enza. La Puerta del Pr¨ªncipe debe ser para las grandes ocasiones. Ferrera y Fandi s¨®lo se lucieron, m¨¢s el segundo en banderillas. Muleta en mano, ambos resultaron superficiales y espesos.