Modigliani y el caos
En el libro Mi vida como economista (editado en Espa?a por el Colegio de Economistas de Madrid y Celeste Ediciones en 1993), recopilador de 10 conferencias autobiogr¨¢ficas de otros tantos premios Nobel de Econom¨ªa, Franco Modigliani inicia la suya contando una conocida historia para defender que la de economista era la profesi¨®n m¨¢s antigua. Discuten un cirujano, un ingeniero y un economista. El primero argumenta su primac¨ªa en el apoyo a Dios en la extracci¨®n de la costilla de Ad¨¢n; el segundo recuerda que Dios hizo primero el mundo, separando la tierra del mar, que encomend¨®, por supuesto, a un ingeniero. El economista, finalmente, se limit¨® a preguntar qu¨¦ era lo que exist¨ªa antes de que Dios hiciera el mundo. El caos, contestaron. ?Qui¨¦n cre¨¦is que era responsable de eso?, concluy¨®. Modigliani prometi¨® relatar en la conferencia de aquella noche su particular contribuci¨®n al caos.
La relectura de aquel ensayo, adem¨¢s de recordar la g¨¦nesis de sus principales contribuciones te¨®ricas con evidentes aplicaciones pr¨¢cticas, invita a subrayar las virtudes de quien, hasta el ¨²ltimo momento, mantuvo una conciencia pol¨ªtica activa. El martes pasado, tres d¨ªas antes de su muerte, encabezaba, junto a los tambi¨¦n laureados y profesores em¨¦ritos del M.I.T. Paul Samuelson y Robert Solow, una carta en The New York Times en la que protestaban por la concesi¨®n a Silvio Berlusconi de un reconocimiento por parte de la Anti-Defamation League, dadas las recientes declaraciones del primer ministro italiano en las que calificaba a la de Mussolini como una "dictadura benigna". No le faltaban elementos de juicio para una actitud tal a quien desde su segundo a?o en la universidad, tras su afiliaci¨®n a la organizaci¨®n estudiantil I Littorialli della Coltura, mantuvo una actitud inequ¨ªvocamente antifascista que se llev¨® consigo a EE UU en agosto de 1939.
En dos ¨¢mbitos justific¨® el comit¨¦ del Premio Nobel su reconocimiento en 1985 a quien, con una veintena de libros publicados, ya hab¨ªa ocupado la presidencia de la Econometric Society, la American Economic Association, la American Finance Association, adem¨¢s de la de honor de la International Economic Association: el an¨¢lisis de las decisiones de ahorro personal, concretada en la "teor¨ªa del ciclo vital" y sus aportaciones a la teor¨ªa financiera de la empresa, sintetizadas en el teorema de Modigliani-Miller. El primero, como ¨¦l reconoci¨®, ser¨ªa un tema central en sus preocupaciones. Frente a la proposici¨®n keynesiana de que la proporci¨®n del ahorro crece con la renta, Modigliani defend¨ªa la idea de que la tasa de ahorro tiene una caracter¨ªstica c¨ªclica. El ahorro de un individuo estar¨ªa en mayor medida determinado por su renta relativa con respecto a su nivel habitual que por su renta absoluta en un periodo dado. Una proposici¨®n tambi¨¦n defendida por James Duesemberry, de la Universidad de Harvard, que dio lugar a la "hip¨®tesis Duesembery-Modigliani"; posteriormente, con la contribuci¨®n siempre recordada de su joven colaborador Richard Brumberg, formular¨ªa la "teor¨ªa del ciclo vital del ahorro". Los individuos que acumulan riqueza durante su juventud no lo hacen tanto para traspasarla a sus descendientes como para consumirla en la vejez; la generalizaci¨®n de esa teor¨ªa ayudar¨ªa a explicar la diversidad de tasas de ahorro en distintas sociedades en funci¨®n de la estructura de edad de sus poblaciones, favoreciendo la anticipaci¨®n de las consecuencias de diversos sistemas de pensiones.
Los dos ensayos con Merton Miller analizaron el efecto de la estructura financiera y de la pol¨ªtica de dividendos sobre el valor de mercado de una empresa. Demostraron que bajo determinadas hip¨®tesis (ausencia de impuestos, costes de quiebras e informaci¨®n asim¨¦trica, adem¨¢s de la existencia de mercados perfectos), el valor de una empresa no se ve afectado por la distribuci¨®n de su financiaci¨®n entre recursos propios y recursos ajenos.
Antes, despu¨¦s o entre ambas l¨ªneas de investigaci¨®n llev¨® a cabo otros proyectos y aportaciones igualmente valiosos, todos muy distantes de la contribuci¨®n al caos que, quiz¨¢ con algo de raz¨®n, reivindicaba para la profesi¨®n.
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