Simenon en Vin?on
El jueves se inaugur¨® en la Sala Vin?on una exposici¨®n de las portadas que Ricard Giralt Miracle realiz¨® entre 1948 y 1953 para las novelas de Simenon que publicaba la editorial Aym¨¤. Esas cubiertas fueron encontradas no hace mucho por los hijos del artista, Pau y Daniel, en los archivos de su padre. Son 27 cubiertas dise?adas y estampadas en su taller de artes gr¨¢ficas, Filograf, que llevan la firma M. Tlarig, que le¨ªda al rev¨¦s nos revela la identidad de su autor: Giralt M. La raz¨®n de este seud¨®nimo no es otra, seg¨²n informan sus hijos, que la inhabilitaci¨®n que en aquellos a?os recay¨® sobre su padre para el ejercicio de su profesi¨®n, inhabilitaci¨®n impuesta por el r¨¦gimen franquista como represalia por unos carteles que Giralt Miracle hab¨ªa realizado durante la Rep¨²blica.
Esas portadas me resultan la mar de familiares, tan familiares como las de El Coyote o las de las aventuras de Guillermo. Ahora que las veo colgadas en las paredes de Vin?on, bien iluminadas, confieso que no me resultan tan deprimentes como cuando las descubr¨ª, a la luz amarillenta de una diminuta bombilla, en el quiosco que el se?or Molina ten¨ªa en la plaza de la Bonanova, un atardecer de octubre de 1949, a la vuelta del colegio. Para el ni?o que yo era entonces, lo que m¨¢s me atra¨ªa, y a la vez rechazaba, de las cubiertas de M. Tlarig, eran esos rostros ensimismados, de una bestialidad unas veces dormida y otras rampante, unos rostros con ojos de besugo, cogotes de toro, orejas de murci¨¦lago y sonrisas de hiena, salidos de los armarios del expresionismo alem¨¢n. Viendo hoy el rostro que dibuj¨® Giralt Miracle en la cubierta de La cabeza de un hombre, parece como si Simenon hubiese por fin logrado su deseo de convertirse en un novelista ruso, como su admirado Gogol: el parecido de ese rostro con el del se?or Putin es sorprendente. Un Putin ligeramente dostoievskiano.
La exposici¨®n de esas 72 preciosas cubiertas de Giralt Miracle no precisaba de justificaci¨®n alguna; son de por s¨ª un acto de justicia a la vez que una gozada, pero los hijos han querido vincularla a tres fechas: el centenario del nacimiento de Simenon, el centenario del FAD, al que Giralt Miracle estuvo estrechamente ligado, y el ser ¨¦ste el A?o del Dise?o.
Como modesto simenoniano y lector ni?o que fui de esas novelas cuyas cubiertas (y algunos ejemplares) se exhiben hoy en Vin?on, agradezco la parte de homenaje al escritor belga que tiene esta exposici¨®n. Pero pienso que, partiendo de esas cubiertas, el homenaje pod¨ªa haber ido m¨¢s lejos. El homenaje a Simenon y a los catalanes que, como Giralt Miracle, nos acercaron a Simenon, primero en castellano -por imposici¨®n franquista- y luego en catal¨¢n.
Este homenaje deber¨ªa iniciarse con el escritor terrasense Ferran Canyameres, quien en 1942 firm¨® un contrato con Simenon por el que obten¨ªa la exclusiva de la edici¨®n de sus novelas en castellano y catal¨¢n. Son esas novelas las que Canyameres editar¨¢ primero en Aym¨¤ y luego, a partir de 1954, en su propia editorial, Albor. Tanto en Aym¨¤ como en Albor, el traductor al castellano de las novelas de Simenon es F. Ca?ameras (sic), pero, en realidad, tras ese nombre se ocultan algunos, bastantes trabajadores negros, entre ellos Frederic Pujul¨¤ i Vall¨¨s, Rafael Tasis i Marca, Just Cabot -el director de Mirador, el enamorado de Stendhal-, y, posteriormente, Manuel de Pedrolo y probablemente (tendr¨¦ que pregunt¨¢rselo) Josep Maria Espin¨¤s. Cuando el editor es Aym¨¤, las cubiertas son, como hemos visto, las de Giralt Miracle, pero al editarlas Canyameres, el ilustrador de las portadas pasa a ser Salvador Fari?as (cuyo Maigret se me antoja un lejano pariente del general Acedo Colunga), y, poco despu¨¦s, ya en la colecci¨®n Tar¨¢ntula (tambi¨¦n de Albor), el ilustrador de las cubiertas (de Simenon y otros autores, como William Irish o Frederic Dard) es, como en el caso de Giralt Miracle, otro gran artista catal¨¢n: el fot¨®grafo Francesc Catal¨¤ Roca (y al que hay que sumar los nombres de su padre, Pere Catal¨¤ Pic, y de su hermano, Pere Catal¨¤ Roca). Fotos muy simenonianas, con atm¨®sfera, como la de Maigret y el hombre del banco, un hombre que no es otro que Manuel de Pedrolo, negro total.
Del Simenon de la Albor de Canyameres (que muere en Barcelona en 1964) pasamos al Simenon de Luis de Caralt, con un Maigret-Gabin en la portada y traductores como mi querida Carmen Alcalde, que traduce Pietr el let¨®n (con el curioso t¨ªtulo de La muerte ronda a Maigret). Y de Caralt a Planeta-De Agostini , que recoge las traducciones de Caralt y el Maigret-Gabin, hasta llegar a La cua de palla, de Edicions 62, donde Pedrolo hace que el comisario Maigret hable, por fin, en catal¨¢n.
Hoy, Maigret y las dem¨¢s criaturas de Simenon hablan indistintamente en catal¨¢n y en castellano. El Avui selecciona una de sus novelas como una de las mejores de la serie negra y EL PA?S otra como la de uno de los mejores escritores del siglo XX. Pero en las paradas de libros viejos o de ocasi¨®n (y que no siempre son viejos ni de ocasi¨®n) del paseo de Gr¨¤cia, echo en falta una mayor presencia de las cubiertas de Giralt Miracle, las fotos de Catal¨¤ Roca, las traducciones de Canyameres y de sus negros. El Simenon de mi infancia y de mis a?os mozos.
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