Krasznahorkai, Bartis y Kovacsics acercan la literatura h¨²ngara
Dos hombres esperaban un tren regional ateridos de fr¨ªo en la estaci¨®n berlinesa de Wannsee. "A 374 pasos de aqu¨ª se suicid¨® Von Kleist", dijo el m¨¢s joven a su entonces desconocido acompa?ante. Era 1989. El premio Nobel Imre Kert¨¦sz clav¨® en ¨¦l su mirada. "?En qu¨¦ direcci¨®n?", le pregunt¨® sin prestar atenci¨®n a sus indicaciones. El escritor h¨²ngaro L¨¤szl¨° Krasznahorkai record¨® ayer el inicio de esta amistad en un encuentro que mantuvo en la Sociedad General de Autores y Editores con motivo de la celebraci¨®n de Liber, donde Hungr¨ªa es uno de los pa¨ªses invitados. Krasznahorkai, acompa?ado por el joven escritor Attila Bartis y el traductor de ambos Adan Kovacsics, se present¨® ante 40 personas, muchas de ellas deseosas de hablar h¨²ngaro. "Eleg¨ª la prosa como g¨¦nero porque va m¨¢s all¨¢ del yo. Venga de quien venga, no acepto la confesi¨®n si no es l¨ªrica", asegur¨® tajante este h¨²ngaro, quien considera que las obras de Pynchon no deben ser entendidas como confesiones.
Describir el mundo para llegar al yo es el prop¨®sito que se ha marcado y que reconoce como ambicioso. Quiz¨¢ por ello tiemble cada vez que escribe, "antes, durante y despu¨¦s", tal y como explic¨® ayer este autor perteneciente a una generaci¨®n posterior a Esterhazy. Su ¨²nica obra traducida al castellano es Melancol¨ªa de la resistencia, publicada por El Acantilado. La novela se sit¨²a en una peque?a ciudad y en ella habla acerca del "cinismo del poder con frases redondas cargadas de juegos de respiraci¨®n, hasta llegar a la liberaci¨®n", en palabras de su traductor, Kovacsics.
Intriga
El joven Attila Bartis autor de La calma (El Acantilado), considerado el mejor libro de 2001 en Hungr¨ªa, fue el otro invitado. Nacido en Transilvania, se traslad¨® a Budapest a los 16 a?os. Nunca pens¨® que esta ciudad entrar¨ªa en su ficci¨®n, y sin embargo su novela se sit¨²a en la capital h¨²ngara. La historia gira en torno a una intriga y dos personajes, un joven escritor y su madre, una actriz que goz¨® de fama. "No puedo imaginar una literatura que no sea confesi¨®n, pero una confesi¨®n nunca debe ser demasiado larga ni repetirse dos veces", polemiz¨® Bartis, quien nada m¨¢s concluir su novela realiz¨® la adaptaci¨®n al teatro. La calma est¨¢ siendo representada en el Teatro Nacional de Budapest y ya existen planes de llevarla a la gran pantalla.
Bartis s¨ª es considerado como heredero de la literatura h¨²ngara de los 60, seg¨²n el traductor. A diferencia de Krasznahorkai, Bartis "s¨ª habla del padre, de los traumas, del papel de la memoria, de la figura del escritor, de la liberaci¨®n de hablar de uno mismo". Hoy, estos dos escritores participar¨¢n en un encuentro con autores eslovacos, estonios y letonios en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid a las ocho de la tarde.
Babelia
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