El Zaragoza coge aire

El Villarreal sali¨® como un ob¨²s, pero se fue diluyendo como un azucarillo tal y como pasaban los minutos. Quiz¨¢ crey¨® demasiado pronto que hab¨ªa hecho todos los deberes. Quiz¨¢ crey¨® que el gol de V¨ªctor, quien enganch¨® en el minuto 4 un golpe franco a lo Beckham, era suficiente para derrotar a un Zaragoza que lleg¨® a El Madrigal con un aire deprimido que tard¨® un rato en evaporarse. El caso es que el grupo de Paco Flores inyect¨® una dosis de humildad al Villarreal de Benito Floro y, de paso, cogi¨® un poco de aire despu¨¦s de un inicio de curso nefasto que hab¨ªa puesto a su t¨¦cnico en el disparadero.

Hasta que el equipo de Flores se espabil¨®, all¨¢ por el minuto 15, el Villarreal lo zarande¨® con un juego alegre y fluido, a menudo al primer o el segundo toque. Parec¨ªa que la noche iba a ser placentera para el conjunto de Floro, cuyos jugadores se recrearon durante un cuarto de hora. Jos¨¦ Mari estuvo a punto de marcar en un remate digno de un acr¨®bata. Riquelme aparec¨ªa para meter pases entre l¨ªneas, ofreci¨¦ndose continuamente a sus compa?eros. Todo apuntaba a que el Zaragoza iba a pasar un suplicio y a que Flores ten¨ªa los minutos contados en el banquillo aragon¨¦s.

Pero, de repente, el choque dio un vuelco. El Zaragoza rescat¨® su mejor f¨²tbol y el Villarreal se dej¨® llevar de forma incomprensible, sobre todo para la grada. De la mano de Cani, un futbolista con una cintura prodigiosa, de ¨¦sos que regatean con un amago de cadera, el grupo de Flores encontr¨® aire. Encerr¨® al equipo local en su campo y se encomend¨® al ligero y desequilibrante Cani. ?ste fabric¨® el empate con un centro al ¨¢rea que toc¨® de cabeza Galletti para que Villa batiera a Reina.

Al Villarreal le toc¨® empezar de nuevo. Y ya no fue tan f¨¢cil. Riquelme desapareci¨® del mapa, bastante m¨¢s vigilado que en el arranque. El media punta argentino fren¨® en varias ocasiones el ¨ªmpetu y la velocidad que sus compa?eros imprim¨ªan al juego. Eso provoc¨® que la gente incluso abucheara al ex jugador del Barcelona.

En el orden y la disciplina bas¨® el Zaragoza su plan. Y tambi¨¦n en la estrecha vigilancia a los atacantes locales, que encontraron mucho menos espacio. A la m¨ªnima, V¨ªctor o Jos¨¦ Mari se llevaban una tarascada. Pero el Zaragoza no se limit¨® s¨®lo a protegerse. Cada contragolpe suyo llevaba veneno. As¨ª, Villa se plant¨® solo ante Reina, pero su tiro se top¨® con el portero; Cani amenazaba cada dos por tres con sus eslalons, y Villa, de nuevo, puso al meta local en aprietos con un remate de cabeza que acarici¨® un poste.

En los ¨²ltimos minutos la entrada al campo de Guayre y Anderson aport¨® frescura y mordiente al juego ofensivo del Villarreal, que busc¨® con m¨¢s ah¨ªnco la victoria. En vano.