?Qui¨¦n teme a Andaluc¨ªa?

Qui¨¦n teme a Andaluc¨ªa?". ?sta es la pregunta que en voz alta lanz¨® el pasado 20 de septiembre Manuel Chaves cuando fue elegido por quinta vez consecutiva candidato a la presidencia de la Junta para las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas. No era una cuesti¨®n dirigida al aire, sino al Partido Popular, el principal partido de la oposici¨®n, una formaci¨®n que mantiene una ambigua y confusa posici¨®n acerca de la reforma del estatuto de autonom¨ªa, un texto que en octubre de 2001 cumpli¨® 20 a?os y que toda la izquierda andaluza -PSOE, Izquierda Unida, Partido Andalucista y Partido Socialista de Andaluc¨ªa- aboga por reformar.

La propuesta de modificaci¨®n del estatuto andaluz la puso sobre la mesa Manuel Chaves en el debate de la comunidad celebrado en junio de hace dos a?os, cuando a¨²n no exist¨ªa una directriz de la nueva direcci¨®n federal del PSOE sobre el Estado auton¨®mico, como la que se aprob¨® en el mes de agosto en Santillana del Mar; las posiciones soberanistas del lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe eran algo m¨¢s que suposiciones, y la propuesta reformista del presidente del PSC y candidato a la Generalitat de Catalu?a, Pasqual Maragall, a¨²n no estaba definida.

La propuesta de modificaci¨®n del estatuto andaluz la puso sobre la mesa Manuel Chaves en el debate de la comunidad hace dos a?os

Desde el principio, los conservadores andaluces no se han tomado en serio la iniciativa de modificaci¨®n estatutaria, que consideran "un truco" y "un cuento"

Cuando expuso la necesidad de reformar el estatuto en 2001, Chaves lo hizo sin mirar ni al este ni al oeste ni al norte, y no para reclamar nuevas competencias auton¨®micas, sino para impulsar lo que ahora denomina "un nuevo cambio" pol¨ªtico, social y econ¨®mico en Andaluc¨ªa y que entonces bautiz¨® con el nombre de la "segunda modernizaci¨®n". Hay que recordar que lo hizo en un momento muy delicado para su Gobierno, que entonces estaba envuelto en un conflicto interno, a causa, b¨¢sicamente, de los tirones territoriales por la pretendida fusi¨®n de las cajas de ahorro de la comunidad, por lo que su propuesta de reforma estatutaria son¨® como un salvador toque de campana.

Chaves adem¨¢s plante¨® la reforma con enormes cautelas y como fruto de un amplio debate en todos los aspectos. Porque no hay que olvidar que Chaves, que es adem¨¢s presidente federal del PSOE, no bebe de las fuentes nacionalistas y conoce a la perfecci¨®n que los andaluces no tienen conflicto con su identidad (el 61,9% se siente tan andaluz como espa?ol, seg¨²n la ¨²ltima oleada de la Encuesta General de Opini¨®n P¨²blica de Andaluc¨ªa).

Una de las quejas que con mayor asiduidad dirige el presidente andaluz al Gobierno que pilota Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar es la "involuci¨®n" auton¨®mica que, a su juicio, propicia el Partido Popular. "Andaluc¨ªa es tambi¨¦n Estado", ha repetido en numerosas ocasiones el socialista. ?sa es otra de las razones en las que se basa su iniciativa de reforma en la que propone, adem¨¢s de una conferencia de presidentes auton¨®micos -idea que ya defendi¨® reci¨¦n aterrizado en Sevilla en 1990-, nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n de la comunidad en la conformaci¨®n de la voluntad estatal ante la Uni¨®n Europea, especialmente en materias sobre las que Andaluc¨ªa tiene competencias plenas.

Adem¨¢s de la relaci¨®n con Europa, el presidente andaluz ha apuntado otros siete bloques sujetos a revisi¨®n en el estatuto, que se refieren a la inmigraci¨®n, las nuevas tecnolog¨ªas, las mujeres, la hacienda de la comunidad, con el objetivo de aumentar la autonom¨ªa financiera, la ordenaci¨®n del territorio y Gibraltar -Andaluc¨ªa es la ¨²nica comunidad que tiene tres fronteras (con el Magreb, Portugal y el Reino Unido)-, adem¨¢s de otro cap¨ªtulo considerado como reformas t¨¦cnicas y que los juristas califican de "cosm¨¦ticas", como la inclusi¨®n en la norma andaluza de los organismos creados a lo largo del proceso auton¨®mico (como el Defensor del Pueblo, la C¨¢mara de Cuentas).

El Gobierno andaluz tiene previsto presentar a finales de noviembre un documento de bases con el desarrollo de estos apartados, un texto en el que trabajan juristas y pol¨ªticos, pero del que nada ha trascendido. Chaves quiere llevarlo para su debate al Parlamento de Andaluc¨ªa, a la par que el trabajo desarrollado por un grupo de expertos en diversas materias sobre la denominada segunda modernizaci¨®n. Tras esta ostentosa definici¨®n se esconde un exhaustivo an¨¢lisis sobre los cuellos de botella que estrangulan el crecimiento de Andaluc¨ªa, y en el que se propone acometer cambios estructurales urgentes (en el plazo de una legislatura), como la reforma de la Administraci¨®n aut¨®noma con la creaci¨®n de agencias p¨²blicas prestadoras de servicios; actuaciones en el ¨¢rea de educaci¨®n, tanto para dotarla de medios tecnol¨®gicos como en la formaci¨®n intensiva de los profesores para propiciar el biling¨¹ismo; aplicaci¨®n de nuevas f¨®rmulas de cooperaci¨®n territorial que afectan desde las comarcas hasta las ¨¢reas metropolitanas y en la que se arrincona a las diputaciones provinciales, o la creaci¨®n de una especie de lonja tecnol¨®gica andaluza con visi¨®n comercial.

Poco serio

"?Y para eso necesita usted reformar el estatuto?". ?sa es la pregunta que la mayor¨ªa de las veces le espeta la presidenta regional del Partido Popular, Te¨®fila Mart¨ªnez, en las tres ocasiones en las que han debatido sobre el asunto en la C¨¢mara aut¨®noma. Desde el principio, los conservadores andaluces no se han tomado en serio la iniciativa de modificaci¨®n estatutaria defendida por Manuel Chaves por cuanto la consideran una "rimbombante operaci¨®n de propaganda", "un truco", "un cuento" y "un juego de ilusionismo". El descreimiento con el que acogi¨® el PP la propuesta dio paso luego a una negativa en toda regla a afrontar la reforma, por cuanto el PP considera que el estatuto actual a¨²n no est¨¢ desarrollado. Y de esa fase se ha pasado ahora a otra en la que no se cierra del todo la puerta al debate. PP y PSOE no ignoran que para que la reforma salga adelante es necesario que la apruebe el Parlamento andaluz por mayor¨ªa de tres quintos (60% de los diputados), las Cortes deben avalarla por mayor¨ªa absoluta, y los andaluces, finalmente, deben ratificarla en refer¨¦ndum, en una consulta en la que hay que sopesar el riesgo de una baja participaci¨®n.

El PP tambi¨¦n sabe por propia experiencia que quedarse con la bandera del no a la reforma entra?a en Andaluc¨ªa un peligro pol¨ªtico de incalculables consecuencias. El PP, que no ha ganado ninguna de las seis convocatorias electorales auton¨®micas, es el heredero directo de la derecha andaluza que se opuso a que Andaluc¨ªa accediera al inicio de los a?os ochenta a su autogobierno por la misma v¨ªa que la prevista en el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n para las llamadas comunidades hist¨®ricas (el Pa¨ªs Vasco, Catalu?a y Galicia), y hay algunos dirigentes que advierten de que no pueden caer de nuevo "en el error" de quedarse al margen de un nuevo tir¨®n auton¨®mico. Quiz¨¢ es por eso por lo que el nuevo l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, no mostrase en su primera visita a Andaluc¨ªa como secretario general un rechazo frontal al debate abierto por Manuel Chaves -que secunda abiertamente toda la izquierda de la comunidad-, aunque opt¨® por ningunearlo: "?Conocen a alguien que tenga entre sus preocupaciones vitales la reforma del estatuto?", dijo. El argumento de la escasa demanda social es el mismo, por cierto, que su antecesor, el sevillano Javier Arenas, emple¨® al referirse a la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a.