Estatus
No hay nada en el dec¨¢logo de criterios para el uso del valenciano en la Administraci¨®n de la Generalitat, aprobado el mi¨¦rcoles en Ares del Maestrat, que no estuviese ya recogido, en teor¨ªa, en el marco legislativo e, incluso, que se no hubiese puesto negro sobre blanco en otros documentos del Consell. Digo "en teor¨ªa" porque ah¨ª reside la clave de la maniobra: en plasmar de manera concreta, hasta el extremo de precisar que "las unidades administrativas que atienden directamente a los ciudadanos iniciar¨¢n en valenciano la comunicaci¨®n", lo que hasta ahora eran declaraciones de principios tan c¨®modas de exhibir como f¨¢ciles de ignorar en la pr¨¢ctica cotidiana. Distinguen los socioling¨¹istas dos vertientes en la planificaci¨®n de una lengua: el corpus planning y el status planning, seg¨²n se refieran a la normativa y las capacidades t¨¦cnicas o al uso social del idioma. Este ¨²ltimo, que es el que ata?e al caso, deriva en dos tipos: el estatus expl¨ªcito (o de derecho), relativo a los textos legislativos y al relieve oficial de la lengua, y el estatus impl¨ªcito (o de hecho), que configuran las actitudes y los comportamientos de los actores sociales. Con ese dec¨¢logo o con cualquier otro, parece evidente que el gobierno de Francisco Camps, a trav¨¦s del consejero de Cultura, Esteban Gonz¨¢lez Pons, quiso dar un paso del estatus expl¨ªcito al impl¨ªcito, de las reglas legales a las acciones reales, lo que siempre es de agradecer. Las contradicciones que una apuesta de este tipo suscita en el PP han sido apuntadas por la oposici¨®n y se han mostrado en carne viva de inmediato en unas tropas de la derecha a las que resulta muy ajena cualquier preocupaci¨®n sincera por la pervivencia del valenciano y su equiparaci¨®n al castellano. Rechazar el comprom¨ªs per la llengua, rehuir la aplicaci¨®n del requisito ling¨¹¨ªstico o rebajar a "recomendaciones" lo aprobado son s¨ªntomas de que la iniciativa corre serio peligro de acabar convertida en papel mojado. Que no ocurra depende tambi¨¦n de que los que aspiramos a la normalidad civil, seamos de izquierdas o de derechas, alentemos al Consell a mantener el pulso. Para que no se disuelva todo en la esterilidad de una gesticulaci¨®n trascendentalizada.
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