'Catalan cuisine'
No falla: todos los a?os, a finales de verano, El Americano viaja por unos d¨ªas desde San Francisco, la ciudad donde vive desde hace m¨¢s de 10 a?os, a Vilafranca del Pened¨¨s, la ciudad donde naci¨®. Un a?o m¨¢s, Daniel Olivella (alias El Americano) no quiso perderse la Diada de Sant F¨¨lix y se sinti¨® muy orgulloso del tres de deu que contribuy¨® a levantar con los Castellers de Vilafranca. "Este a?o el m¨¦dico me lo hab¨ªa prohibido, ya que tengo problemas de columna por culpa de un accidente de moto, pero cuando llegu¨¦ y vi el ambiente de los castellers, no me pude resistir y me met¨ª de lleno en la pinya", dice con una mirada desbordante de ilusi¨®n. "Vali¨® la pena: un tres de deu es algo hist¨®rico, algo grande". Olivella particip¨® s¨®lo un d¨ªa, pero seg¨²n dice ha cargado las bater¨ªas para todo el a?o. Ahora ya est¨¢ en San Francisco, donde regenta el restaurante B-44, especializado en cocina catalana. "El restaurante va muy bien", comenta. "Tanto, que me acaban de encargar algo que me hace mucha ilusi¨®n: un libro de Catalan cuisine. Lo publicar¨¢ la editorial Ten Speed Press, de Berkeley, que tiene en su cat¨¢logo a Charlie Trotter".
El 'arr¨°s negre' que sirve Olivella en el B-44 fue seleccionado como uno de los 20 mejores platos servidos en restaurantes de EE UU
El restaurante de Trotter en Chicago es una referencia en Estados Unidos. Como lo es el B-44 de San Francisco, uno de cuyos platos, el arr¨°s negre, fue seleccionado por el peri¨®dico USA Today como uno de los 20 mejores servidos en restaurantes de Estados Unidos. "Los norteamericanos tienen fama de comer mal, y no siempre es as¨ª", comenta Olivella. "Es cierto que all¨ª hay mucho fast food, pero tambi¨¦n lo es que hay muchos gastr¨®nomos, sobre todo en las ciudades -por ejemplo, en Nueva York, Chicago y San Francisco. Hay un amplio sector de la poblaci¨®n al que le gusta comer y beber bien. Por otra parte, puedes elegir entre muchos estilos de comida, ya que hay restaurantes de todo tipo. La cocina catalana tiene ¨²ltimamente mucho predicamento, y la prueba es el libro que me han encargado. Desde el de Colman Andrews [Cocina catalana: el ¨²ltimo gran secreto culinario de Europa], hace ya bastantes a?os, no se hab¨ªa publicado ninguno".
Olivella, que escribir¨¢ el libro junto con el periodista James Mellgren, piensa realizar un libro en el que, adem¨¢s de aportar unas 200 recetas, se expliquen las tradiciones gastron¨®micas de Catalu?a, desde la Fira del gall hasta el ritual de los cal?ots. "A los norteamericanos les gustan mucho estas tradiciones, ya que no las tienen en su pa¨ªs", explica. "Hace tan s¨®lo unos a?os, a los espa?oles nos miraban mal en Estados Unidos, nos consideraban cocineros de segunda fila, pero por suerte esto ha cambiado. La portada de Ferran Adri¨¤ el pasado agosto en el The New York Times ha significado el giro definitivo. Seguro que ¨¦l se ha beneficiado, pero yo tambi¨¦n. Lo he notado en mi restaurante, que tiene m¨¢s ¨¦xito que nunca. Los latinos est¨¢n en alza, y ser cocinero catal¨¢n se valora mucho ahora en Estados Unidos".
Olivella lleva 11 a?os en San Francisco, siempre de cocinero, y 23 en Estados Unidos. Cuando lleg¨® a Chicago pensaba dedicarse a la m¨²sica de jazz, pero ahora ya s¨®lo toca el saxo para su esposa y su hija. Para pagarse los estudios de m¨²sica empez¨® a trabajar en restaurantes y, por una pirueta del destino, ha acabado triunfando como chef. Los cr¨ªticos gastron¨®micos de San Francisco le encumbraron como uno de los grandes y sigue triunfando. Uno de los asiduos de su restaurante es Pau Gasol, que no pierde ocasi¨®n de visitar el B-44 cuando los Memphis Grizzlies juegan cerca de San Francisco. Dentro de unos d¨ªas est¨¢ previsto que vaya al restaurante el ciclista Lance Armstrong, quiz¨¢ porque echa de menos su casa de Girona.
En la carta del B-44, abierto en 1999 en el centro de San Francisco, Olivella tiene 10 tipos distintos de arroz (desde el negro hasta la paella), conejo, suquet de rape, boquerones con peras y queso idiaz¨¢bal... "Despu¨¦s del 11 de septiembre fue muy duro, ya que la gente ten¨ªa miedo y no sal¨ªa de casa", comenta. "Ahora, por suerte, es distinto. El restaurante, de 160 plazas, suele llenarse. Eso s¨ª, tenemos que adaptarnos a las prisas de los norteamericanos. Nada de dos platos y postres; lo normal, sobre todo al mediod¨ªa, es s¨®lo un plato y de prisa. En este sentido, creo que tenemos el r¨¦cord de hacer una paella en s¨®lo 12 minutos".
A pesar de que todo parece sonre¨ªrle, a Olivella no se le sube el ¨¦xito a la cabeza. A sus 42 a?os, sigue yendo a trabajar en bicicleta y se preocupa de hacer ejercicio y de que la barriga no delate su profesi¨®n. "En el fondo", sonr¨ªe, "siempre ser¨¦ un viejo hippy que se meti¨® en esto para salir del paso. Las cosas me han ido bien, pero pienso que lo importante es trabajar en equipo y que haya buen rollo alrededor. En mi restaurante sigue habiendo monitores de televisi¨®n con im¨¢genes de Barcelona y de los castellers, y creo que a la gente le gusta y siente ganas de conocer m¨¢s a fondo la cultura catalana. Ahora, adem¨¢s, har¨¦ un libro sobre Catalan cuisine. Me ilusiona. Pienso que vale la pena lo que hago".
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