Historia de una incoherencia
Cuando Germ¨¤ Bel escrib¨ªa hace unos d¨ªas en estas p¨¢ginas (EL PA?S, 17 de septiembre) -ocultando su condici¨®n de diputado socialista, como si se avergonzara de ello- sobre el trasvase del Ebro, se me ocurri¨® pensar c¨®mo es posible que desde el nacionalismo espa?ol m¨¢s rancio se puede acusar a CiU de centralismo interior en la pol¨ªtica catalana?
El art¨ªculo mencionado es casi un insulto en s¨ª mismo, un insulto comparable a las palabras de Jes¨²s Caldera menospreciando hasta el l¨ªmite el m¨¢s de un mill¨®n de sufragios que recibe CiU en las elecciones legislativas espa?olas.
Cuando parece que la memoria nos juega malas pasadas -o se trata, tal vez, de amnesia selectiva- es necesario recordar de qu¨¦ manera ha evolucionado este asunto desde que Josep Borrell se convirti¨® en ilustre ministro del Gobierno socialista. Borrell elabor¨® una propuesta de Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) que supon¨ªa un trasvase del doble del caudal del actual. El PSOE defendi¨® con u?as y dientes esta propuesta que representaba una expresi¨®n genuina de su modelo centralista de cohesi¨®n territorial espa?ola.
Durante el verano de 2000, al cual hace referencia el diputado Bel en su art¨ªculo, se firm¨® un acuerdo entre CiU, el PSC-CpC y el PP en el Parlament de Catalunya que dejaba muy claro que era necesaria una aportaci¨®n externa de agua para garantizar los niveles necesarios de calidad y cantidad de agua en la cuencas internas de Catalu?a. Hasta aqu¨ª, todos de acuerdo. Cabe mencionar que el 15 de noviembre del mismo a?o, ERC e ICV presentaron una moci¨®n contra el proyecto del PHN en cuya votaci¨®n el PSC se abstuvo.
Pero fue en febrero de 2001 cuando Pasqual Maragall vio en las protestas populares contra el trasvase una oportunidad de situarse en una posici¨®n muy c¨®moda de desgaste hacia la actitud seria, coherente y sin fisuras del Gobierno catal¨¢n. Fue entonces cuando se adhiri¨® a las manifestaciones que se celebraron en Barcelona y en otros puntos de Catalu?a.
Cuando lleg¨® la hora de la verdad, cuando exist¨ªa una posibilidad real de disminuir los efectos negativos del PHN en su debate en el Congreso de los Diputados, el PSOE se opuso frontalmente a su realizaci¨®n, sin aportar ni una sola enmienda que mejorara su aplicaci¨®n. Por su parte, CiU, que opt¨® -ante la mayor¨ªa absoluta y absolutista del PP- por la negociaci¨®n y la defensa de los intereses de las comarcas del Ebro catalanas, consigui¨® algunos de sus objetivos: la reducci¨®n del caudal trasvasable, la aprobaci¨®n del Plan Integral de Protecci¨®n Ambiental del Delta y el compromiso del Gobierno espa?ol con obras hist¨®ricas que estaban pendientes como el canal Xerta-S¨¨nia o el de L'Aldea-Camarles. En el terreno de la inversi¨®n, la previsi¨®n inicial del PHN de 185.000 millones de pesetas se increment¨® en 400.000 millones m¨¢s gracias a la acci¨®n pol¨ªtica de CiU, para estimular el desarrollo de las comarcas del Ebro. Una acci¨®n pol¨ªtica comprometida con las alternativas al trasvase, la cultura del ahorro del agua y el aprovechamiento de las cuencas internas de Catalu?a y de todos los r¨ªos mediterr¨¢neos de Espa?a.
La mayor¨ªa absoluta del PP nunca tuvo en cuenta la b¨²squeda del consenso en un asunto que pod¨ªa afectar tan gravemente a un amplio sector de la poblaci¨®n. Pero s¨®lo CiU, desde el primer momento, apost¨® por el di¨¢logo desde el compromiso con los ciudadanos de Catalu?a, porque entendimos que ten¨ªamos la responsabilidad de minimizar al m¨¢ximo los riesgos negativos del PHN. La apuesta de CiU pasaba por compatibilizar el desarrollo del pa¨ªs con una nueva cultura del agua.
Los graves problemas de deficiencia de agua que padece Catalu?a y en especial el ¨¢rea metropolitana de Barcelona no impidieron al PSC actuar con total impunidad en el uso y abuso de la demagogia contra el Gobierno de CiU. M¨¢s demagogia a¨²n cuando se dio la rid¨ªcula situaci¨®n de la abstenci¨®n del PSOE en el Parlamento Europeo en la votaci¨®n contra el PHN porque Jos¨¦ Bono, Manuel Chaves, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra y los socialistas valencianos y murcianos son, por supuesto, favorables al PHN. Esta abstenci¨®n, recordemos, desencaden¨® una crisis interna entre las gentes del PSC de las comarcas del Ebro, que se sintieron enga?adas por su l¨ªder, Maragall.
Ahora, el Gobierno de CiU ha sido valiente y ha exigido a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que paralice todos los procesos iniciados hasta que no se garantice el caudal m¨ªnimo para la preservaci¨®n del delta y hasta que el Gobierno espa?ol se pronuncie sobre la propuesta de trasvase del R¨®dano que lleva propugnando CiU desde el inicio de esta problem¨¢tica.
CiU ha actuado con responsabilidad, con respeto y, sobre todo, con aut¨¦ntica preocupaci¨®n por el desarrollo del delta del Ebro y sus gentes. Porque la pol¨ªtica del espejismo socialista es f¨¢cil y tiene resultados inmediatos, pero sus resultados son nefastos para todas las personas que han cre¨ªdo que su propuesta de oposici¨®n frontal aportar¨ªa alguna soluci¨®n a un asunto del que todos, todos, debemos sentirnos responsables: el futuro de Catalu?a en su globalidad, entendida como un pa¨ªs donde el equilibrio territorial sea real y tangible y no s¨®lo un juego de esca?os en el Parlament.
Pere Macias i Arau es secretario general adjunto de CiU
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