Aprendiendo del enemigo
Aseguraba Unamuno que, a diferencia de la mayor¨ªa de los lectores cuando subrayan, ¨¦l s¨®lo marcaba en los libros las afirmaciones con las que no estaba de acuerdo: son las ¨²nicas que le estimulaban a pensar, porque las opiniones que coincid¨ªan con las suyas ya se las sab¨ªa. Desde luego los adversarios inteligentes son la coca¨ªna del esp¨ªritu desprejuiciado (que nada tiene que ver con ser poco juicioso o incapaz de juzgar). Disfrutar con lo que nos desmiente -mientras tenga ingenio y resulte capaz de argumentar contundentemente- confirma nuestra siempre incierta madurez: porque en tanto somos tiernos aprendices s¨®lo podemos permitirnos estudiar a los profetas y maestros que menos trastornan la exaltaci¨®n de nuestra fe. De modo que como tributo a la mayor¨ªa de edad del lector pol¨ªticamente correcto debe tomarse el n¨²mero (excelente) que la ind¨®cil revista Archipi¨¦lago dedica a lo que llama La inquietante lucidez del pensamiento reaccionario. Ah¨ª se recoge y analiza la voz de quienes con mayor br¨ªo y m¨¢s peligroso acierto llevaron la contraria al pensamiento ilustrado, regeneracionista, democr¨¢tico, igualitario y pol¨ªticamente liberal que ha caracterizado el optimismo progresista mayoritario desde hace doscientos a?os. El progreso ilustrado deb¨ªa llevar a la felicidad social: como este ideal en el mejor de los casos claudica y en el peor se aleja, los que advirtieron contra ¨¦l merecen volver a ser escuchados...
En realidad, los llamados reaccionarios se?alan en muchas ocasiones las grietas por las que comenzar¨¢ a cuartearse el radiante futuro prometido: en ello se distingue al verdadero reaccionario del simple retr¨®grado, pues mientras que este ¨²ltimo sencillamente es incapaz de comprender las novedades hist¨®ricas, el otro las entiende con frecuencia mejor que sus mism¨ªsimos promotores... Dentro de la amplia categor¨ªa de "reaccionarios", por supuesto, no s¨®lo caben espec¨ªmenes poco simp¨¢ticos de trituradores del pr¨®jimo como Joseph de Maistre, C¨¦line o Carl Schmitt sino tambi¨¦n populistas perspicazmente antiplut¨®cratas como Chesterton (al que Santiago Alba consagra un estupendo art¨ªculo) o partidarios de un humanismo complejo y "vitaminado" como Nietzsche. El n¨²mero de Archipi¨¦lago los repasa a todos ellos, sin olvidar a oponentes teol¨®gicos del progreso como Donoso Cort¨¦s o disidentes metaf¨ªsicamente existenciales como Cioran, pero tampoco a los radicales antipol¨ªticos de la novela negra americana (Hammett, James M. Cain, Jim Thompson, etc¨¦tera) ni el uso hagiogr¨¢fico que hizo Leni Riefenstahl del documental al servicio del nazismo, contrarrestado por la desmitificadora lectura de Chaplin en El gran dictador seg¨²n argumenta sugestivamente Ana Useros Mart¨ªn.
Sin embargo, desde el punto de vista te¨®rico, el art¨ªculo que suscita un debate m¨¢s interesante es a mi juicio el de Yann Moulier Boutang, titulado: ?Hay un uso de izquierda del pensamiento reaccionario?. Los autores reaccionarios cl¨¢sicos, digamos que tradicionales -es decir, los que hemos mencionado hasta ahora-, pertenecen a lo que generalmente se ha venido llamando el pensamiento "de derechas". Pero en Francia un discutid¨ªsimo panfleto reciente firmado por Daniel Linderberg y dirigido contra "los nuevos reaccionarios" denuncia como tales a una serie de intelectuales encuadrados m¨¢s bien en la izquierda e incluso en la extrema izquierda. Algunos de ellos son conscientemente "antiprogresistas", se?alando con raz¨®n las deficiencias de un concepto de "progreso" o "modernidad" que coincide punto por punto con la disoluci¨®n de las trabas que se oponen en cualquier parte del mundo a la extensi¨®n irrestricta del mercado capitalista, casi nunca tan "libre" como pretende ser. ?Que se enfrentan en ocasiones, como les reprocha Linderberg, a la democracia realmente vigente? Moulier Boutang los defiende elocuentemente se?alando que nadie tiene el monopolio de la democracia y que quiz¨¢ hoy "defender la democracia signifique salir de la democracia incompleta". Puede ser y sin embargo...
Demos la vuelta a la pregunta que da t¨ªtulo al art¨ªculo citado: "?hay un uso reaccionario del pensamiento de izquierda?". Es decir: ?funciona en ocasiones el r¨®tulo izquierdista como coartada de actitudes y movimientos pol¨ªticos que se oponen no al progreso entendido como ampliaci¨®n actualizada del capitalismo sino al cualquier sentido emancipador de la ambigua voz "progreso"? Desde la experiencia de lo ocurrido en el Pa¨ªs Vasco, por ejemplo, algunos responder¨ªamos sin dudar afirmativamente. El pesimismo me impide descartar como imposible que f¨®rmulas pol¨ªticas podridas hasta la m¨¦dula como la IU de Madrazo tengan futuro en Euskadi: pero nada podr¨¢ obligarme a que califique tal deriva como "progreso" o "alternativa de progreso". Otro caso: recientemente apareci¨® en las p¨¢ginas de este peri¨®dico un manifiesto a favor de Fidel Castro, firmado por numerosos intelectuales (entre los que figuraban tres o cuatro de los colaboradores del n¨²mero de Archipi¨¦lago). El texto de la proclama defend¨ªa entre otras cosas la dictadura y la pena de muerte por buenos motivos, tras un pringoso serm¨®n sobre el papel de los intelectuales comprometidos que demostraba por s¨ª s¨®lo que lo inquietante de ciertos reaccionarios no es precisamente la lucidez. ?No habr¨¢ llegado la hora de dedicar tambi¨¦n una reflexi¨®n detenida a esta forma de reacci¨®n?
La inquietante lucidez del pensamiento reaccionario, revista Archipi¨¦lago, n¨²mero 56. www.archipielago-ed.com.
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