Del 'savoir faire' al 'faire savoir'
Intenso viaje a Bruselas, el escenario del savoir faire, del matiz y del consensus building, como lo llama el comisario estrella, Antonio Vittorino. Europa es un lugar donde las cosas, hasta las m¨¢s nimias, pueden hacerse relativamente bien y con rigor, lo cual resulta tan normal que no merece especial resonancia; al contrario, la discreci¨®n es -lo ha sido hasta ahora- garant¨ªa de esa normalidad europea.
?Es la normalidad un aburrimiento? ?Es un aburrimiento Europa? ?nicamente los que no entienden nada desprecian que 15 -pronto 25- pa¨ªses muy distintos puedan ponerse de acuerdo. Por ejemplo, en una Constituci¨®n, unos principios b¨¢sicos de respeto mutuo y colaboraci¨®n. ?Claro que hay tensiones! ?C¨®mo no va a haberlas? Pero se negocian hasta lo inveros¨ªmil. Con paciencia y apertura mental. Europa es eso: un m¨¦todo para llegar a acuerdos. Europa hoy, como dice Eneko Land¨¢buru, es "un laboratorio de respuesta a la globalizaci¨®n unilateral", sea ¨¦sta pol¨ªtica o econ¨®mica. Se dice pronto, pero hay ah¨ª mucho esfuerzo oculto por que prevalezca el realismo y la idea de que todos tienen su lugar bajo el sol. Nada m¨¢s lejos de utop¨ªas imperiales, tr¨¢galas dictatoriales o espect¨¢culos populistas.
Europa, por tanto, es un peligro para los que promueven la cultura de la confrontaci¨®n y la exhibici¨®n. Es decir, la cultura de la prepotencia, el autoritarismo, el orgullo, la susceptibilidad, la paranoia, el unilateralismo o la fuerza bruta a lo Terminator. La cultura del no nos mover¨¢n y todos a pasar por el aro. La cultura del gran altavoz del espect¨¢culo de la violencia y del ap¨¢rtate t¨² que me pongo yo. Europa es, pues, no me canso de decirlo, una rara avis. Una rara avis, tambi¨¦n, en el necesario complemento del savoir faire: el faire savoir.
Es dif¨ªcil explicar, hacer saber, la construcci¨®n, paso a paso, de ese entramado social de la cultura de la colaboraci¨®n que es Europa. Por el contrario, es mucho m¨¢s sencillo faire savoir el conflicto, la confrontaci¨®n, el desastre. Que eso es lo que sucede cuando falla el savoir faire, la sabidur¨ªa, la inteligencia, el realismo. Europa tiene mucho m¨¢s de savoir faire que de faire savoir; justo lo contrario que esa cultura de la prepotencia a la manera de Washington que hoy domina el mundo. Hasta el presidente Romano Prodi reconoce que la cultura medi¨¢tica -el faire savoir- estadounidense gana hoy en Europa. Y ah¨ª, enquistados, est¨¢n el gran problema y la gran batalla: que los europeos se reconozcan a s¨ª mismos y no se transformen -tambi¨¦n lo dice Prodi- en "m¨¢s norteamericanos que los norteamericanos". Es el dilema entre la vieja Europa y la nueva Europa. Entre el m¨¦todo del savoir faire y el del faire savoir. Entre la colaboraci¨®n callada, paciente y respetuosa y el enfrentamiento ut¨®pico del imperio contra el resto del mundo.
De esto se habla en Bruselas. Y te ense?an el plat¨® con una preciosa estatua de Marco Aurelio que se ha montado Silvio Berlusconi, a quien siempre acompa?an un maquillador y un escen¨®grafo, en la sede del Consejo. Pero Europa est¨¢ de vuelta de vanidades, de radicalismos y de faroles de p¨®quer. Sabe que las cosas de Irak no est¨¢n peor que las de Afganist¨¢n o las de Oriente Pr¨®ximo: conoce bien las debilidades de los m¨¢s poderosos y de los que m¨¢s gritan. Europa ha constatado que, poco a poco, las opiniones p¨²blicas europeas -m¨¢s de 300 millones de personas- han otorgado su apoyo al paciente m¨¦todo del savoir faire. Y Europa sabe que cualquier problema puede resolverse si se acepta la idea del respeto a las diferencias y a las razones. Ahora imaginan un presidente de Europa que sea "un facilitador [esta es la expresi¨®n] de la capacidad de decisi¨®n de los jefes de Estado". Un mirlo blanco. Se trata de que Europa siga siendo una garant¨ªa de democracia: la supervivencia del m¨¦todo.
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