"Vemos el mundo como nos ense?an a verlo los pintores"
Hay muchas voces en Me llamo Rojo (Alfaguara), la nueva novela del escritor turco Orhan Pamuk (Estambul, 1952). El primero en tomar la palabra es un muerto y, adem¨¢s de los personajes sobre los que giran las distintas historias, hablan un perro, una aceituna, un ¨¢rbol, una cig¨¹e?a y el propio color rojo, entre otros. Dice Rojo que para ¨¦l "el refinamiento no se manifiesta a trav¨¦s de la debilidad o la falta de fuerza, sino a trav¨¦s de la decisi¨®n y la voluntad". Habla tambi¨¦n de su felicidad y de la que transmite a quienes lo utilizan. Est¨¢ el rojo de la sangre y el de la pasi¨®n, el de la guerra y el de los labios. Pero Pamuk explica que no hay ninguna simbolog¨ªa detr¨¢s del t¨ªtulo. "S¨®lo quise transmitir el sabor que tiene la novela, su atm¨®sfera".
"No me interesan los que escriben desde lo alto de un minarete y lo saben todo"
El refinamiento del imperio turco, ah¨ª en el siglo XVI, justo cuando se inicia su decadencia, sirve de tel¨®n de fondo de numerosas historias que, igual que las voces, se entrecruzan en el libro. ?Por qu¨¦ tantas perspectivas y esa construcci¨®n hecha de fragmentos? Pamuk, en conversaci¨®n telef¨®nica desde Estambul, contesta: "La perspectiva es uno de los temas del libro, pues se habla de los descubrimientos que en esta materia hicieron los pintores venecianos de aquel tiempo. As¨ª que la construcci¨®n es deliberada. Quer¨ªa contar las cosas desde puntos de vista muy distintos, incluso desde puntos de vista un tanto extravagantes. La novela trata de problemas muy serios -la identidad, el sentido del arte, nuestra manera de ver el mundo, los conflictos de conciencia-, as¨ª que quer¨ªa que estuviera narrada de una manera entretenida, ligera, divertida. No me interesan aquellos que escriben desde el punto m¨¢s alto de un minarete y lo saben todo. Prefiero que sean los personajes los que vayan descubriendo lo que pasa, aunque sus versiones terminen por ser incluso contradictorias".
El islam proh¨ªbe la representaci¨®n de la figura humana, pero el sult¨¢n que ha visto los retratos que pintan los artistas venecianos encarga a los maestros de su corte que lo inmortalicen en un libro secreto. ?sa es una de las historias del libro. Luego hay asesinatos, muerte y dolor, y tambi¨¦n una historia de amor, dif¨ªcil, llena de escollos. "Es un libro sobre la pintura isl¨¢mica", dice Pamuk, "y tambi¨¦n un di¨¢logo con los grandes cl¨¢sicos del islam". Luego a?ade: "Hablar a trav¨¦s de distintas voces me ha permitido saltarme la ortodoxia de la novela hist¨®rica, tan obsesionada por la precisi¨®n del dato, de los detalles. Es un texto en cierto sentido experimental, posmoderno, una especie de juguete".
Pregunta. ?Qu¨¦ ocurre en el imperio otomano mientras en Venecia se rompe con el pasado y el hombre empieza a ser el centro del universo?
Respuesta. Las cosas iban entonces muy despacio. Seguramente, cuando llegaron las noticias de que se hab¨ªa producido un cambio tan importante, ya era demasiado tarde para asimilarlo. Es una ¨¦poca en que el imperio otomano empieza poco a poco a perder su poder en los campos de batalla, en las guerras. Pero tambi¨¦n pierde en el terreno del arte. Cuando los artistas venecianos viajan hacia el norte de Europa, all¨ª encuentran un terreno abonado para que sus nuevas propuestas sean adoptadas e imitadas. Los que llegan a Estambul s¨®lo encuentran desprecio. Utilizaban unos caminos que chocaban demasiado abiertamente con nuestras tradiciones. Al no participar en la transformaci¨®n que se produce con el Renacimiento es como si el mundo oriental se hubiera quedado detenido durante trescientos a?os.
P. ?Por qu¨¦ esa cerraz¨®n frente a los cambios?
R. Bueno, de un lado est¨¢ la prohibici¨®n del islam de pintar la figura humana. Sin embargo, en el mundo de los miniaturistas, que hac¨ªan ilustraciones para una serie de sofisticados libros que formaban parte del ¨¢mbito privado de los sultanes, las transgresiones pod¨ªan ser m¨¢s frecuentes. Aun as¨ª, los cambios siempre son m¨¢s f¨¢ciles de adoptar en el mundo de la t¨¦cnica. No ocurre lo mismo en el arte, donde el peso ideol¨®gico es mayor, y est¨¢ en juego la identidad de la propia cultura, de la civilizaci¨®n a la que se pertenece, del individuo.
P. En su novela, los maestros temen perder el misterio de su arte si se acercan a las maneras venecianas. Hoy hay muchos que piensan que ese misterio se ha perdido por el reinado del mercado y el dinero.
R. ?se es un viejo conflicto que se arrastra desde la edad moderna. Quienes denuncian que las cosas van peor porque llegan a un p¨²blico m¨¢s amplio, porque se comercializan, normalmente est¨¢n buscando producir un gran efecto utilizando f¨®rmulas grandilocuentes. No conocemos el valor de lo que se hace ahora. Lo sabr¨¢n las generaciones venideras. S¨®lo hoy somos conscientes de la importancia de Kafka, y en su ¨¦poca fue ignorado. Quiz¨¢ en el futuro el escritor que m¨¢s interese sea Stephen King... Qui¨¦n sabe.
P. La ceguera es uno de los temas que rodean la novela.
R. Bueno, hay un dato real: todos los pintores de miniaturas terminaban ciegos. Luego est¨¢ ese otro tipo de ceguera, que resulta de ignorar una tradici¨®n que no se conoce. El arte de la pintura es la topograf¨ªa de nuestras mentes. Vemos el mundo como nos ense?an a verlo los pintores. Cuando asisto a alguna celebraci¨®n ritual en Estambul, soy muy consciente de este fen¨®meno: reconozco all¨ª lo que ya hab¨ªa visto en las obras de los pintores. Son ellos los que te permiten reconocer las cosas del mundo.
P. ?Y el islam de nuestros d¨ªas? ?Y Turqu¨ªa?
R. Es Bush y su pol¨ªtica quienes imponen la manera de ver el islam como algo maligno, propio de terroristas. Lo que persigue es el petr¨®leo y encontrar una posici¨®n dominante en Oriente Pr¨®ximo, porque como un conjunto de creencias, o una civilizaci¨®n, el islam no es muy diferente que el cristianismo. Hay algo muy an¨®malo, cierto, en su tratamiento de la mujer. En ese aspecto, no se ha adaptado al mundo contempor¨¢neo. En cuanto a Turqu¨ªa, ahora obedece a Estados Unidos y manda 10.000 soldados a Irak. Es una posici¨®n indigna, que s¨®lo se hace para obtener dinero. Igual causa m¨¢s problemas de los que quiere solucionar y se ven obligados a dar marcha atr¨¢s.
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