Rossi contin¨²a con su fiesta
El italiano conquista el mundial de MotoGP, el quinto de su carrera, y se plantea nuevos retos
Quiso correr un rally automov¨ªl¨ªstico y lo hizo el a?o pasado en Inglaterra. Se retir¨® pocos metros despu¨¦s de arrancar. "?M¨¢quina del diablo!", exclam¨® al abandonar el veh¨ªculo sin perder la sonrisa. En vista de ello, decidi¨® que su pr¨®ximo reto ser¨ªa pilotar un f¨®rmula 1. A¨²n es m¨¢s: asegura sentirse capaz de ser campe¨®n del mundo con un volante en las manos, emulando al brit¨¢nico John Surtees, que abandon¨® las motos en 1960, tras conquistar cuatro t¨ªtulos en 500cc, y cuatro a?os despu¨¦s fue campe¨®n del mundo de F-1 a los mandos de un ferrari, el ¨²nico corredor que ha sido campe¨®n del mundo conduciendo uno y otro veh¨ªculo. Hasta que ese momento llegue, si llega, Valentino Rossi (Urbino, Italia, 1979) se dedica en sus ratos libres a ganar carreras.
Ayer, en Malaisia, conquist¨® su triunfo n¨²mero 57, el 31? en la m¨¢xima categor¨ªa. S¨®lo tres corredores le superan en la historia sumando los triunfos en todas las cilindradas: el tambi¨¦n italiano Giacomo Agostini (122), ?ngel Nieto (90) y el brit¨¢nico Mike Hailwood (76). Logr¨® as¨ª el quinto mundial de su carrera (uno en 125cc, otro en 250cc, otro en 500cc y dos en MotoGP). Pero estos datos a Rossi le dan exactamente lo mismo. As¨ª volvi¨® a asegurarlo ayer tras conseguir otra victoria incontestable, demoledora para todos sus rivales.
El ritual se repiti¨® como en todas las carreras. Antes de darse la salida, Rossi se puso de pie sobre la moto, se acomod¨® el mono, se toc¨® el trasero y se fij¨® el casco. Sal¨ªa el primero, pero en la arrancada fue superado por Sete Gibernau y Carlos Checa. Rebas¨® enseguida a ¨¦ste y aguant¨® en el segundo puesto hasta que lleg¨® la octava vuelta. Ah¨ª dijo basta.
Durante los ocho primeros giros permiti¨® Rossi que Gibernau se mantuviera en el primer puesto. Hab¨ªa amenazado el espa?ol con escaparse en la salida, pero a Rossi le bast¨® batir dos veces el r¨¦cord del circuito para colocarse a su vera. De repente, desde el muro, avisaron al italiano de que por detr¨¢s llegaba a toda velocidad su compatriota Max Biaggi, poco dispuesto a ser un convidado de piedra.
Para qu¨¦ m¨¢s. En cuanto Rossi ley¨® el cartel¨®n, super¨® a Gibernau como quien tose y se fue con viento fresco. A partir de ah¨ª lo ¨²nico que qued¨® por dilucidar fue el segundo puesto. Gibernau aguant¨® con entereza las andanadas de Biaggi y asegur¨® la segunda plaza, am¨¦n de consolidarse en ese puesto en la general.
Fue cruzar la l¨ªnea de meta y Rossi se fue hacia el muro, donde se fue abrazando uno a uno a todos los miembros del equipo Honda. Fue un gesto significativo por parte del italiano, estando como est¨¢ su futuro en el aire. Oficialmente, nada ha trascendido, pero el campe¨®n est¨¢ a un paso de cambiar de equipo e irse a Yamaha. La raz¨®n se mide en euros. Sesenta millones le ofrece su actual equipo, 30 menos que Yamaha.
Mientras hace p¨²blica su decisi¨®n, Rossi sigue con su diversi¨®n particular. Ayer, para celebrar el t¨ªtulo, la pandilla que habitualmente le acompa?a esper¨® su llegada en una zona del circuito. Diez tipos disfrazados de presidiarios le dieron una enorme llave con la que supuestamente Rossi les liber¨®. Y comenz¨® la juerga. Mejor dicho, sigui¨®. La hab¨ªa empezado la noche anterior a la carrera, en la que se fue a cenar con su grupo de gente. Como si con ¨¦l no fuera la cosa. Como si no se estuviera jugando el t¨ªtulo. Como si ya fuera campe¨®n del mundo. Visto lo visto, ya lo era.
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