La juventud de la sierra
Una visita al raso del Hornillo, en Cercedilla, donde miles de madrile?os pasaron los veranos de su infancia
En agosto de 1907, el general brit¨¢nico Robert Baden-Powell, que hab¨ªa desafiado a la muerte en media docena de conflictos coloniales, incluida la defensa de Mafeking contra los b¨®ers, pas¨® una semana con 24 chavales de entre 11 y 14 a?os en la isla de Brownsea, frente al balneario de Poole, ense?¨¢ndoles a sobrevivir en territorio enemigo. La experiencia, digna de un programa de telerrealidad, tuvo un ¨¦xito contagioso y los bosques del mundo civilizado empezaron a llenarse de enanitos ataviados como polic¨ªas surafricanos: los scouts.
Muy pronto, en 1912, se constituy¨® la Asociaci¨®n de Exploradores de Espa?a, con sede campal en el raso del Hornillo. Durante m¨¢s de 20 veranos, un c¨ªrculo de blancas tiendas de campa?a orl¨® esta gran pradera situada a 1.340 metros en la ladera oriental de la Pe?ota, donde los scouts izaban bandera, cantaban himnos, encend¨ªan fogatas, sofocaban incendios...
Al subir por esta ancha pista de tierra se contempla la Maliciosa y el Valle de los Ca¨ªdos
En fin, todo lo que un grupo de adolescentes del mismo sexo pod¨ªa hacer para sobrevivir en territorio enemigo -un campo minado de testosterona- sin ensuciar el noble invento del abuelito Robert, a la saz¨®n retirado en Kenia.
Quiz¨¢ porque no era un invento nacional, el movimiento scout fue disuelto tras la Guerra Civil, pero su veta marcial -uniformes, c¨¢nticos, ense?as...- fue explotada hasta el agotamiento por el Frente de Juventudes y la OJE, y en el raso del Hornillo continuaron las acampadas hasta que los nuevos vientos de la democracia redujeron los barracones a sestiles, los obeliscos a rodrigones y la inscripci¨®n lapidaria ("Se sirve al caminar", se lee en un monolito) al sinsentido de lo que puede interpretarse como una teor¨ªa maltusiana, como una oferta de empleo o como el aviso de un autoservicio.
Lo que no ha cambiado es el camino de los Campamentos, un paseo que nos permite subir desde la estaci¨®n de Cercedilla hasta el raso del Hornillo, gozar de las vistas y adentrarnos en uno de los m¨¢s bellos pinares del valle de la Fuenfr¨ªa. Y es ¨¦ste un paseo bien sencillo y descansado para todos, desde el abuelo nost¨¢lgico de aquellas acampadas hasta el mocito que no quiere, ni es razonable que sus padres le exijan, marchar como un legionario.
Partimos de la estaci¨®n de Cercedilla (1.180 metros) avanzando por el and¨¦n principal -direcci¨®n Segovia- hasta la boca del t¨²nel, para tomar aqu¨ª a la derecha por una senda que trepa en cortos zigzags, entre pl¨¢tanos y acacias, hasta desembocar en el camino de los Campamentos. Desde la Maliciosa hasta el Valle de los Ca¨ªdos: tal es el inmenso panorama que se nos ofrece mientras subimos por esta ancha pista de tierra, cuando, casi sin darnos cuenta, nos plantamos en el raso del Hornillo (45 minutos).
Aunque son muchas las ruinas que salpican la pradera, tampoco estorban la vista. Al norte, sobre las umbrosas pinadas del valle de la Fuenfr¨ªa, descuella Siete Picos; mientras que al sur se extiende una llanura sin l¨ªmites que, seg¨²n escrib¨ªa en 1934 el jefe nacional de los exploradores de Espa?a, "parece, bajo la aurora, Arcadia; bajo la paz de la tarde, Palestina, y a la noche, una inmensa bah¨ªa salpicada con las luces de posici¨®n de todos los trasatl¨¢nticos y los reflectores deslumbrantes de todas las escuadras del mundo". La descripci¨®n es dulzona, como todo lo scout, pero muy pl¨¢stica.
El camino, m¨¢s llano a partir de aqu¨ª, corre por un t¨²nel de pinos y frondosas (mostajos, chopos, fresnos...) hasta morir, un par de kil¨®metros despu¨¦s, en el hospital de la Fuenfr¨ªa. Frente al aparcamiento de visitantes nace una senda por la que bajamos en dos zancadas al centro de informaci¨®n Valle de la Fuenfr¨ªa (una hora y media). Y luego, en media hora m¨¢s, volvemos a la estaci¨®n por la calzada peatonal que bordea la carretera, cruz¨¢ndonos con excursiones de colegiales que suben bromeando con sus profesores, sin ceremonias ni uniformes, que es como Giner sal¨ªa al campo con sus alumnos en 1883, un cuarto de siglo antes del experimento de Baden-Powell.
En cualquier ¨¦poca y con ni?os
- D¨®nde. Cercedilla dista 57 kil¨®metros de Madrid yendo por la carretera de A Coru?a (A-6) y la antigua N-VI hasta Guadarrama, para desviarse a la salida de este pueblo a la derecha por la M-622. No obstante, la forma m¨¢s l¨®gica y ecol¨®gica de acceder a la estaci¨®n de Cercedilla, punto de partida de esta excursi¨®n, es en los trenes de la l¨ªnea C-8b de Cercan¨ªas-Renfe (tel¨¦fono 902 24 02 02).
- Cu¨¢ndo. Cualquier ¨¦poca es buena para efectuar esta ruta circular de seis kil¨®metros y dos horas de duraci¨®n, con un desnivel de s¨®lo 180 metros y una dificultad muy baja. Praderas, fuentes y pinares amenizan el paseo, muy recomendable para hacerlo con ni?os.
- Qui¨¦n. El personal del centro de informaci¨®n Valle de la Fuenfr¨ªa (carretera de las dehesas, kil¨®metro 2; tel¨¦fono: 91 852 22 13) ofrece gratuitamente mapas del valle y gu¨ªas con croquis de otras rutas que pueden realizarse como alternativa o complemento de este itinerario.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: mapa excursionista Sierra de Guadarrama, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; tel¨¦fono: 91 534 32 57); en su defecto, hoja 18-20 (Cercedilla) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o la equivalente (508) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
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