El zapato de los pobres
"Soldados derrotados de un ej¨¦rcito invencible" llam¨® el obispo Pere Casald¨¢liga a los te¨®logos y sacerdotes de la liberaci¨®n. Como los curas obreros en Europa, se tomaron en serio las pr¨¦dicas de Juan XXIII y los documentos del Concilio Vaticano II, pero fueron barridos de la historia eclesi¨¢stica con anatemas, procesos inquisitoriales o desprecios sin fin. Lo sorprendente es que el fundador del movimiento teol¨®gico posconciliar m¨¢s incisivo y pol¨¦mico, el sacerdote peruano Gustavo Guti¨¦rrez (Lima, 1928), haya salido vivo del vendaval. [Vivo en el doble sentido de la palabra vivo: otros -Ignacio Ellacur¨ªa, monse?or ?scar Arnulfo Romero- murieron por la causa y ning¨²n papa romano va a canonizarlos]. No s¨®lo vivo: la figura del peruano se agiganta cada a?o. El joven y risue?o cura de R¨ªmac, en los suburbios miserables de Lima, es hoy un intelectual reconocido y recibe premios insospechados: la Legi¨®n de Honor en Francia, el Pr¨ªncipe de Asturias en Espa?a, adem¨¢s de doctorados honoris causa en grandes universidades e, incluso, su entrada en la Academia peruana de la Lengua.
LA DENSIDAD DEL PRESENTE
Gustavo Guti¨¦rrez
S¨ªgueme. Salamanca, 2003
205 p¨¢ginas. 14,42 euros
A¨²n hoy el vino y las hostias para celebrar misas en gran parte de Latinoam¨¦rica se importan de Europa, por su acad¨¦mica -y tridentina- sustancia, como se importaban los misioneros adecuados en tiempos de Ignacio de Loyola. Una situaci¨®n est¨²pida, sin duda, de la que muy pocos prelados ser¨¢n capaces de caer en la cuenta. Y eso que en 1965, apenas clausurado en Roma el Vaticano II, un grupo de te¨®logos latinoamericanos se reuni¨® en el hotel Chulavista de Cuernavaca (M¨¦xico) para debatir sobre la necesidad de elaborar una teolog¨ªa propia para Am¨¦rica, sin que fuera mera divulgaci¨®n colonizadora de la europea. Por Espa?a asisti¨® como testigo y animador un profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, ya em¨¦rito. Era Casiano Florist¨¢n; tambi¨¦n est¨¢, ahora, en el punto de mira de la vaticana Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisici¨®n).
Pero, claro, Gustavo Guti¨¦rrez no habla en La densidad del presente de tontas trifulcas teol¨®gicas. Como en 1968, cuando dict¨® su famosa conferencia en Chimbote (Per¨²) con el t¨ªtulo Hacia una teolog¨ªa de la
liberaci¨®n, que cuatro a?os m¨¢s tarde dio origen al libro Teolog¨ªa de la liberaci¨®n.
Perspectivas, su asunto sigue siendo Dios, Jes¨²s, los Pobres y la Palabra. O la palabra, en min¨²scula. Es dif¨ªcil encontrar en la moderna literatura teol¨®gica un escribir tan hermoso y directo, tan escueto y po¨¦tico, como el de este dominico formado en las universidades de Lovaina y Ly¨®n, que asisti¨® al Vaticano II como periodista de fama y que ahora anima de forma imponente el Instituto Bartolom¨¦ de Las Casas, que ¨¦l mismo fund¨®.
La densidad del presente es un libro descarnado, pero sutil. Su prudencia resulta ingeniosa, en ocasiones. De una sagacidad e iron¨ªa muy francesas. Quien conozca los avatares de otros te¨®logos castigados caer¨¢ en la cuenta pronto de c¨®mo Gustavo Guti¨¦rrez fustiga y matiza, reprocha y disculpa, avanza y retrocede. Pero, a la postre, aunque vaya a salvarse, sin duda, de cualquier anatema, La densidad del presente es teolog¨ªa de la liberaci¨®n en estado puro: la condensaci¨®n de toda la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, desde la atalaya de 2003. Y m¨¢s: un trallazo severo a quienes han presumido de la muerte de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n -proclamando, incluso, el fin de la historia-, y contra los pont¨ªfices de la hegemon¨ªa neoliberal y globalizadora. O cosas as¨ª. Un texto necesario, en fin, para te¨®logos, eclesi¨¢sticos, pol¨ªticos y, tambi¨¦n, economistas.
No hay en este libro nada
que no merezca atenci¨®n -e, incluso, emoci¨®n-, pero subrayo el cap¨ªtulo tres -Lenguaje teol¨®gico, plenitud del silencio-, publicado en su primera versi¨®n en el Bolet¨ªn de la Academia de la Lengua peruana.
La teolog¨ªa es un lenguaje: un logos sobre theos. En manos de, por ejemplo, san Juan de la Cruz o santa Teresa de ?vila, el lenguaje teol¨®gico puede hacer presente a quien a veces sentimos ausente: "La soledad sonora", "la melod¨ªa silenciosa". Los griegos llamaban te¨®logos a los poetas que, como Homero, compusieron teogon¨ªas, explicaciones mitol¨®gicas de los or¨ªgenes de la humanidad. Hasta aqu¨ª, bien. Inmediatamente, Gustavo Guti¨¦rrez entra en su territorio: no puede tener el mismo lenguaje quien vive en la riqueza que quien sufre la pobreza.
Hacer sufrir a otro: no hay nada m¨¢s sucio que eso, dice. Ante la injusticia, lo secundario y superficial se evapora. Y surge el grito, aquel de C¨¦sar Vallejo: "Yo nac¨ª un d¨ªa / que Dios estuvo enfermo, /grave". Y el trallazo final, el reto del te¨®logo de la liberaci¨®n que alza la voz para decir: Aqu¨ª sigo, tal cual despu¨¦s de tantos a?os peligrosos. ?sta es la pregunta que no cesa: "?C¨®mo entender a un Dios amor en un mundo que lleva la impronta de la pobreza, del genocidio, de la violencia terrorista, del desprecio por los m¨¢s elementales derechos de la humanidad? As¨ª de simple y apremiante. Se trata, sin duda, de una pregunta que supera en anchura la capacidad de respuesta que tiene la teolog¨ªa". El cura Guti¨¦rrez, reci¨¦n ingresado en la Orden de los dominicos, viene de un continente en el que m¨¢s del 50% de sus habitantes vive en una situaci¨®n de creciente pobreza e, incluso, de pobreza extrema y violencia insoportable. Su pa¨ªs, Per¨², a¨²n est¨¢ peor.
?C¨®mo no tronar contra esa situaci¨®n? Por si acaso, el te¨®logo advierte para quienes le puedan tachar de comunista. Nunca le gust¨® aquel brutal totalitarismo ateol¨®gico. "Si doy comida a un pobre, ellos me llaman santo; si pregunto por qu¨¦ los pobres no tienen comida, me llaman comunista", ironizaba el llamado arzobispo de los
pobres, el brasile?o Helder C¨¢mara. No fue cosa de broma. Lo hab¨ªa advertido el gran Erasmo en la diatriba que dedic¨® en Elogio de la locura a los teologuchos que le persegu¨ªan, esos que consideran pecado menos grave matar a un millar de hombres que coser en domingo el zapato de un pobre. Erasmo: "Los ap¨®stoles necesitar¨ªan una nueva venida del Esp¨ªtiru Santo si tuvieran que disputar sobre estas materias con esa nueva especie de te¨®logos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Princesa Asturias Comunicaci¨®n y Humanidades
- Gustavo Guti¨¦rrez
- Cr¨ªtica literaria
- Humanidades
- Cr¨ªtica
- Premios Princesa de Asturias
- Premios comunicaci¨®n
- Ensayo
- Periodismo
- Literatura
- Libros
- Sistema educativo
- Educaci¨®n
- Medios comunicaci¨®n
- Cultura
- Comunicaci¨®n
- Premios
- Eventos
- Fundaciones
- Sociedad
- Fundaci¨®n Princesa de Asturias
- Babelia