La libertad: modo de empleo
Como dec¨ªa hace alg¨²n tiempo Javier Mar¨ªas, todo escritor que tiene la fortuna de acceder verdaderamente a un p¨²blico -y Fernando Savater siempre la ha tenido- acaba siendo, en mayor o menor medida, educado por ¨¦l. Esto supone el desaf¨ªo de tener que seguir siendo inteligente sin dejar de ser inteligible, de mantener la ambici¨®n intelectual al mismo tiempo que una proximidad no zafia, de practicar la claridad sin desembocar en el simplismo complaciente. La libertad bajo palabra que los lectores conceden a un escritor al convertirle en figura p¨²blica es tambi¨¦n, para el escritor, materia de deliberaci¨®n acerca del mejor modo de emplear esa suerte. Leyendo este libro, se comprende bastante bien el resultado de esa deliberaci¨®n por parte de su autor. Sostiene Savater en sus p¨¢ginas que es propio de los seres humanos -en cuanto capaces de decidir libremente- el luchar, y a veces vencer, contra todo aquello que se les presenta como destino, es decir, el minimizar la parte de nuestra vida que no hemos elegido (aquello a lo que pertenecemos) y maximizar la que s¨ª escogemos (aquello en lo que participamos voluntariamente); se declara, adem¨¢s, partidario de la doctrina de Vico seg¨²n la cual s¨®lo podemos llegar a conocer seriamente lo que nosotros mismos hemos hecho.Reuniendo estas dos afirmaciones, llegamos a sospechar que la verdad de la lucha contra el destino le ha llegado al autor de El valor de elegir por experiencia propia, a trav¨¦s de las elecciones con las cuales ¨¦l mismo ha ido forjando su personaje. Su temprana formaci¨®n literaria y filos¨®fica, y hasta se dir¨ªa que sus inclinaciones personales, le destinaban a discurrir por los vertiginosos caminos del inmoralismo tr¨¢gico (Epicuro, Spinoza, Nietzsche, Cioran, Bataille, Gide, Borges...
EL VALOR DE ELEGIR
Fernando Savater
Ariel. Barcelona, 2003
189 p¨¢ginas. 12 euros
), en los que est¨¢ bien curtido; pero una extra?a mezcla de pertenencias y participaciones -con clara ventaja de las segundas- ha determinado que, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, haya realizado una obra pr¨¢ctica indiscutible, primero por su protagonismo en lo que podr¨ªamos llamar la "transici¨®n intelectual" a la democracia en Espa?a, y despu¨¦s al frente de una de las iniciativas civiles m¨¢s importantes de las aparecidas en nuestro pa¨ªs despu¨¦s de la muerte de Franco; y esa obra ha terminado por hacer de ¨¦l, no solamente un moralista (lo que era en cierto modo previsible en quien ha ostentado una c¨¢tedra de ¨¦tica en lugar tan propicio para la materia como el Pa¨ªs Vasco) sino, bien a su pesar, una efectiva autoridad moral. Por este motivo, el valor de un libro sobre la libertad escrito por alguien que la ha ejercido y la ejerce con tanta afici¨®n rebasa el dominio de lo meramente libresco, porque forma parte de esa misma obra pr¨¢ctica.
No esperen de este libro, por
tanto, los lectores, una "teor¨ªa de la elecci¨®n" o una respuesta a la pregunta "?qu¨¦ es la libertad?". Para Savater, la libertad no es nada a menos que se emplee en acciones y proyectos de vida individuales y colectivos, no existe "en teor¨ªa" sino s¨®lo en la pr¨¢ctica y, como sucede con esa capacidad potencial de gasto que representa el dinero, se actualiza ¨²nicamente cuando se invierte en algo valioso, y entonces ya no se puede disponer "libremente" de ella: se trata de una extra?a, maravillosa y a menudo dif¨ªcil divinidad que s¨®lo se realiza cuando se pierde o, al menos, cuando se ofrenda a fines que la merecen. Aunque el asunto de por qu¨¦ somos libres es recibido en la primera parte del libro con alg¨²n detalle, sin duda su apuesta principal reside en la segunda, o sea en la cuesti¨®n de para qu¨¦ somos libres o de en qu¨¦ vale la pena empe?ar nuestro capital de albedr¨ªo (porque con el dinero se compran cosas, pero con la libertad, acciones). La verdad, la pol¨ªtica, el placer, la humanidad, la educaci¨®n c¨ªvica o la contingencia aparecen, entonces, a una nueva y estimulante luz: no en cuanto conceptos cuyas virtudes o defectos habr¨ªa que aquilatar en un ejercicio de l¨®gica superior, sino en cuanto elecciones de los seres humanos que les confieren valor y sentido. No importa tanto, por ejemplo, qu¨¦ es la verdad, como por qu¨¦ se elige y qu¨¦ consecuencias y circunstancias confieren a esa opci¨®n su fundamento. Dicho m¨¢s claramente: los mortales no podemos saber realmente qu¨¦ son la pol¨ªtica, la humanidad o la contingencia de un modo puramente especulativo, sino s¨®lo en la medida en que optamos por ellas. Y esto explica en buena medida la propia elecci¨®n de Savater como escritor: quien juzgue que sus ¨²ltimos libros han perdido parte de la "carga problem¨¢tica" que ten¨ªan los primeros no debe olvidar que, sin duda, ha elegido conscientemente ser pr¨®ximo y -para desesperaci¨®n de sus enemigos pol¨ªticos (o m¨¢s bien prepol¨ªticos)- claramente inteligible, pero ello no sucede porque se haya dejado "educar" (en el sentido peyorativo) por su p¨²blico sino precisamente por todo lo contrario: porque ha decidido intentar educarle. Y ¨¦ste es tambi¨¦n un caso de elecci¨®n ejemplar.

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