El misterio de la tercera bomba
La radiaci¨®n del plancton de Palomares reaviva los rumores de la existencia en el mar de un tercer artefacto at¨®mico
Los ni?os que acuden al Colegio P¨²blico de Palomares no saben explicar lo que sucedi¨® en esta pedan¨ªa de Cuevas de Almanzora un 17 de enero de 1966. "Aqu¨ª en el pueblo es un tema tab¨² y los ni?os no lo han o¨ªdo comentar en casa", apunta la directora, Loli Escobar. Los escolares comentan lo ocurrido con los aviones norteamericanos hace m¨¢s de 30 a?os "sin memoria hist¨®rica, como si no fuera con ellos, sino algo de sus abuelos", detalla Escobar. S¨®lo los adultos de edad madura y los entrados en la senectud, testigos indirectos o directos del accidente, dan su parecer sobre el descubrimiento de cient¨ªficos de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que han encontrado entre cinco y 20 veces superior la radioactividad emitida por el plancton de la costa. La directora del colegio lo comenta sin tapujos: "El bulo popular dice que de la sima en la que cay¨® una de las bombas jam¨¢s fue rescatada ninguna, que se rescataron dos pero queda una tercera. Aqu¨ª en el pueblo queremos creer que cayeron dos y que se recogieron dos", explica la maestra.
Quien lo vivi¨® en vivo y en directo fue Francisco Grima Jerez, vecino de 65 a?os que contaba 23 primaveras aquel enero del 66. "Cayeron tres bombas, eso es seguro. Yo estuve jugando con las dos que cayeron en tierra. Dicen que la del mar se la llevaron, que la recuper¨® un submarino franc¨¦s. Pero nosotros no podemos demostrar eso", conjetura Grima. El vecino cuevano asegura que el susto vino despu¨¦s del accidente, cuando supieron que eran bombas at¨®micas lo que cay¨® del cielo. "Porque la mayor parte del pueblo estuvimos jugando con ellas. Y ha habido varios casos de c¨¢ncer. Muri¨® un chaval de leucemia que viv¨ªa cerca de donde cay¨® una. Y m¨¢s tarde dos cu?ados que estuvieron conmigo junto a ellas, los dos de c¨¢ncer en el cerebro. Claro, que fuese por las bombas est¨¢ por demostrar...", apunta. Aquel 17 de enero Francisco se dirig¨ªa con su Montesa, alrededor de las diez de la ma?ana, a por un saco de pienso para los cochinos que ten¨ªa en su corral. "Era siempre igual, una rutina. A casi en punto de las diez aparec¨ªa un avi¨®n y luego el otro, para recargar combustible. Ya se han dado el pico, dec¨ªamos nosotros de broma. Pero esa ma?ana los cuatro aviones que aparecieron empezaron a echar humo por los reactores. Uno de ellos se perdi¨® r¨¢pidamente hacia la sierra y los otros tres acabaron en llamas", describe el testigo.
7Tras lo ocurrido, cuestiones como el ba?o que el ministro de Informaci¨®n y Turismo, Manuel Fraga, se dio en Palomares -hay quienes sostienen que se ba?¨® a varios kil¨®metros de distancia, muy cerca de Moj¨¢car- o los trozos de avi¨®n recogidos por vecinos a modo de recuerdo, forman ya parte de la leyenda. "Todos los trozos de avi¨®n los recuperaron los norteamericanos, hasta el m¨¢s insignificante. Eso de que la gente empez¨® a llevarse chapa de avi¨®n no es cierto. Y lo de que Fraga jam¨¢s se ba?¨® en Palomares no es verdad. Se ba?¨® y yo fui testigo de ello. Estaba yo con otro se?or que ya ha muerto y los americanos nos echaron de all¨ª porque est¨¢bamos dentro del per¨ªmetro acotado por ellos. Y ten¨ªamos a Fraga delante", sentencia Grima. Ni Francisco ni su familia han querido nunca acogerse a los seguimientos m¨¦dicos que la poblaci¨®n que vivi¨® la tragedia y sus descendientes tienen derecho desde entonces.
A ra¨ªz de los estudios sanitarios oficiales efectuados desde 1977, el Consejo de Seguridad Nuclear asegur¨® en 1985 que el porcentaje de defunciones en Palomares por c¨¢ncer y leucemia era, conjuntamente, el 13,45%, "valor comparable al 15,53% de la media nacional de defunciones por c¨¢ncer". En el a?o 1994, el Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gica (CIEMAT), dependiente del Ministerio de Industria, efectu¨® an¨¢lisis m¨¦dicos a unas 60 personas del ¨¢rea afectada. Anualmente unas 150 personas son llamadas a Madrid para esas revisiones. Hasta ahora en 55 casos se han detectado restos claros de Plutonio 239 y 240 en la orina. En un peque?o porcentaje de casos se han visto indicios de existencia de elementos radiactivos. Con los informes en la mano, Palomares "siempre" se ha encontrado dentro de los baremos normales en muertes por c¨¢ncer.
"Yo no voy a echar tierra contra mi propio tejado. Existe un plan parcial y tengo varios terrenos. Se pueden decir muchas cosas pero como comprender¨¢n, hay que demostrarlas. Para todo los dem¨¢s, ten¨¦is un amigo", dice otro vecino que reh¨²sa hacer declaraciones.
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