Jack Elam, un malo del cine de mirada l¨¢nguida
Jack Elam, cuyos ojos insinuantes y saltones, y precisas dotes de interpretaci¨®n lo transformaron de contable en uno de los malos m¨¢s conocidos del cine, falleci¨® el lunes en su casa de Ashland, Oreg¨®n. Seg¨²n algunas fuentes, ten¨ªa 86 a?os, pero para su amigo Al Hassan en realidad ten¨ªa 84 a?os, ya que hab¨ªa mentido sobre su edad cuando era joven para conseguir trabajo. En una entrevista publicada en 1993 dijo: "Simplemente ponga que soy viejo".
Actu¨® en unos cien largometrajes y 200 episodios televisivos. Con uno de sus primeros papeles importantes, en El correo del infierno (1951), ciment¨® su reputaci¨®n de hombre malo disparando a un beb¨¦ para hacerlo "bailar" y matando a todos los personajes de la pel¨ªcula excepto Tyron Power y Susan Hayward. Una rese?a publicada en The New York Times mencionaba a "un esbirro maniaco, interpretado con gran efecto desagradable por Jack Elam". Buenos como Frank Sinatra o Henry Fonda le dispararon en westerns cl¨¢sicos. Entre sus pel¨ªculas se incluyen Solo ante el peligro y Duelo de titanes.
Interpret¨® papeles principales en cinco series de televisi¨®n, como The Dakotas y Struck by Lightning, y apareci¨® como actor invitado en otras muchas, entre ellas m¨¢s de veinte cap¨ªtulos de Gunsmoke. Sus ojos transmit¨ªan maldad debido a que un pinchazo accidental con un l¨¢piz en el ojo izquierdo en una reuni¨®n de scouts lo hab¨ªa dejado ciego de ese lado. Un ojo se entornaba y el otro permanec¨ªa abierto; cada uno miraba hacia un lado. Todo parec¨ªa mal¨¦volo. "No lo controlo en absoluto", dijo Elam a The Bee cuando lo elogiaron por lo que parec¨ªa un asombroso control del ojo. M¨¢s adelante, en su carrera tuvo oportunidad de mostrar su ingenio natural y su vena c¨®mica en papeles protagonistas de comedias como Tambi¨¦n un sheriff necesita ayuda (1969) y The cockeyed cowboys of Calico County, en 1970.
Varias referencias afirman que Elam naci¨® el 13 de noviembre de 1916 en Miami, Arizona, una diminuta comunidad minera situada a 150 kil¨®metros de Phoenix. Su madre muri¨® poco despu¨¦s de que ¨¦l naciera y lo acogieron varias familias que le obligaban a ganarse al menos parte del sustento. En una entrevista concedida a The Toronto Star en 1986 recordaba haber recogido algod¨®n a los seis a?os. A los nueve fue devuelto a su padre, que viv¨ªa en California. El padre se estaba quedando ciego y ten¨ªa dificultades para realizar su trabajo de contable para la Administraci¨®n del Estado. Hac¨ªa que su hijo le rellenara los impresos por la noche. El accidente, a los 12 a?os, priv¨® tambi¨¦n al ni?o de la vista. Los cursos de contabilidad en la escuela universitaria y la formaci¨®n de su padre le ayudaron a conseguir trabajo como tenedor de libros en el Bank of America de Los ?ngeles. Despu¨¦s se convirti¨® en contable de la Standard Oil Company.
Tras dos a?os en la Armada durante la II Guerra Mundial, se convirti¨® en contable independiente para Samuel Godwyn Studios y General Services Studios. Despu¨¦s, un m¨¦dico le dijo que perder¨ªa la vista de manera permanente si segu¨ªa fij¨¢ndola en los libros de contabilidad. Entonces hizo un trato con un productor que necesitaba dinero para tres westerns y acept¨® contratar a Elam de malo en las tres pel¨ªculas a cambio de su apoyo econ¨®mico. Uno de los papeles era el de hombre duro en The Sundowners (1950), protagonizada por Robert Preston. Su ¨²ltima aparici¨®n en la pantalla fue en Bonanza: Under Fire (1995).
En la vida real, Elam era conocido por su naturaleza sociable en los plat¨®s de cine y por su ¨¦tica de trabajo. Pero su credibilidad en los papeles de malo que interpretaba ten¨ªa un precio. Coment¨® a The Daily Oklahoman que "muchas se?oras se me han acercado y me han dado con el bolso por algo que me hab¨ªan visto hacer en el cine".-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.