El concilio se arrug¨® ante el Papa

El Concilio Vaticano II (Roma, 1962-1965) se atrevi¨® con muchas reformas (jubilaci¨®n de los obispos, vestimenta del clero, supresi¨®n del lat¨ªn en las ceremonias, el celebrante de la misa de cara a los fieles, etc.), pero no con el retiro del Pont¨ªfice de Roma. Pero s¨ª debati¨® la cuesti¨®n. El te¨®logo Hans K¨¹ng, perito oficial del concilio por decisi¨®n del papa Juan XXIII, desvela en sus memorias que fue el cardenal belga Leon Joseph Suenens quien finalmente retir¨® la propuesta del pleno conciliar que acord¨® la jubilaci¨®n de los obispos a los 75 a?os. Suenens sospechaba, seg¨²n cont¨® a K¨¹ng, que si se insist¨ªa en incluir al papa en aquella medida, el sector conservador se rebelar¨ªa incluso contra el retiro del resto del episcopado.

Hans K¨¹ng naci¨® en Sursee (Suiza) hace 75 a?os y es profesor em¨¦rito de la Universidad alemana de Tubinga, desde donde ha hecho unas declaraciones a EL PA?S con motivo de la aparici¨®n en Espa?a del primer tomo de sus memorias, publicadas por la editorial Trotta con el t¨ªtulo de Libertad conquistada. Uno de los apartados del cap¨ªtulo VIII se titula: "?L¨ªmite de edad para el papa?".

"Debe discutirse"

Algunos analistas sostienen que el Papa, enfermo y anciano, vive una "situaci¨®n martirial" que suscita admiraci¨®n o ternura entre los cat¨®licos, como si todos fueran sus nietos. Enfrente, se alzan quienes ven como un abuso y maltrato a la intimidad de un anciano el someter al pont¨ªfice a una actividad insoportable. "Si se tratara de mi padre, yo no consentir¨ªa que apareciera as¨ª en televisi¨®n", sostiene el obispo Rafael Sanus, em¨¦rito del Arzobispado de Valencia.

La opini¨®n de Hans K¨¹ng es tambi¨¦n radical: "Este papa decr¨¦pito que no renuncia a su poder (con el apoyo de sus consejeros polacos y alemanes, y de su corte), si bien podr¨ªa y deber¨ªa hacerlo, es para muchos cat¨®licos y no cat¨®licos el s¨ªmbolo de una iglesia anquilosada y envejecida tras su brillante fachada. Los cat¨®licos que dan gritos de j¨²bilo no son totalmente representativos del pueblo de la Iglesia cat¨®lica".

K¨¹ng dice que el cardenal Suenens, cuando propuso en el Vaticano II la jubilaci¨®n de los obispos a los 75 a?os, excluy¨® al Papa "no por razones objetivas, sino oportunistas". K¨¹ng pregunt¨® a solas al cardenal -en el Colegio Belga de Roma, el 23 de octubre de 1963- por qu¨¦ hab¨ªa consentido esa exclusi¨®n y si acaso "apegarse a la 'Santa Sede' es m¨¢s santo que apegarse a cualquiera otra sede". "Escuch¨¦ una respuesta que te deja sin armas: sin la excepci¨®n del papa, no se habr¨ªa logrado una mayor¨ªa a favor de fijar un l¨ªmite de edad".

Aunque el sector reformista era muy mayoritario en el Vaticano II -como se demostr¨® en la sorprendente votaci¨®n sobre la libertad religiosa-, muchas reformas se quedaron en el tintero por no provocar irritaciones excesivas. El te¨®logo Yves Congar, otro de los peritos conciliares m¨¢s influyentes, lo escribi¨® en su diario antes de terminar el concilio: "La insignificante minor¨ªa va a conseguir sus objetivos, al menos en parte. Finalmente se va a ceder a sus llantos, como los padres ceden ante los hijos levantiscos para tener paz".

Suenens era entonces el cardenal primado de B¨¦lgica y, seg¨²n Hans K¨¹ng, "el mejor orador y estratega del concilio Vaticano II", apoyado por lo que el te¨®logo suizo-alem¨¢n llama ahora la "squadra belga" de la Universidad de Lovaina, entre los que se encontraba el famoso te¨®logo y experto literato Charles Moeller.

K¨¹ng lamenta ahora que el Vaticano II no decidiese tambi¨¦n sobre la jubilaci¨®n del papa. "Ni Suenens ni yo imagin¨¢bamos entonces que un d¨ªa iba a ostentar un pontificado de ya 25 a?os un papa que considera que ¨¦l (y nadie m¨¢s), a¨²n gravemente enfermo e impedido, tiene que llevar a la Iglesia al tercer milenio". "Naturalmente, bajo un nuevo pont¨ªfice debe discutirse la cuesti¨®n de la edad de jubilaci¨®n, incluso ser¨ªa bueno que ya en el pr¨®ximo c¨®nclave se prestara atenci¨®n a este asunto. Aferrarse al santo trono en cualquier circunstancia no es mejor que aferrarse a otros cargos", a?ade.

Tambi¨¦n opina K¨¹ng sobre el sistema de elecci¨®n del papa. "Es un producto del absolutismo medieval romano. Es el propio papa quien nombra a los cardenales que elegir¨¢n a su vez al pr¨®ximo papa. Es tan extraordinariamente dif¨ªcil una renovaci¨®n de la iglesia... Se ha exigido una y otra vez que la elecci¨®n del papa recaiga en un s¨ªnodo de obispos elegido por todas las conferencias episcopales".