Una v¨ªctima de Putin
El presidente ruso ha ordenado la detenci¨®n de Mija¨ªl Jodorkovski, un empresario que a los 40 a?os ha conseguido por medios opacos convertirse en el hombre m¨¢s rico de Rusia. La decisi¨®n ha provocado tal nerviosismo en la Bolsa que el primer ministro ruso pidi¨® ayer a los inversores que no se dejen llevar por el p¨¢nico. Los cargos de los que se le acusa son los t¨ªpicos en los casos no tan infrecuentes en los que Putin decide neutralizar a posibles rivales o competidores: estafa y evasi¨®n de impuestos. Estos cargos son especialmente efectivos para acabar con la carrera profesional y pol¨ªtica de cualquier destacado hombre de negocios ruso, porque probablemente no haya ninguno al que no se pueda acusar con raz¨®n de estos delitos durante el saqueo generalizado del patrimonio estatal en la llamada privatizaci¨®n de los noventa.
Como uno de los l¨ªderes m¨¢s significados de la oposici¨®n liberal al Kremlin, muchos ven a Jodorkovski como un buen candidato para disputar a Putin la presidencia en las elecciones de 2008. De momento ya apoya a los dos partidos liberales que compiten contra los aliados de Putin en la elecci¨®n parlamentaria de diciembre. Como propietario de Yukos, el mayor consorcio petrol¨ªfero ruso, ahora en conversaciones con los gigantes estadounidenses ExxonMobil y Chevron, Jodorkovski puede ser uno de los pocos magnates con voluntad y medios para hacer frente a un presidente que ha hecho del abuso de poder su mayor caracter¨ªstica. Otros antes que ¨¦l ya sufrieron la misma suerte, como es el caso de Grusisnki, que hab¨ªa osado criticar al Kremlin con su imperio medi¨¢tico.
Sea en Chechenia, en el trato de la oposici¨®n o en el apoyo a los magnates que le son fieles, Putin desprecia las reglas del Estado de derecho con el buen humor que le produce saberse a salvo de toda cr¨ªtica internacional severa. Desde que Bush lo convirtiera en su aliado contra el eje del mal, puede cometer todo tipo de arbitrariedades sin dejar de ser un hu¨¦sped bienvenido en la Casa Blanca y en las principales capitales europeas.
Liquidada la libertad de prensa, desaparecidas las incipientes garant¨ªas jur¨ªdicas que comenzaba a gozar la sociedad rusa y acalladas las voces cr¨ªticas en el exterior, Putin s¨®lo teme una respuesta a sus abusos de alguien con el suficiente poder y dinero como para generar lealtades. Y ¨¦ste es, o era, el caso de Jodorkovski.
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