El videoaficionado
No importa de qu¨¦ suceso ins¨®lito se trate, ni en qu¨¦ lugar o a qu¨¦ hora ocurra. Siempre, apostado en un secreto ¨¢ngulo de la secuencia, se encuentra en marcha el aparato. Uno de los ¨²ltimos acontecimientos notables ha sido el incendio del crucero del Nilo pero, permanentemente, en cada pa¨ªs, en cada espacio, poblado o no, se encuentra el videoaficionado. Este personaje emanado directamente de la naturaleza del v¨ªdeo no descansa nunca. De igual manera que es posible echarse a dormir y dejar conectado el DVD para que registre el programa de inter¨¦s, el orden general del mundo dispone de un sistema de grabaci¨®n a cargo de millones de videoaficionados, con la misi¨®n de que nada relevante quede sin registro. M¨¢s bien su misi¨®n es trascendente puesto que en la pr¨¢ctica todo aquello que no graben no tendr¨¢ visi¨®n y en consecuencia ir¨¢ perdiendo entidad, identidad, deliberaci¨®n y as¨ª, al cabo, cualquier existencia.
El videoaficionado es quien mejor representa el cambio de lo real en el capitalismo de ficci¨®n. Este artefacto ha aprendido algo capital: el v¨ªdeo da vida. Si antes se filmaban y fotografiaban las bodas, ahora lo m¨¢s interesante es poner el v¨ªdeo en marcha apuntando, especialmente, al nacimiento de un beb¨¦. Los viajes, las reuniones familiares, son poca cosa para el v¨ªdeo-provital y s¨ª, en cambio, es de condici¨®n propia la toma de las cat¨¢strofes naturales, los choques de trenes, los accidentes marinos, los partos en su visi¨®n m¨¢s cruda. Porque el v¨ªdeo encierra la categor¨ªa de lo real/real.
Las bodas, las primeras comuniones, los bautizos son demasiado superficiales para la acci¨®n del v¨ªdeo y su expresi¨®n completa. Las bodas y otras celebraciones por el estilo han ido trivializando tanto su importancia en cuanto fuertes ritos de paso que ahora se celebran, al parecer y fuera de cualquier creencia, primeras comuniones y bautizos por lo civil, con el prop¨®sito de ornamentar la ocasi¨®n y propiciar el montaje de una liturgia digna del v¨ªdeo.
Pero ni esto, con la escenograf¨ªa preparada a conciencia, alcanza a satisfacer la intr¨ªnseca avidez del v¨ªdeo. El v¨ªdeo es, a trav¨¦s de su creciente uso como m¨¢quina de la verdad, un ojo imp¨ªo que muerde a la realidad en su momento preciso. La trayectoria final de un suicidio desde el puente, el momento cr¨ªtico del magnicidio, la explosi¨®n de la bomba lapa, el impacto del avi¨®n contra el hormig¨®n. Puede parecer imposible que en cada esquina de la actualidad se encuentre un centinela videoaficionado pero as¨ª es. Y es as¨ª porque el v¨ªdeo se ha pegado a la vida: no vale para hacer pel¨ªculas de ficci¨®n sino para agarrarse a lo real mediante el documental o la cinta basada en episodios reales. Esta vocaci¨®n ha resultado, adem¨¢s, tan favorecida por el desarrollo de la tecnolog¨ªa y los materiales que, mediante el v¨ªdeo, se accede a los intersticios del organismo, se circula por el interior de la sangre, el intestino y cualquier oquedad secreta en cuya cavidad la c¨¢mara disfruta con una voluptuosidad inigualable, y tal como si el v¨ªdeo cobrara vida en reciprocidad con la vida que otorga a esa visi¨®n.
La instalaci¨®n de una web cam dentro de un f¨¦retro, seg¨²n una experiencia reciente y con el objeto de firmar la descomposici¨®n del cad¨¢ver, viene a culminar el bucle de la videoficaci¨®n. La muerte sin v¨ªdeo s¨®lo conduce a m¨¢s muerte, pero mediante la videoc¨¢mara la descomposici¨®n desarrolla un espect¨¢culo de fermentaciones y figuras viv¨ªsimas y dignas de ser captadas, insertadas y exhibidas en la cinta del suceso excepcional. El suceso vivo, y en vivo. Gracias a la vida superior del v¨ªdeo, nuestras vidas y la de nuestros semejantes se convalidan incesantemente en la videoafici¨®n; dentro y fuera de Internet, en los crecientes sistemas de videovigilancia en calles, plazas, carreteras, bancos, centros comerciales, cl¨ªnicas, autobuses, tanatorios, proyecciones dom¨¦sticas. La muerte es as¨ª sustra¨ªda de su vana pasividad para rehacerse activa en el impacto del suceso videoaficionado. O bien: la biograf¨ªa es redimida de su intimidad insulsa para hacerse producto de valor, picante emulsi¨®n del v¨ªdeo.
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