Marrakesh
Inch-Al¨¢ es la expresi¨®n ¨¢rabe que mejor recoge el esp¨ªritu del Islam, porque pone el destino en manos de Dios. La Uni¨®n Europea acaba de cerrar un acuerdo para liberar progresivamente los aranceles aduaneros para los productos hortofrut¨ªcolas marroqu¨ªes. Se trata de una decisi¨®n que estaba escrita en el horizonte desde hace a?os. Marrakesh es la ciudad que da el nombre a Marruecos. Se emplaza en la zona estrat¨¦gica entre el Atlas, las kasbahs y los preliminares del Sahara. Hace unos 20 a?os los resortes agrarios valencianos se resquebrajaron porque los productos marroqu¨ªes circulaban por nuestras carreteras hacia los mercados europeos. En las Cortes hubo m¨¢s de un encontronazo sobre el tema. Las autoridades comunitarias lo amparaban, en una ¨¦poca en que los productos hortofrut¨ªcolas espa?oles estaban m¨¢s penalizados que los provenientes de territorio marroqu¨ª. Intervinieron Jaime Lamo de Espinosa, Fernando Abril Martorell y su hombre en Valencia, Manuel Broseta. Y la posici¨®n de fuerza de los almog¨¢vares valencianos se deshizo como un azucarillo, al esbozarse una amenaza selectiva de ordenar determinadas inspecciones de Hacienda. Es un m¨¦todo utilizado a modo de conminatoria advertencia. Se trataba de un asunto de Estado, que la diplomacia espa?ola hab¨ªa asumido y que la Comisi¨®n Europea ten¨ªa dispuesta. Entonces como ahora se intentaba contrarrestar cualquier desequilibrio en las tierras del Magreb y muy especialmente en Marruecos.
Recientemente se ha producido la visita triunfal del presidente de la Rep¨²blica francesa, Jacques Chirac. Las vinculaciones de Francia con la monarqu¨ªa alauita de Marruecos son patentes. La lengua, la cultura y los esfuerzos por modernizar el pa¨ªs tienen inspiraci¨®n francesa. Marrakesh forma parte del cintur¨®n de ciudades imperiales que perfilan el pa¨ªs: Fez, Meknes, Rabat, Casablanca. Su color distintivo es el rojo. Con sus tierras rojizas se elaboran los ladrillos, las paredes y las casas.
El¨ªas Canetti escribi¨® un libro, Las voces de Marrakesh. En esas p¨¢ginas el rojo -la masa de tonalidades rojizas-, las azoteas, las rejas, la producci¨®n artesanal, los zocos y los minaretes configuran un entramado de vectores de comunicaci¨®n. La grandeza del paisaje y su conexi¨®n con Europa permiten predecir un crecimiento espectacular. Marruecos no se resigna. Los minaretes que presiden y salpican Marrakesh son, en palabras de Canetti, faros habitados por una voz. A su vez tienen una misi¨®n de propagaci¨®n ideol¨®gica. Las producciones hortofrut¨ªcolas espa?olas est¨¢n de nuevo ante una situaci¨®n que amenaza su subsistencia. La agricultura espa?ola sigui¨® los mismos pasos que la marroqu¨ª, con cuatro d¨¦cadas de diferencia. La vecindad de un pa¨ªs competidor es un factor que con el tiempo influir¨¢ en el posicionamiento internacional de Espa?a. Marruecos se abre a un desaf¨ªo. A contracorriente de la vida y la fatalidad, se aleja de su manera de ver las cosas. Esto no puede terminar gratis y sin que se resientan los cimientos para todos nosotros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.