Rigola dirige 'Glengarry Glen Ross', retrato de Mamet del mundo laboral
Joel Joan, Eduard Farelo y Joan Anguera, en el reparto del nuevo montaje del Teatre Lliure
El nuevo espect¨¢culo del Teatre Lliure, Glengarry Glen Ross, de David Mamet, resultar¨¢ sin duda familiar a muchos de sus espectadores. No s¨®lo porque la pieza dio origen a una pel¨ªcula (con gui¨®n del propio Mamet, direcci¨®n de James Foley y Al Pacino, y Jack Lemon y Ed Harris en el reparto), sino especialmente por el tema que aborda: un descarnado retrato de un mundo laboral marcado por la precariedad y de una sociedad en la que todo vale para conseguir el ¨¦xito. El director del montaje es ?lex Rigola.
Hablar de cuestiones muy pr¨®ximas al espectador es la norma del actual responsable del Teatre Lliure, ?lex Rigola; ¨¦l es tambi¨¦n el director de este espect¨¢culo, que se estrenar¨¢ en la Sala Fabi¨¤ Puigserver el 6 de noviembre y se representar¨¢ hasta el 28 de diciembre.
Joan Anguera, Andreu Benito, Joel Joan, Eduard Farelo, Joan Carreras, V¨ªctor Pi, Keith Morino y ?scar Rabad¨¢n son los int¨¦rpretes de esta obra que, a decir del director, habla "del canibalismo capitalista en el que estamos inmersos" y que, se?ala, "funciona desde hace tiempo en Estados Unidos y parece que hemos importado en Europa". Rigola indica: "La pregunta que nos planteamos al hacer la obra es: ?realmente queremos tender hacia una sociedad americana?".
Glengarry Glen Ross est¨¢ protagonizada por los empleados de una inmobiliaria, que participan en un curioso concurso. Se disputan ser l¨ªderes de venta de la empresa (en un negocio cercano al timo, pues comercia con terrenos de escaso valor, aunque por supuesto los clientes no lo saben). Quien se sit¨²e en cabeza ganar¨¢ un Cadillac; el segundo clasificado recibir¨¢ un juego de cuchillos de cocina. Para el tercer y cuarto puesto, el premio es el despido. Claro que para vencer en el concurso no basta con ser buen vendedor, tambi¨¦n es vital poseer la mejor informaci¨®n sobre los clientes, recogida en fichas que el jefe de la empresa reparte a placer.
Los empleados de la inmobiliaria pertenecen a dos generaciones diferentes, la de los j¨®venes, fuertes, competitivos y sin escr¨²pulos, y la de los cincuentones, poco acostumbrados a estos m¨¦todos y en principio mejor posicionados para quedarse en el paro cuando el concurso termine. Pero en una situaci¨®n extrema como la que plantea la obra todo el mundo sacar¨¢ sus peores armas. Por eso, la obra, que se estructura en dos partes con lenguajes diferentes -"la primera es muy cinematogr¨¢fica, y la segunda, muy teatral", explica Rigola), tiene mucho de trama policiaca, con robos de informaci¨®n y manejos oscuros de por medio.
Rigola, acostumbrado a imprimir un sello muy personal a todos sus espect¨¢culos, asegura que esta obra (traducida por Carlota Subir¨®s) deja escaso margen a la intervenci¨®n del director y es mucho m¨¢s un trabajo de actores. "La propia pieza te lleva muy directamente hacia el camino que debes seguir", explica. Eso no significa que haya renunciado a ingredientes tan caracter¨ªsticos de sus espect¨¢culos como la mezcla de g¨¦neros. La m¨²sica tiene una presencia muy importante en este montaje, con el disc-jockey Oriol Rossell continuamente en escena, pinchando m¨²sica electr¨®nica. Se incluye una pincelada de danza de la mano del bailar¨ªn y core¨®grafo Keith Morino, que interpreta a uno de los personajes secundarios. Y hay, adem¨¢s, un elemento sorpresa que, como tal, Rigola no quiere desvelar, pero apunta a una actuaci¨®n musical de los actores en el intermedio del espect¨¢culo. El p¨²blico lo ver¨¢ desde cerca, porque para dar intimidad al montaje se ha cambiado la disposici¨®n de la sala.
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