Una oleada de secuestros desata el p¨¢nico entre la poblaci¨®n de Buenos Aires
La inseguridad azota de nuevo a la provincia de Buenos Aires y todas las miradas apuntan una vez m¨¢s a la Bonaerense, la desprestigiada polic¨ªa provincial y el cuerpo armado m¨¢s poderoso de Argentina (47.000 hombres). Las cifras difundidas por la direcci¨®n de estad¨ªsticas de la fiscal¨ªa hablan por s¨ª solas: 207 secuestros denunciados en el Gran Buenos Aires en el primer semestre de 2003, el 95% de los 225 registrados en Argentina. El presidente, N¨¦stor Kirchner, afirm¨® que "en la mayor¨ªa de los secuestros extorsivos hay involucrados efectivos de la polic¨ªa bonaerense", y pidi¨® "menos discursos y m¨¢s acci¨®n". "La polic¨ªa bonaerense debe tener una profunda depuraci¨®n", advirti¨® el mandatario.
El viernes pasado, miles de residentes de la capital y de la provincia de Buenos Aires hicieron sonar bocinas y cacerolas en la primera protesta de estas caracter¨ªsticas bajo el Gobierno de Kirchner. El cacerolazo para pedir m¨¢s seguridad recordaba las movilizaciones que contribuyeron a la ca¨ªda del Gobierno de Fernando de la R¨²a, en diciembre de 2001. La protesta fue convocada de forma espont¨¢nea por Internet y fue la gota que colm¨® la paciencia de muchos argentinos, despu¨¦s de que los raptores de Pablo Belluscio, un estudiante de 24 a?os secuestrado desde el 22 de septiembre, enviaran un dedo de la v¨ªctima a la familia con la amenaza de ir m¨¢s all¨¢ si no obtienen un rescate de 300.000 d¨®lares. Los captores enviaron una cinta de v¨ªdeo en la que grabaron la mutilaci¨®n.
Ante el cariz de los acontecimientos, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Sol¨¢, y su ministro de Seguridad, Juan Jos¨¦ ?lvarez, presentaron ayer un plan que prev¨¦ el despliegue en el cintur¨®n de la capital de 3.300 polic¨ªas, que se a?adir¨¢n a los 2.500 que ya patrullaban en el Gran Buenos Aires, cuyo mapa se ha cuadriculado en sectores para mejorar la eficacia de la vigilancia de otros 1.000 coches patrulla.
La ola de secuestros est¨¢ provocando una aut¨¦ntica paranoia entre los residentes de los barrios acomodados, aunque tambi¨¦n hay v¨ªctimas de zonas m¨¢s modestas. El 90% de las veces se produce el secuestro-expr¨¦s, de pocas horas de duraci¨®n y en el que los delincuentes no piden un rescate desorbitado. Muchos de estos casos no llegan a ser denunciados. El 10% restante, los secuestros extorsivos, son cometidos por bandas con recursos suficientes para ocultar a la v¨ªctima, que exigen cuantiosas sumas. Varias familias de famosos han sido objeto de estos secuestros, como el hermano del futbolista Juan Rom¨¢n Riquelme.
A la hora de pedir responsabilidades, las autoridades se pasan la pelota. Si Kirchner critic¨® sin mencionarlo al gobernador Felipe Sol¨¢ (ambos peronistas), el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Gustavo Beliz, ha vinculado a la polic¨ªa con las bandas de delincuentes, tanto por su organizaci¨®n como por sus m¨¦todos. El ministro aludi¨® al secuestro de Mirta Fern¨¢ndez, 32 a?os, hija de un empresario, liberada el 16 de septiembre tras sufrir la amputaci¨®n de un dedo. Entre los secuestradores detenidos hab¨ªa un suboficial retirado de la polic¨ªa federal.
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