?Encuestas?
Como siempre, los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a tratamos de que nuestras convicciones resistan la marejada de encuestas. Esta vez la incertidumbre predomina, y encaramos la ¨²ltima semana con la sensaci¨®n de que cada conversaci¨®n familiar, cada caf¨¦ en el bar o cada charla informal pueden acabar decidiendo alguna cosa. El habitual 20% de indecisos (?ser¨¢n siempre los mismos?) son objeto preferente de atenci¨®n. ?Influir¨¢n las encuestas en su decisi¨®n final? ?C¨®mo diferenciar entre ellas?
La gente que hace encuestas fija unas muestras que garantizan una cierta fiabilidad. Las publicadas estos d¨ªas cumplen los criterios t¨¦cnicos imprescindibles, pero con matices. A partir de 800 entrevistas la fiabilidad para el conjunto de Catalu?a ser¨ªa alta, pero esa cifra no nos permitir¨ªa distribuir esca?os por circunscripciones, y nos tendr¨ªamos que contentar con porcentajes globales de voto. Las publicadas oscilan entre 1.200 y 3.600 encuestados. Casi todas se hicieron hace muy pocos d¨ªas, excepto la del CIS (con 3.600 encuestados), que se hizo a mediados de octubre. Una vez procesados los datos, se deben atribuir los votos de los indecisos a las distintas candidaturas para poder completar la predicci¨®n, y es entonces cuando se inicia la fase cocina, en la que la prospecci¨®n se juega su credibilidad final. Se trata, ante todo, de tener en cuenta las tendencias de voto que se han ido dando en las ¨²ltimas contiendas electorales. Posteriormente se a?ade el recuerdo de voto de los indecisos, y se agita todo con la experiencia propia de profesionales curtidos, para acabar con la previsi¨®n de esca?os. Una previsi¨®n que, para no pillarse demasiado los dedos, incluye una horquilla de m¨¢s-menos, que ser¨ªa en electoral lo que hacen las previsiones del tiempo cuando prudentemente mezclan soles y nubes.
Si hici¨¦ramos caso de las tendencias que muestran las elecciones de 1999 y las del pasado mayo, el descenso de CiU y el PSC ser¨ªa a¨²n mayor del que se anuncia. Partidos como ERC, ICV y el PP conseguir¨ªan mayores cuotas entre los indecisos de los que les dan las cocinas. Al final lo factible es lo que se publica. En este caso, juegan el nivel de bipolarizaci¨®n sin Pujol y los 23 a?os de gobierno convergente. Leyendo la letra peque?a de las encuestas se constata que el cambio en el panorama es la erosi¨®n de los dos grandes partidos, y que las ganas de cambiar de Gobierno son significativas pero que no arrasan. Los indecisos dejar¨¢n de serlo en pocos d¨ªas. Entonces podremos evaluar la capacidad culinaria de los or¨¢culos.
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