Cr¨®nica de una muerte ajena
Publicado en 1981, un a?o despu¨¦s de la muerte de Jean-Paul Sartre, La ceremonia del adi¨®s, de Simone de Beauvoir, provoc¨® una aut¨¦ntica conmoci¨®n en los medios intelectuales franceses. Cr¨®nica detallada de la enfermedad que, en 1980, acab¨® con la vida del autor de La n¨¢usea y que se prolong¨® durante 10 a?os, buena parte de la cr¨ªtica, e incluso muchos de los amigos de la m¨ªtica pareja Sartre-Beauvoir, se indignaron por el contenido del libro. ?C¨®mo la autora, fiel compa?era del fil¨®sofo durante m¨¢s de medio siglo, celosa divulgadora de su obra, defensora incansable de su imagen p¨²blica en cuantas pol¨¦micas y litigios intentaron machacarla, comprensiva y tolerante respecto a las muchas amantes que su adorado Polux tuvo a lo largo de su vida en com¨²n, hab¨ªa dado a la imprenta aquellas p¨¢ginas en las que el escritor, atacado por trastornos circulatorios en la zona izquierda del cerebro y un estrechamiento de los vasos sangu¨ªneos, aparece farfullando, con la boca torcida, con incontinencia urinaria, durmi¨¦ndose por todas partes tras vaciar las botellas de whisky que escond¨ªa detr¨¢s de los libros de las estanter¨ªas de la biblioteca, llenando de garabatos indescifrables las p¨¢ginas en las que intentaba escribir, con episodios intermitentes de demencia, y, en fin, otras miserias propias de cualquier mortal en edad avanzada y pose¨ªdo por una enfermedad que acabar¨¢ resultando letal? ?Hab¨ªa enloquecido el castor, como la llamaba Sartre? ?Se trataba de una venganza por las infidelidades amorosas del gran seductor que fue el escritor? Tales fueron las preguntas y las acusaciones aparecidas en la prensa francesa a ra¨ªz de la aparici¨®n de este libro que, en realidad, no era sino, por una parte, la prolongaci¨®n -y el final- de la gran obra de Simone de Beauvoir (el ciclo memorial¨ªstico comprendido por Memorias de una joven formal, 1958; La plenitud de la vida, 1960; La fuerza de las cosas, 1963, y Final de cuentas, 1972), y, por otra, la repetici¨®n de un hecho literario -prestar naturaleza verbal al proceso del deterioro y de la muerte ajena- realizado ya por Beauvoir con anterioridad, cuando escribi¨® y public¨® una de sus mejores novelas, Una muerte muy dulce (1962), en la que narraba la enfermedad y muerte de su madre. Novela, por cierto, muy elogiada por la misma cr¨ªtica francesa que, transcurridos 20 a?os, la vituper¨® por la publicaci¨®n de La ceremonia del adi¨®s, como si el relato del proceso de deterioro y muerte de un ser humano se considerara tolerable en el caso de tener por protagonista a una persona p¨²blicamente irrelevante (por muy madre de la autora que fuera) pero significara una afrenta cuando dicho protagonista resultaba ser una de las grandes figuras del pensamiento, de la pol¨ªtica y de literatura francesas del siglo XX.
Sin embargo, al "rese?ar el final de Sartre", como la autora define su prop¨®sito en el pr¨®logo de La ceremonia del adi¨®s, Simone de Beauvoir no se limita ¨²nicamente a hablar de las penurias f¨ªsicas de su compa?ero eterno, sino que da testimonio de la vida cotidiana, pol¨ªtica y literaria del fil¨®sofo, al igual que hizo en sus vol¨²menes de memorias, obra realmente extraordinaria que, en opini¨®n personal, supera, no s¨®lo por su valor documental, sino desde el punto de vista literario, su labor novel¨ªstica (Los mandarines, La invitada, La sangre de los otros, entre otros t¨ªtulos).
As¨ª como las memorias de Simone de Beauvoir son esenciales para los estudiosos de la trayectoria ideol¨®gica, filos¨®fica y literaria de Sartre, La ceremonia del adi¨®s es un libro clave para acercarse al Sartre posterior al Mayo del 68 franc¨¦s, cuyos acontecimientos, en los que particip¨® activamente, le indujeron a replantearse la funci¨®n del intelectual en la sociedad en la que vive. Si hasta entonces Sartre hab¨ªa considerado al intelectual como "un t¨¦cnico del saber pr¨¢ctico", desgarrado por la contradicci¨®n entre la universalidad del saber y el particularismo de la clase dominante de la que era producto, encarnando as¨ª, en t¨¦rminos hegelianos, "la conciencia infeliz", a partir del 68 consider¨® que era necesario dejar atr¨¢s esta fase: "Al intelectual cl¨¢sico opon¨ªa el nuevo intelectual cuya meta es fundirse con las masas para hacer triunfar la verdadera universalidad". Es ese Sartre que, despu¨¦s del 68, se une a Geismar, ya perteneciente a Izquierda Proletaria, y un grupo de amigos mao¨ªstas, y dirige La Cause du Peuple, ese Sartre que participa en la creaci¨®n de un nuevo peri¨®dico, J'Accuse, que dirige otros dos peri¨®dicos de extrema izquierda, Tout y La Parole au Peuple, y que, posteriormente, interviene en la gestaci¨®n de Lib¨¦ration, a quien Simone de Beauvoir describe en estas p¨¢ginas. El Sartre que, entre crisis y crisis de hipertensi¨®n, sigue, como un penitente, asistiendo a las reuniones de Les Temps Modernes, sigue firmando manifiestos (contra la represi¨®n chilena, contra Castro por el caso Padilla, a favor del Congo...), viaja por provincias para presentar Lib¨¦ration, es arrastrado por sus j¨®venes amigos mao¨ªstas a la ocupaci¨®n del Sacre-Coeur, viaja a Stuttgart con Cohn-Bendit para entrevistarse con Baader, y lanzar un llamamiento por televisi¨®n, con Heinrich B?ll, para la formaci¨®n de un comit¨¦ internacional que protegiera a los presos pol¨ªticos. El Sartre que, entre estancias en Saint-Paul-de-Vence o en Venecia, donde se repone brevemente, mantiene las conversaciones con Pierre Victor -Benny L¨¦vy- y Philippe Gavi que aparecer¨ªan con el t¨ªtulo de On a raison de se r¨¦volter y que provocar¨ªan la indignaci¨®n de Simone de Beauvoir y de gran parte de los miembros del Consejo de Le Temps Modernes. En fin, el Sartre ¨²ltimo, quiz¨¢ el m¨¢s criticado, al que, equivocado o no, el lector s¨®lo tiene oportunidad de conocer a trav¨¦s de la lectura de este libro.
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