De la Copa Am¨¦rica a CACSA
Cuando hace algunas semanas los representantes de las distintas administraciones anunciaban el soporte incondicional a la candidatura para la organizaci¨®n de la Copa Am¨¦rica, lo hicieron con el irrebatible argumento sobre el impacto que el evento deportivo generar¨ªa en la ciudad. Rato dijo que la cifra se situar¨ªa alrededor de los 1.300 millones de euros y unos 10.000 puestos de trabajo (EL PA?S 16/09/2003). La precisi¨®n con los millones no es resultado del c¨¢lculo de los esforzados asesores del ministro, sino que es fruto del f¨¢cil acceso, a trav¨¦s de Internet, y su posterior y aventurada traslaci¨®n a la realidad de Valencia, del completo estudio encargado por la ciudad de Auckland, organizadora del evento en las dos ediciones anteriores. Tambi¨¦n es cierto que nadie ha hecho ninguna referencia a otros trabajos, igual de transparentes y accesibles que aclaran tambi¨¦n que algunos no han ganado tanto. (http://www.tri.org.nz/NZTRI/Documents/Winners_Lo-sers_Americas_Cup.pdf).
Unos meses antes me invitaron a participar en un seminario en Las Palmas de Gran Canaria para hablar de la metodolog¨ªa de los estudios de impacto econ¨®mico de eventos culturales, festivos y deportivos. As¨ª que cumpliendo mis deberes intent¨¦ recopilar todos los datos posibles consiguiendo sin dificultad el estudio anterior, otro sobre la Seminci de Valladolid, unos m¨¢s modestos sobre las fallas de Valencia o las fiestas patronales de Granollers e incluso otros sobre la Ryder Cup en C¨¢diz, o el mundial de Atletismo de Sevilla del 99. Dio la casualidad que el 4 de Marzo de 2003, le¨ª en EL PA?S, que el director de la empresa p¨²blica CACSA presentaba en p¨²blica rueda de prensa, el estudio encargado a la "semip¨²blica" instituci¨®n IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas). Me congratul¨¦ de mi suerte ya que mi intervenci¨®n me permitir¨ªa aportar un caso reciente y a buen seguro de calidad, que de paso servir¨ªa para promocionar ¨¦sta mi ciudad. As¨ª que me dirig¨ª a la p¨¢gina de Internet del IVIE y comprob¨¦ que me pod¨ªa descargar art¨ªculos como The talmud rule and the securement of agents o Quasi-geometric discounting: a closed-form solution under the exponential utility function, pero no apareci¨® el estudio que busc¨¢bamos. As¨ª que consult¨¦ con el director del "semip¨²blico" IVIE, que con amabilidad, pero muy celoso de las obligaciones de confidencialidad, me remiti¨® a la empresa "p¨²blica" CACSA, propietaria de estudio. A trav¨¦s del correo electr¨®nico solicitamos a la direcci¨®n de CACSA echarle un vistazo a ese estudio que afirmaba que "el impacto econ¨®mico del funcionamiento ordinario del complejo de la Ciudad de las Ciencias (...) genera 37,1 millones de euros de manera directa, m¨¢s otros 47,3 millones de manera inducida (...), en puestos de trabajo ha supuesto la generaci¨®n de 1.065 empleos asociados a la explotaci¨®n, a los que hay que a?adir otros 2.866 puestos de trabajo inducidos". Pero el correo parece que se encenag¨® en las procelosas aguas de Internet y nunca tuvimos la m¨¢s m¨ªnima respuesta. As¨ª que me fui a Canarias con un informe de 262 p¨¢ginas sobre Auckland y un recorte de prensa sobre Valencia.
Hace poco, por otras circunstancias, me interes¨¦ por otro estudio de la "semip¨²blica" IVIE sobre La demanda de servicios tur¨ªsticos de la ciudad de Valencia y su impacto econ¨®mico encargado por el Turismo Valencia Convention Bureau (TVCB), instituci¨®n "semiprivada" pero que cuenta con el loable objetivo p¨²blico de promocionar la actividad tur¨ªstica en la ciudad de Valencia. Nos remitieron un simple resumen de prensa con algunos resultados que ya hab¨ªamos le¨ªdo en los medios de comunicaci¨®n, y cuando pedimos el informe completo, la correctamente formal respuesta fue que era imposible ya que se trataba de un documento de uso interno (sic) por el que la instituci¨®n hab¨ªa pagado una considerable cantidad de dinero. As¨ª que de nuevo nos quedamos sin poder comprobar ni la ficha t¨¦cnica de la encuesta, ni la metodolog¨ªa y tuvimos que hacer un acto de fe sobre los datos que nos ofrece el resumen para la prensa.
Estos tropiezos con los celosos guardianes de la intimidad p¨²blica nos suceden en multitud de ocasiones, con muchas otras instituciones, dibujando un mapa donde los esfuerzos por entender nuestro entorno inmediato, por buscar preguntas y respuestas, por avanzar en el conocimiento, se empantanan en el barrizal de la opacidad. En la mayor¨ªa de los casos esta querencia por lo oscuro ni siquiera es de reserva frente a las posible cr¨ªticas, o con el prop¨®sito de la utilizaci¨®n ventajosa de la informaci¨®n (en la mayor¨ªa de los casos no saben qu¨¦ hacer con ella). Lo lastimoso es que se trata de simple y gratuita fobia a la transparencia, de mezquino recato frente al derecho de los ciudadanos a la informaci¨®n y de cicatera y est¨¦ril demostraci¨®n de poder.
La informaci¨®n es la savia de la competitividad de los territorios en el Siglo XXI y eso significa que debemos convertirla en bien p¨²blico. Que fluya entre agentes privados, administraciones, investigadores y empresas y que cada uno de ellos la valorice a trav¨¦s de la toma de decisiones, de nuevos estudios a¨²n cr¨ªticos, de la detecci¨®n de nuevas oportunidades de negocio y de nuevos mecanismos de participaci¨®n social. Que seamos capaces de crear ciclos retroalimentados en los que a cada vuelta generemos mayor valor a?adido a la informaci¨®n inicial. De esta forma el elevado coste de los estudios s¨®lo puede ser argumento para ampliar, y no reducir, su difusi¨®n, tratando de obtener una mayor rentabilidad social de los mismos. Que la informaci¨®n sea la herramienta para la construcci¨®n de consensos informados y que nos evite proyectos, intervenciones y debates infructuosos y reiterados. Y eso, les digo, es el impacto del conocimiento, mucho mayor y continuado que el de la Copa Am¨¦rica.
Pau Rausell K?ster pertenece al ¨¢rea de Investigaci¨®n en Econom¨ªa Aplicada a la Cultura de la Universitat de Val¨¨ncia.
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