Clamores del ap¨¢trida
Algunos escritores terminan velados por los fulgores del personaje que los encarna. Es el caso de Carlos Edmundo de Ory (C¨¢diz, 1923), que ha expresado su entrega al delirio dionisiaco y al "dolor del hombre sofocleico", y definido la causa de su particular angustia: "Me duele el coraz¨®n de ser un genio". La consideraci¨®n cr¨ªtica del poeta est¨¢ lastrada por su identificaci¨®n simplificadora con la revista Postismo (1945), un episodio menudo y de significado contradictorio, pues el vanguardismo de su ¨²nico n¨²mero ven¨ªa contestado all¨ª mismo por reflexiones como la de Lafuente Ferrari, quien propugnaba "cobrar conciencia de la limitaci¨®n humana" y renunciar a la ambiciosa utop¨ªa vanguardista. La sobrevaloraci¨®n de Postismo es resultado de la reacci¨®n contra la poes¨ªa dominante en los cuarenta, entre el garcilasismo de escayola y el desgarr¨®n de los "hijos de la ira". Pero la obra de Ory no cabe en este marco tan estrecho, y ni siquiera se explica como un proceso de sucesivas realizaciones program¨¢ticas: postismo, introrrealismo (1951) y, en 1968, Atelier de Po¨¦sie Ouverte, en consonancia con el esp¨ªritu contracultural del sesentayochismo. ?stos no son anclajes est¨¦ticos, sino meras se?ales de un sendero din¨¢mico, en el que se dibuja la biograf¨ªa l¨ªrica de alguien que se presenta como trotamundos, lobo, payaso, ap¨¢trida: figuraciones simb¨®licas de un ser errante y desnortado, env¨¦s de lo establecido por la convenci¨®n y la conveniencia. Sus poemas se pronuncian como un conjuro, sostenidos unas veces en letan¨ªas y permutaciones que recuerdan a Cirlot, otras en una modulaci¨®n melism¨¢tica que rompe la organizaci¨®n instrumental del lenguaje dado y propone palabras inexistentes, y otras desbordados por un confesionalismo af¨ªn al de Miguel Labordeta: "No soy un esteta en su torre de marfil / Estoy en las tinieblas del alma humana / ?Pasi¨®n! ?Embriaguez! ?Locura!". Lo curioso es que el encendimiento visionario y el absurdo "pataf¨ªsico" de Ory se acomodan, mejor que en los ensayos surreales y vanguardistas, en las contrafacturas cl¨¢sicas, que alcanzan la cumbre en sus sonetos (Soneto vivo, 1988).
M?SICA DE LOBO. ANTOLOG?A PO?TICA (1941-2001)
Carlos Edmundo de Ory
Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo
de Lectores. Barcelona, 2003
368 p¨¢ginas. 17,50 euros
F¨¦lix Grande, que comparte con Ory el magisterio de Vallejo, dio en 1970 un apasionado aviso de la existencia del gaditano cuando ¨¦ste s¨®lo hab¨ªa publicado dos vol¨²menes po¨¦ticos: Los sonetos (1963) y Poemas (1969). Tambi¨¦n en 1970 apareci¨® M¨²sica de lobo, t¨ªtulo que pasa a la antolog¨ªa preparada por Jaume Pont, quien ha establecido muy atinadamente la secuencia de una obra formada en ciclos creativos de gran amplitud cronol¨®gica, cada uno de los cuales contiene uno o varios libros, y cuyas composiciones figuran a veces en m¨¢s de un ciclo.
Carlos Edmundo de Ory es un creador nacido de las ascuas del romanticismo europeo -el origen novalisiano- y refractario a las ordenanzas dom¨¦sticas, a las que opone esta poes¨ªa de lobo: "Compa?¨ªa no tengo que me deje deleites / Ni un amor de mujer que coloque mantel / Ni quien peine mis nervios de puerco esp¨ªn nervioso". En una temprana anotaci¨®n de su diario, afirmaba que su poes¨ªa proviene "de la nostalgia y de la angustia, y aspira a ser escuchada por Dios". Esta determinaci¨®n estremecedora construye el arquetipo de alguien que, de la ternura al humor y de la contemplaci¨®n al entusiasmo b¨¢quico, se despoja de ligaduras y convenciones para ofrecerse en un ritual ¨®rfico que tiene una transcripci¨®n de plenitud er¨®tica; quien se asome a Miserable ternura y Caba?a, ambos de 1981, entender¨¢ de inmediato que Ory es un alt¨ªsimo y original poeta amoroso. Su arrebato creativo le empuja a revolverse contra los c¨®digos del lenguaje y a romperse el pecho con la neolog¨ªa, la discontinuidad sint¨¢ctica y la sincopaci¨®n musical, seg¨²n corresponde a quien escribi¨® este aerolito: "Di algo que no sepas decir".
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