El rostro de Jano del hidr¨®geno
Justo cuando parec¨ªa que el presidente Bush hab¨ªa perdido para siempre la capacidad de reunir a los aliados europeos en torno a una iniciativa estadounidense que afecte a la salud del planeta, se le ha ocurrido una idea atrevida que est¨¢ recibiendo elogios incluso de los m¨¢s esc¨¦pticos amigos de Estados Unidos.
La Casa Blanca est¨¢ a punto de anunciar el plan de Bush para tratar el calentamiento global y la independencia energ¨¦tica. Si piensan que la cosa tiene trampa, la tiene, pero parece como si todos los peces que est¨¢n a bordo del barco de Bush no hubieran visto el anzuelo, o simplemente no les importase haber picado. Sigan leyendo.
Del 19 al 21 de noviembre, la Casa Blanca albergar¨¢ en Washington una reuni¨®n de ministros de Energ¨ªa de todo el mundo para firmar un acuerdo que har¨¢ ¨¦poca, para compartir la investigaci¨®n y el desarrollo de la actividad relacionada con el hidr¨®geno, con la finalidad de abrir las puertas a una econom¨ªa del hidr¨®geno para las pr¨®ximas d¨¦cadas. EE UU ha propuesto servir de secretar¨ªa de este proyecto de investigaci¨®n y desarrollo global, primero en su clase, al que denomina Asociaci¨®n Internacional para la Econom¨ªa del Hidr¨®geno (IPHE).
La mayor¨ªa de los observadores est¨¢n de acuerdo en que el hidr¨®geno -el elemento m¨¢s ligero y abundante del universo- es la pr¨®xima gran revoluci¨®n energ¨¦tica. Los cient¨ªficos lo denominan "el combustible eterno" porque nunca se agota. Y cuando se utiliza hidr¨®geno para producir energ¨ªa, los ¨²nicos derivados son calor y agua pura. Este paso a las c¨¦lulas energ¨¦ticas y a la energ¨ªa del hidr¨®geno tendr¨¢ tanta importancia y largo alcance en sus consecuencias sobre la econom¨ªa estadounidense y global como tuvieron la m¨¢quina de vapor y el carb¨®n en el siglo XIX y el motor de combusti¨®n interna y el petr¨®leo en el siglo XX. El hidr¨®geno tiene potencial para acabar con la dependencia mundial del petr¨®leo del golfo P¨¦rsico. Reducir¨¢ dr¨¢sticamente las emisiones de di¨®xido de carbono y mitigar¨¢ los efectos del calentamiento global y, dada la abundancia del hidr¨®geno, aquellos que antes no tuvieron acceso a la electricidad ser¨¢n capaces de generarla.
Entonces, ?por qu¨¦ se han levantado en armas los grupos ecologistas de todo el mundo contra el proyecto del hidr¨®geno de Bush? Porque resulta que el hidr¨®geno, como Jano, tiene dos caras. Aunque se encuentra en cualquier lugar de la Tierra, rara vez est¨¢ flotando libremente en la naturaleza. El hidr¨®geno tiene que extraerse, bien de los combustibles f¨®siles o del agua o la biomasa. Y ¨¦sta es la diferencia fundamental que separa la visi¨®n del presidente Bush de un futuro del hidr¨®geno de la que tenemos muchos de los que pertenecemos al movimiento ecologista.
El presidente Bush y el secretario de Energ¨ªa, Spencer Abraham, dicen que el hidr¨®geno puede liberarnos de la dependencia del petr¨®leo extranjero. Lo que no han dicho es que su plan exige extraer el hidr¨®geno de todas las antiguas fuentes de energ¨ªa: petr¨®leo, gas natural y carb¨®n y, adem¨¢s, utilizar la energ¨ªa nuclear para la tarea. En resumen, al presidente Bush le gustar¨ªa llevarnos al futuro del hidr¨®geno sin dejar nunca atr¨¢s el pasado de los combustibles f¨®siles y la energ¨ªa nuclear.
Hoy en d¨ªa, la mayor parte del hidr¨®geno comercial se extrae del gas natural por medio de un proceso de regeneraci¨®n del vapor. Si bien el gas natural emite menos CO2 que otros combustibles f¨®siles, sigue siendo un recurso finito del que existe una provisi¨®n relativamente peque?a y, por tanto, no es un medio viable de garantizar hidr¨®geno a largo plazo.
El hidr¨®geno tambi¨¦n se puede extraer del carb¨®n y los partidarios se?alan que EE UU cuenta con grandes reservas de carb¨®n, suficientes para cubrir nuestras necesidades energ¨¦ticas en un futuro inmediato. El problema es que el carb¨®n produce el doble de CO2 que el gas natural, lo que significa un incremento espectacular del calentamiento global. La industria del carb¨®n responde que ser¨ªa posible almacenar de forma segura las emisiones de CO2 bajo tierra o en las profundidades del mar durante miles de a?os y ha convencido a la Casa Blanca para que subvencione m¨¢s proyectos de investigaci¨®n sobre la extracci¨®n del CO2. Para muchos ecologistas, el asunto de almacenar de forma segura el CO2 tiene un parecido estremecedor con los argumentos utilizados hace tiempo por la industria nuclear cuando afirmaban que podr¨ªan encontrar un m¨¦todo seguro para transportar, eliminar y almacenar los residuos nucleares siempre que se dedicara suficiente tiempo, estudio y subvenci¨®n del Gobierno a estas investigaciones.
A la industria nuclear tambi¨¦n le gustar¨ªa producir hidr¨®geno, pero hay algunos temas sin resolver relacionados con el almacenamiento seguro de los residuos nucleares, con los costes de la construcci¨®n de nuevos reactores, que se han puesto por las nubes, y con la vulnerabilidad de las plantas nucleares a los ataques terroristas.
Hay otra forma de producir hidr¨®geno, una que no utiliza combustibles f¨®siles ni energ¨ªa nuclear en el proceso. Las fuentes renovables de energ¨ªa -c¨¦lulas fotovoltaicas, e¨®licas, h¨ªdricas y geot¨¦rmicas- se utilizan cada vez m¨¢s para producir electricidad. Esta electricidad, a su vez, puede ser empleada, por medio de un proceso denominado electr¨®lisis, para dividir el agua en ox¨ªgeno e hidr¨®geno. Una vez producido, el hidr¨®geno se puede almacenar y ser utilizado para alimentar veh¨ªculos y proporcionar fuente de reserva que alimente la red el¨¦ctrica.
El hidr¨®geno podr¨ªa extraerse tambi¨¦n de cultivos de energ¨ªa sostenible y residuos de la agricultura mediante un proceso llamado gasificaci¨®n. Pr¨¢cticamente no hay incremento en las emisiones de CO2 cuando se utiliza la biomasa, porque el carbono que las plantas toman de la atm¨®sfera se libera de nuevo durante la producci¨®n de hidr¨®geno.
El proyecto de la Casa Blanca exige grandes subvenciones a las industrias del carb¨®n y de la energ¨ªa nuclear para la extracci¨®n del hidr¨®geno. Mientras el secretario de Energ¨ªa, Spencer Abraham, afirma que la Administraci¨®n de Bush est¨¢ igualmente comprometida con la investigaci¨®n y el desarrollo de fuentes renovables de energ¨ªa para extraer hidr¨®geno -una agenda verde del hidr¨®geno-, la Casa Blanca y el Partido Republicano han bloqueado sistem¨¢ticamente todos los intentos del Congreso para establecer puntos de partida y fechas l¨ªmite para introducir las fuentes renovables de energ¨ªa en el transporte y la producci¨®n de electricidad. En cambio, la UE se ha comprometido a producir en 2010 el 22%de su electricidad y el 12% de toda su energ¨ªa a partir de fuentes renovables.
La Administraci¨®n de Bush ya est¨¢ jugando la baza del IPHE present¨¢ndolo como el tan esperado plan alternativo para tratar el calentamiento global y garantizar la independencia energ¨¦tica. En realidad, la Casa Blanca est¨¢ utilizando el IPHE como cortina de humo para distraer la atenci¨®n de su deprimente historial en el tema del medio ambiente y como caballo de Troya para promover los intereses de las industrias del carb¨®n, el petr¨®leo, el gas natural y la energ¨ªa nuclear. El peligro est¨¢ en que si EE UU tiene ¨¦xito y consigue llevar a los pa¨ªses signatarios del IPHE hacia un negro futuro del hidr¨®geno, podr¨ªa encerrar bajo llave la econom¨ªa global dentro del antiguo r¨¦gimen de energ¨ªa durante buena parte del siglo XXI, con calamitosas consecuencias para el medio ambiente y la econom¨ªa.
Los aut¨¦nticos beneficios de un futuro del hidr¨®geno s¨®lo se har¨¢n realidad si las fuentes renovables de energ¨ªa se introducen poco a poco y finalmente se convierten en la fuente principal para la extracci¨®n del hidr¨®geno. Mientras tanto, el Gobierno de EE UU debe apoyar normas CAFE (Ahorro Empresarial Medio de Combustible) mucho m¨¢s estrictas, la introducci¨®n de veh¨ªculos h¨ªbridos, la revisi¨®n y nuevo trazado de la red nacional de energ¨ªa poniendo especial atenci¨®n en las tecnolog¨ªas inteligentes que respaldan la transmisi¨®n de energ¨ªa distribuida, la conservaci¨®n, el Protocolo de Kioto sobre el calentamiento global y acciones encaminadas a la adopci¨®n de la energ¨ªa renovable. Todas estas iniciativas deber¨¢n llevarse a cabo conjuntamente con un ambicioso esfuerzo nacional para subvencionar y asegurar la investigaci¨®n y el desarrollo de una tecnolog¨ªa de la energ¨ªa renovable, del hidr¨®geno y de las c¨¦lulas energ¨¦ticas. El objetivo debe ser una econom¨ªa verde del hidr¨®geno que est¨¦ perfectamente integrada a finales de la primera mitad del siglo XXI.
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