"La clase pol¨ªtica ha perdido el respeto por la alta cultura"
Casi tres d¨¦cadas despu¨¦s de su publicaci¨®n original, la Historia de la literatura hispanoamericana de Jean Franco sigue siendo punto de referencia imprescindible para quien busque orientarse en el mapa literario de Am¨¦rica Latina. Inglesa de nacimiento, naturalizada estadounidense, hasta hace poco ejerci¨® la docencia en Columbia University. Vive cerca del campus, en una zona silenciosa del Alto Manhattan, frente a Riverside Park, a orillas del Hudson. La entrevista tiene lugar un d¨ªa de sol y mucho calor, impropio de un noviembre neoyorquino. En el sal¨®n de su casa abundan fotograf¨ªas de lugares y personas que ponen de relieve su pasi¨®n por Am¨¦rica Latina. Jean Franco es una mujer en¨¦rgica y jovial, llena de proyectos, que afronta el futuro con indomable optimismo. Su ¨²ltimo libro, un extenso y luminoso ensayo en el que somete a examen la producci¨®n literaria de todo el subcontinente iberoamericano desde la circunstancia hist¨®rica de la guerra fr¨ªa, acaba de aparecer en castellano.
PREGUNTA. ?Por qu¨¦
Decadencia y ca¨ªda de la ciudad
letrada?
RESPUESTA. El t¨ªtulo hace alusi¨®n al estudio cl¨¢sico de ?ngel Rama, La ciudad
letrada [1984], libro que llega hasta el a?o 1914. Entonces, la ciudad letrada todav¨ªa ten¨ªa un peso enorme no s¨®lo en la literatura sino en todo el ¨¢mbito de la vida cultural. Como se?ala Rama, en la ciudad letrada de principios del siglo XX todo el mundo se conoc¨ªa. En el centro de Montevideo, de Buenos Aires, de Ciudad de M¨¦xico, hab¨ªa grupos de intelectuales que ejerc¨ªan una influencia enorme sobre casi todos los aspectos de la vida nacional. En los ¨²ltimos a?os, yo creo, lo que se ha visto es el desplazamiento de esos grupos por otro tipo de intelectual, los expertos, como es el caso de los economistas. Ha surgido una clase pol¨ªtica que realmente no tiene el respeto por la alta cultura que hab¨ªa antes. Todo se moviliza a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Por otra parte, aunque no es autobiogr¨¢fico, el libro se organiza a trav¨¦s de mi propia historia. Sigue ciertas pautas que son muy importantes para m¨ª en mis contactos con Am¨¦rica Latina, y uno fue Ciudad de M¨¦xico, que es el cambio m¨¢s impactante para m¨ª, porque cuando yo viv¨ª all¨ª, en los cincuenta, en el centro de la ciudad se pod¨ªa uno tropezar con Octavio Paz, o ver a Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros pintando un mural. Era todo muy ¨ªntimo. Esa intimidad hoy se ha perdido.
P. Su libro registra el final de numerosos proyectos y utop¨ªas, desde la ca¨ªda del comunismo hasta la decadencia de la Literatura, con may¨²scula.
R. Yo viv¨ª esas utop¨ªas, sobre todo en los a?os sesenta. Mi primera experiencia de Am¨¦rica Latina fue en Guatemala, con la ca¨ªda de Arbenz en 1953. He sido testigo de toda una serie de confrontaciones que tuvieron lugar en un pa¨ªs tras otro. Hab¨ªa infinidad de proyectos, desde la construcci¨®n de socialismos hasta grandes planes de liberaci¨®n nacional. Muchos de ellos se fueron al traste, con frecuencia mediante el recurso a la violencia. Yo creo que en Latinoam¨¦rica todav¨ªa tiene mucho peso la conciencia del fracaso de todas aquellas utop¨ªas, as¨ª como el anhelo de c¨®mo se puede reconstruir de alguna forma un proyecto que no sea el neoliberal.
P. ?Qu¨¦ formas narrativas propicia el momento actual?
R. La escena se ha fragmentado much¨ªsimo. Destacar¨ªa la narrativa del crimen, que se ha vuelto un tema important¨ªsimo, incluso pol¨ªticamente. Otra tendencia importante ha sido el auge de la cr¨®nica, sobre todo las cr¨®nicas de la violencia en Colombia, Venezuela y Brasil, y luego tambi¨¦n, obviamente, la producci¨®n de mujeres, homosexuales y travest¨ªs. Todos los excluidos de la ciudad letrada del siglo XIX est¨¢n ahora ah¨ª con su literatura.
P. En su libro habla de la dificultad de los torturados para hablar de sus experiencias. ?C¨®mo dar testimonio de algo as¨ª?
R. Desde Auschwitz se ha debatido c¨®mo se puede hablar de eso. Ha habido varios intentos de representar la tortura. Yo cito unos poemas de Juan Gelman que en mi opini¨®n son extraordinarios, de modo que s¨ª es posible. Un ejemplo enorme despu¨¦s de Auschwitz fue Paul Celan. As¨ª que es posible, pero en un nivel muy complejo. Mi impresi¨®n es que la poes¨ªa lo ha hecho mejor que el testimonio, la novela o la cr¨®nica.
P. Uno de los aspectos m¨¢s importantes de su libro es la atenci¨®n que presta a la pol¨ªtica de la memoria. ?Por qu¨¦?
R. Los gobiernos posdictatoriales han fomentado activamente una pol¨ªtica de amnesia. El fen¨®meno fue particularmente notable en Chile durante la transici¨®n a la democracia. No se hablaba de las atrocidades que se hab¨ªan cometido, y adem¨¢s se construy¨® una narrativa sobre el r¨¦gimen ca¨®tico de Allende y la necesidad de la dictadura. Se propici¨® una narraci¨®n de la Historia que borraba la represi¨®n. Por eso ha sido muy importante en todo el Cono Sur y en Centroam¨¦rica la pol¨ªtica de la memoria, los grupos que luchan porque la sociedad civil no olvide lo ocurrido. Estuve en Chile en agosto y era muy notable la curiosidad por parte de los j¨®venes, de los estudiantes, por todo aquel periodo. Se cumpl¨ªan 30 a?os de la muerte de Allende y hubo numerosos eventos conmemorativos a los que acud¨ªa much¨ªsima gente. Realmente, no se puede dejar enterrado todo eso.
P. ?Cu¨¢l es el papel de Am¨¦rica Latina en el concierto global hoy d¨ªa?
R. Yo creo que Am¨¦rica Latina est¨¢ dando un ejemplo de nuevas formas de multiculturalismo y multietnicismo. F¨ªjese en lo que ha pasado en Bolivia recientemente, o en Ecuador, en lo ocurrido con los mapuches en Chile, o con los zapatistas en M¨¦xico. No cabe duda de que toda la cuesti¨®n ind¨ªgena es ¨ªndice de una renovaci¨®n maravillosa. En este momento todo apunta a que puede surgir un nuevo regionalismo tambi¨¦n en Argentina, Brasil y otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, lo cual supondr¨ªa una alternativa al modelo neoliberalismo que ha impuesto Estados Unidos, tan excluyente y tan indiferente a la pobreza. El resultado de esos procesos regionalistas va a ser muy importante. Piense en Lula, eso es algo extraordinario.
P. Su libro recoge un cita muy expresiva de la novelista chilena Diamela Eltit: "Nada escapa al neoliberalismo. El arte y la literatura no est¨¢n excluidos". ?C¨®mo afecta esto a la creaci¨®n literaria?
R. Cuando yo empec¨¦ a escribir sobre Am¨¦rica Latina, la mayor¨ªa de los escritores publicaban en peque?as editoriales, algunas fundadas por los exiliados republicanos espa?oles, como Joaqu¨ªn Mortiz y Ediciones Era, en M¨¦xico, o la editorial Sudamericana, en Argentina. Ahora todo est¨¢ en manos de grandes conglomerados que controlan el mercado y la industria del libro. Esto ha afectado much¨ªsimo a la producci¨®n literaria, haciendo que los j¨®venes caigan en la tentaci¨®n de escribir para el mercado. Como ha dicho Ricardo Piglia, seguramente Borges habr¨ªa tenido problemas para encontrar editor para Ficciones. Por otro lado tambi¨¦n se da un fen¨®meno de signo inverso, sobre todo en poes¨ªa. Los poetas publican libritos que son pr¨¢cticamente panfletos. Se dedican a dar recitales a grupitos de gente. La poes¨ªa est¨¢ floreciendo. Hay muy buenos poetas, a pesar de que las grandes editoriales casi no les publican. As¨ª que hay dos fen¨®menos muy diferentes ah¨ª.
P. ?Por qu¨¦ dice que la lectura ha dejado de ser un acto hegem¨®nico?
R. Hoy, la lectura ocupa un lugar muy subordinado en la cultura general. Me llama la atenci¨®n cuando viajo en avi¨®n ver cu¨¢n poca gente lee. La literatura ha dejado de ocupar el lugar preeminente entre las artes, ahora tiene una posici¨®n subalterna. La cultura de la gente es sobre todo visual o musical. Entre los j¨®venes, la m¨²sica y el cine son mucho m¨¢s importantes que la lectura. Quiz¨¢ haya que cruzar la literatura con otras formas. Si queremos ensanchar el alcance de la lectura, hay que hacer que comprenda formas orales, aunque parezca un poco una contradicci¨®n.
P. Su libro deja en el lector un poso de nostalgia por todo lo que se ha perdido, por lo poco que se puede hacer frente a la omnipotencia del neoliberalismo.
R. A pesar de todo, soy optimista. Creo que lo peor ha pasado. Ahora que Estados Unidos se ha declarado abiertamente un imperio, yo creo que la cosa est¨¢ mucho m¨¢s clara. Antes dec¨ªan que no lo eran. Ahora que sabemos a qu¨¦ atenernos, es m¨¢s f¨¢cil pensar en alternativas.
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