Una vida nueva para Prso
El croata del M¨®naco triunfa con siete goles en dos semanas tras retirarse hecho "un golfo", pesar m¨¢s de 100 kilos y sufrir una malformaci¨®n de tibia
La vida le ha dado otra oportunidad a Dado Prso, el enrachado delantero croata del M¨®naco, tras un pasado violento. En dos semanas, del 5 al 19 de noviembre, Prso marc¨® siete goles en cuatro partidos: cuatro al Deportivo en el 8-3 de la Liga de Campeones; otro en el 0-1 al Ajaccio que mantuvo a su equipo como l¨ªder de la Liga francesa, y los dos de Croacia a Eslovenia (1-1 en Zagreb y 0-1 en Ljubliana) en la repesca para la Eurocopa de Portugal 2004.
Tercera en la Copa del Mundo de Francia 98, Croacia jugar¨¢ su quinta fase final consecutiva de un gran torneo. Se lo debe a Prso, su reci¨¦n descubierto h¨¦roe nacional. Era un desconocido hasta marzo pasado, cuando el seleccionador, Otto Baric, de 71 a?os, que prob¨® a 40 futbolistas en ocho meses, le convoc¨®. Prso marc¨® en su debut, un 4-0 a B¨¦lgica.
Pero antes, mucho antes, su vida era radicalmente distinta. Su historia es la de una transformaci¨®n incre¨ªble. Prso naci¨® en Zadar hace 29 a?os -los cumpli¨® el d¨ªa que marc¨® cuatro goles al Depor- y jug¨® en el Hajduk Split y el Pazinka hasta dejar Croacia por motivos pol¨ªticos. Con menos de 20 a?os lleg¨® a Francia, donde hizo de trotamundos. Particip¨® en las concentraciones de varios equipos, pero nadie le quer¨ªa. As¨ª recal¨® en el Rouen, en Tercera. No era lo que hab¨ªa so?ado. No estaba adaptado. Se desmotiv¨® hasta abandonar el f¨²tbol.
"Me olvid¨¦ del f¨²tbol, ya no exist¨ªa", cuenta Prso; "me convert¨ª en un golfo, en un hombre de la noche y las discotecas". El jugador frecuentaba todas las madrugadas los locales de la adinerada costa de Normand¨ªa, descuid¨® su forma y super¨® los 100 kilos de peso.
En el fondo del abismo, una noche, conoci¨® a la que es hoy su esposa y se mudaron a Saint Raph?el, en el sur. All¨ª comenz¨® su nueva vida. Volvi¨® a jugar en el Stade Raphaelais, por placer, y llam¨® la atenci¨®n de G¨¦rard Banide, ex seleccionador y ojeador del M¨®naco. Banide se fij¨® en este delantero alto (1,87 metros), zurdo y buen cabeceador y en 1998 lo llev¨® al centro de formaci¨®n del club, en el que coincidi¨® con Trezeguet.
El conjunto monegasco lo cedi¨® al Ajaccio, en Segunda B, y Prso marc¨® 21 goles en 53 partidos. Luego regres¨® al M¨®naco, pero siempre ha sido el eterno suplente, a la sombra de Simone, Nonda, Trezeguet y, ahora, Morientes. Vivi¨® d¨ªas de gloria, como cuando fue campe¨®n de Francia en 2000 y ganador de la Copa de la Liga en 2003. Y tambi¨¦n una pesadilla, otra m¨¢s. A causa de una malformaci¨®n en una pierna, el doctor Jaeger le someti¨® en Estrasburgo a una osteotom¨ªa tibial en diciembre de 2002. Es decir, le rompieron a prop¨®sito el hueso para ajust¨¢rselo al eje de la pierna y curarle. "Pens¨¦ que no volver¨ªa a jugar m¨¢s", dijo Prso, que estuvo diez meses de baja.
Su car¨¢cter se encarg¨® de lo contrario. Cuando regres¨®, a mitad del curso siguiente, jug¨® 20 partidos, marc¨® 12 goles y dio cinco asistencias. Prso hab¨ªa renacido. Y hace pocos d¨ªas se le abrieron las puertas de la fama. Marc¨® cuatro goles al Depor cuando nunca hab¨ªa anotado tres en un partido e igual¨® el r¨¦cord en la Copa de Europa del holand¨¦s Van Basten, su ¨ªdolo, y el italiano Inzaghi.
Esta temporada ha jugado ocho encuentros de la Liga con el M¨®naco, tres de titular. El ¨²ltimo, el s¨¢bado, ante el Lens, al sustituir en el minuto 70 a Morientes. Ha sido siete veces internacional y, reconoce, el Fulham, el Par¨ªs Saint Germain, dos equipos italianos -uno el Juventus- y otro alem¨¢n le han llamado. Su contrato acaba en junio de 2004 y no sabe qu¨¦ puede depararle el futuro.
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