Frenar los abusos
El territorio espa?ol es envidiable por su riqueza y variedad. El 23% est¨¢ protegido. Re¨²ne tal diversidad forestal, biol¨®gica o faun¨ªstica que casi un tercio merece ser preservado. Otros pa¨ªses no pueden porque lo han perdido. El patrimonio en biodiversidad no es cosa de un d¨ªa ni de los 25 a?os transcurridos desde la Constituci¨®n. Es el resultado de unas condiciones clim¨¢ticas singulares y de una cultura macerada por muchas generaciones.
Pero gracias a la Constituci¨®n y a la incorporaci¨®n de Espa?a a la Uni¨®n Europea se ha logrado mantener esa herencia y contener en parte los desmanes que apuntaba el desarrollo econ¨®mico desbocado de los setenta. Hasta que no lleg¨® la democracia, las playas y el agua subterr¨¢nea eran propiedad privada. Los atentados contra el medio ambiente no eran delito. Ni los vertidos de productos t¨®xicos a la atm¨®sfera o a los cauces de los r¨ªos. Se constru¨ªan carreteras y embalses sin contrastar su necesidad real, sin importar el soterramiento de poblaciones o valles ni el impacto del ruido sobre las viviendas. Ria?o, por poner un caso, no se hubiera construido, ni muchos pasos elevados urbanos que la presi¨®n vecinal ha logrado ahora derribar.
"ART?CULO 45, 2. Los poderes p¨²blicos velar¨¢n por la utilizaci¨®n racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente"
La Constituci¨®n propicia por primera vez que se reconozca el delito ambiental y la obligaci¨®n y el derecho a preservar el medio ambiente. Aun contando con ese amparo jur¨ªdico, los delitos m¨¢s graves contra el entorno natural (rotura de la balsa de Boliden, en Aznalc¨®llar, y la cat¨¢strofe del Prestige) se mantienen impunes.
Nada es igual en el ¨¢mbito ambiental 25 a?os despu¨¦s. Pero los cambios no se deben a la Constituci¨®n, sino a la incorporaci¨®n de Espa?a a la Uni¨®n Europea, cuya legislaci¨®n ha ca¨ªdo en cascada sobre el derecho interno. De alguna manera, ese paraguas supranacional es el ¨²nico elemento normalizador del caos generado por la precipitada transferencia de las competencias de medio ambiente a las autonom¨ªas, sin que ¨¦stas gozaran de cultura y funcionariado preparados para asumirlas. La diferencia de enfoque y de medios entre unas y otras es abismal. En el ¨¢mbito de la conservaci¨®n de la naturaleza, el modelo ha fracasado, est¨¢ en el Constitucional. Arag¨®n y Andaluc¨ªa no entienden por qu¨¦ no puedan gestionar los parques nacionales localizados en su territorio y Catalu?a s¨ª.
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