Cacer¨ªa de espa?oles en la carretera de Bagdad
Los agentes del CNI se defendieron a tiros de sus agresores, que les ametrallaron desde un Oldsmobile 1990 blanco
Entre unos matorrales, junto a la cuneta, hay un gran charco de sangre a¨²n fresca y unas gafas rotas. Al otro lado de la carretera, en un barrizal, el esqueleto calcinado de un todoterreno. En el arc¨¦n, restos de neum¨¢tico y una mancha de gasolina quemada. Son las huellas de la batalla en la que, el s¨¢bado por la tarde, a 30 kil¨®metros al sur de Bagdad, se vieron envueltos ocho agentes del servicio secreto espa?ol, el CNI. S¨®lo uno, Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Riera, ha sobrevivido para contarlo.
Desde la localidad de Mahmudiya, a 10 kil¨®metros, la carretera, de cuatro carriles separados por una mediana de tierra, es una recta interminable s¨®lo alterada por los socavones.
A la salida del pueblo, bloques de cemento de tres metros de altura ocultan una base del Ej¨¦rcito estadounidense. Apenas un kil¨®metro m¨¢s all¨¢ se encuentra la comisar¨ªa de la polic¨ªa iraqu¨ª. Ni unos ni otros llegaron a tiempo para auxiliar a los espa?oles.
Los vecinos de la aldea de Al Lattefiya fueron testigos de la tragedia y algunos de ellos, aunque ayer lo negaran, la celebraron de manera salvaje pisoteando los cad¨¢veres. La zona queda fuera del llamado tri¨¢ngulo sun¨ª, al noroeste de Bagdad, pero ideol¨®gicamente est¨¢ en el coraz¨®n de la resistencia que alimentan nost¨¢lgicos de Sadam.
Eran las cuatro de la tarde y la luz del sol ya declinaba. Los ocho agentes secretos espa?oles hab¨ªan salido de la capital iraqu¨ª tras almorzar y se dirig¨ªan hacia Najaf, donde ten¨ªan su base. En lugar de tomar la autopista decidieron seguir el camino m¨¢s recto, pese a que les obligaba a atravesar varias poblaciones.
Al pasar por el mercado de Mahmudiya tuvieron que reducir la marcha. A esa hora se encuentra poco animado, pero -aunque iban vestidos de civil y no llevaban distintivo especial- debi¨® llamar la atenci¨®n un convoy de dos todoterrenos blancos, de los que s¨®lo usan en Irak miembros de la coalici¨®n ocupante.
Seg¨²n varios testimonios, un Oldsmobile 1990 blanco, con cinco pasajeros, ven¨ªa siguiendo a los espa?oles. Tras adelantarlos, se ech¨® a la derecha y continu¨® circulando muy despacio por el arc¨¦n. Luego, "cuando pas¨® a su lado el primer veh¨ªculo", explica Tarik, uno de los testigos, "empezaron a disparar. Llevaban fusiles Kalashnikov" y una ametralladora que usaba el Ej¨¦rcito iraqu¨ª, de origen sovi¨¦tico. Otro vecino asegura que el ataque se produjo en el momento en que el Oldsmobile adelantaba al todoterreno por la izquierda.
El conductor espa?ol debi¨® resultar herido, ya que el coche avanz¨® unos metros dando tumbos hasta que se precipit¨® en el campo que separa la carretera de las primeras casas. Pero los agresores no se dieron por satisfechos. A¨²n hab¨ªa signos de vida en el veh¨ªculo. El Oldsmobile se situ¨® a muy pocos metros y los agresores lanzaron varias granadas de mano, que al hacer explosi¨®n provocaron un incendio.
En ese momento, seg¨²n Malik -otro testigo-, lleg¨® el segundo veh¨ªculo de los espa?oles, que se detuvo en el borde de la carretera. Los ocupantes intentaron auxiliar a sus compa?eros, pero los atacantes les recibieron con fuego graneado de ametralladora. Seg¨²n los vecinos, al menos tres hombres salieron precipitadamente del interior del coche, que tambi¨¦n comenz¨® a arder. Uno llevaba la chaqueta en llamas y se deshizo de ella mientras corr¨ªa. Cruzaron los cuatro carriles y se refugiaron en la cuneta, al otro lado de la calzada, desde donde trataron de defenderse con sus armas.
Los que no murieron en el interior de los veh¨ªculos cayeron uno tras otro durante el enfrentamiento. Salvo Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Riera, quien consigui¨® ponerse a salvo, seg¨²n explican varios vecinos, porque escap¨® en el coche particular de un iraqu¨ª. En los primeros momentos circul¨® el rumor de que hab¨ªa sido secuestrado.
Antes de fallecer, uno de los agentes logr¨® conectar a trav¨¦s de su tel¨¦fono por sat¨¦lite con la sede en Madrid del Centro Nacional de Inteligencia para pedir ayuda. Se avis¨® a la base de la brigada espa?ola en Diwaniyah, de donde despegaron tres helic¨®pteros, uno de ellos equipado como ambulancia. Pero cuando llegaron a la zona, casi tres horas despu¨¦s seg¨²n los vecinos, s¨®lo pudieron constatar la tragedia.
Hay distintas versiones sobre la duraci¨®n del tiroteo. Algunos vecinos dicen que fue muy breve. Otros aseguran que dur¨® unos 30 minutos. Todos coinciden en que la polic¨ªa iraqu¨ª tard¨® m¨¢s de una hora. Mucho antes de que llegara, un equipo de la cadena brit¨¢nica de televisi¨®n Skynews, que pas¨® por la zona de regreso a Bagdad, grab¨® las espeluznantes escenas de la turba ensa?¨¢ndose con los cad¨¢veres, a los que atribu¨ªa la condici¨®n de agentes de la CIA.
Fuentes del Ministerio de Defensa creen que el ataque fue una agresi¨®n deliberada contra los espa?oles. "Ya hab¨ªan golpeado a los italianos, s¨®lo falt¨¢bamos nosotros", alegan. El cuartel de carabineros en Nasiriya sufri¨® el pasado 12 de noviembre un atentado que cost¨® la vida a 18 italianos.
Sin embargo, Dagud Selman, oficial de la comisar¨ªa de Al Lattefiya, no cree que los agresores conocieran la identidad de sus v¨ªctimas. "No les importa si son estadounidenses o espa?oles, disparan contra cualquier extranjero", explica. Hace un mes fue atacada la comisar¨ªa con granadas anticarroy ametralladoras, recuerda, y son frecuentes los atentados contra patrullas de EE UU, lo que ratifican desde la vecina base de la 82 Divisi¨®n Aerotransportada.
El jefe policial niega la tardanza de los hombres a su mando en acudir al lugar del crimen y sostiene que los autores de este tipo de ataques no viven en la zona, sino que se trata de "terroristas isl¨¢micos" llegados de fuera. Cuando se le recuerda la reacci¨®n de j¨²bilo de algunos de sus convecinos tras el ataque y los v¨ªtores a Sadam Hussein se limita a mostrarse tan sorprendido como apesadumbrado.
Musthaq Ibrahim, ex capit¨¢n del Ej¨¦rcito iraqu¨ª, con m¨¢s de 10 a?os de experiencia en filas, est¨¢ convencido de que los cinco ocupantes del Oldsmobile no actuaron solos. "Debieron contar con el apoyo de otros, aunque nadie los haya visto", sostiene. El comisario de Al Lattefiya admite que un coche gris no identificado cort¨® el tr¨¢fico procedente de Bagdad durante el tiroteo, pero no sabe decir si era c¨®mplice de los atacantes.
Tampoco nadie le ha preguntado, aclara. Cuando, dos horas despu¨¦s del atentado, llegaron a la zona los soldados estadounidenses, la polic¨ªa iraqu¨ª se desentendi¨® del caso. Les entreg¨® los siete cad¨¢veres y al ¨²nico superviviente. Tambi¨¦n se llevaron el veh¨ªculo que qued¨® incendiado en la cuneta. El otro coche segu¨ªa ayer en el lugar, hundido en el fango y con la chapa agujereada por los balazos. Como las gafas rotas de uno de los agentes espa?oles. A la espera de que alguien vaya a recogerlas.
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