Aznar, ante Europa

El largo y complicado camino para dar a luz la Constituci¨®n de la nueva Uni¨®n Europea de 25 pa¨ªses (27 en 2007) puede concluir en un fracaso colectivo si, en los d¨ªas que restan hasta la cumbre del pr¨®ximo fin de semana en Bruselas, no se alcanza un acuerdo sobre el reparto de poder institucional entre los socios. La posici¨®n de Espa?a, respaldada por Polonia, es el principal obst¨¢culo para la revisi¨®n de la distribuci¨®n decidida hace tres a?os en Niza. Aznar no acepta el sistema, apoyado por los l¨ªderes del Parlamento Europeo y de la Convenci¨®n, de doble mayor¨ªa (50% de Estados y 60% de poblaci¨®n) como criterio para la toma de decisiones que requieran mayor¨ªa cualificada en el Consejo.

Sin consenso alternativo, se mantendr¨¢ el vigente Tratado de Niza que otorg¨® a Espa?a un n¨²mero favorable de votos en el Consejo, pero los desperfectos en la UE e incluso en la propia Constituci¨®n pueden ser muy serios. Empieza a abrirse camino la idea de un compromiso en torno a una f¨®rmula que mantiene la mitad de los Estados pero aumenta hasta dos tercios (66%) el m¨ªnimo de poblaci¨®n representada para dar validez a los acuerdos, algo que en determinadas condiciones puede ser una salida aceptable para Espa?a.

Tras esta aritm¨¦tica se esconde un pulso de poder y de recelos. La oposici¨®n del Gobierno a este sistema parece nutrida no s¨®lo por su temor a perder peso en el Consejo, sino tambi¨¦n a que Francia y Alemania cobren una desmesurada capacidad de influencia. No se entiende este antigermanismo del Gobierno de Aznar, cuando el entendimiento con Alemania ha producido en el pasado tan buenos resultados como la creaci¨®n del Fondo de Cohesi¨®n.

Aunque Par¨ªs y Berl¨ªn no basten para impulsar esta nueva gran UE, la realidad es que nada se va a lograr contra Francia y Alemania, como ha quedado patente con el intento de la Comisi¨®n de abrir a estos dos pa¨ªses un procedimiento de infracci¨®n por d¨¦ficit excesivo. Adem¨¢s, si fracasa el Tratado Constitucional -y Berl¨ªn ya ha anunciado que no aceptar¨¢ medias tintas-, Francia y Alemania tirar¨¢n adelante solos. De nuevo, lo que le falla a la posici¨®n espa?ola no es la aritm¨¦rica, sino la elecci¨®n de los aliados.

En las manos de Aznar est¨¢ la posibilidad de cerrar un acuerdo ventajoso para el inter¨¦s general europeo, en el que Espa?a, respecto a Niza, podr¨ªa mejorar en n¨²mero de esca?os en el Parlamento y sentirse c¨®moda. Lo que no parece digno del primer Tratado Constitucional europeo es que se cierre en falso con un mero aplazamiento de esta decisi¨®n central a 2009. El esquema institucional que se ha dise?ado no es el perfecto, pero har¨¢ camino al andar en una Uni¨®n a punto de ampliarse con 10 nuevos miembros. La Constituci¨®n Europea supone avances significativos en otros aspectos, al otorgar a la UE personalidad jur¨ªdica, dotarla de una carta de derechos fundamentales, ampliar los ¨¢mbitos de decisiones por mayor¨ªa, y progresar en materia de pol¨ªtica com¨²n exterior y de defensa. En los mismos d¨ªas en que Espa?a conmemora los 25 a?os de la Constituci¨®n del consenso, ser¨ªa parad¨®jico que fuera un gobernante espa?ol el que lo impidiera en la UE.