Cay¨® Sadam: ?qu¨¦ hacer con Irak?
El arresto de Sadam Husein significa el verdadero fin del r¨¦gimen dictatorial que presidi¨®, pero las interpretaciones precipitadas sobre el fin de la violencia pueden inducir a nuevos errores y alentar posiciones arrogantes que alejen la salida razonable de lo que contin¨²a siendo una trampa para los ocupantes y para la Comunidad Internacional.
La alegr¨ªa por la ca¨ªda del tirano es generalizada, en la mayor parte de su propio pa¨ªs y en todo el mundo. Las condiciones en que se ha producido indican que no era Sadam el responsable de la direcci¨®n de las acciones de terrorismo y resistencia que estamos viviendo desde la precipitada declaraci¨®n de fin de la guerra hecha por Bush. Pero su propia pasividad ser¨¢ percibida por los que fueran sus leales como un gesto inaceptable en su propia cultura, lo que eliminar¨¢ la tentaci¨®n de considerarlo como un s¨ªmbolo de lucha. Esto es un elemento de desactivaci¨®n parcial de la violencia que habr¨¢ que estimar con m¨¢s cuidado.
Ante este hecho nuevo y, sin duda, relevante, la reacci¨®n de Blair ha sido, con diferencia, la m¨¢s inteligente. Su llamamiento a sumar fuerzas para la reconstrucci¨®n de Irak y la devoluci¨®n de la soberan¨ªa a los ciudadanos deber¨ªa abrir un camino distinto ante el conflicto.
Bush, m¨¢s all¨¢ del triunfalismo electoralista explicable, tambi¨¦n ha hecho una referencia sensata a la continuidad del peligro de las acciones violentas y, como consecuencia, a las dificultades por venir despu¨¦s de la detenci¨®n de Sadam.
Un proceso judicial contra Sadam, si, como parece l¨®gico, se desarrolla en su propio pa¨ªs, llevar¨¢ tiempo, salvo que razones de ¨ªndole especial en t¨¦rminos de informaci¨®n sobre el pasado induzcan a precipitar los acontecimientos. Pero, en ambos casos, no ser¨¢ lo m¨¢s significativo respecto de lo que debe hacerse en el corto plazo.
En la Administraci¨®n de Bush contin¨²an las contradicciones sobre la estrategia a seguir en la posguerra. La ca¨ªda de Sadam puede alimentar la posici¨®n expresada en los ¨²ltimos d¨ªas por el subsecretario de Defensa, arremetiendo contra los pa¨ªses que se han opuesto a la guerra -Francia, Alemania, Rusia o los ¨¢rabes-, en un nuevo gesto de arrogancia; o puede ayudar -si las palabras de Blair sirven para algo- a recomponer la estrategia hacia el multilateralismo y la colaboraci¨®n de todos.
Despu¨¦s de la presencia de Powell en Bruselas, daba la impresi¨®n de que el Departamento de Estado pretend¨ªa restablecer un clima de confianza con los socios de la Alianza Atl¨¢ntica como continuaci¨®n del esfuerzo que llev¨® a la ¨²ltima resoluci¨®n del Consejo de Seguridad y a la Conferencia de Donantes.
Sin embargo, la aparici¨®n del subsecretario de Defensa, verdadero ide¨®logo de la guerra preventiva y el unilateralismo, recuperando el tono amenazante y arrogante, volvieron a poner las cosas en su punto de partida: el que llev¨® a la guerra desencadenada por el Tr¨ªo de las Azores. El bot¨ªn de guerra ser¨¢ para el ocupante como potencia dominante y para sus amigos, en funci¨®n de la aportaci¨®n de cada uno en la pol¨ªtica de conquista.
Punto de partida que expresaba el hermano del presidente Bush en su encuentro con los empresarios espa?oles, antes del comienzo de la ocupaci¨®n ileg¨ªtima de Irak. La actitud del se?or Aznar, al que identificaba como presidente de la Rep¨²blica Espa?ola, de apoyo incondicional a la Administraci¨®n de Bush, traer¨ªa beneficios suculentos para las empresas espa?olas.
?sta parece hoy la l¨ªnea dominante. El apoyo de Bush a las palabras del subsecretario de Defensa eliminaron las dudas. Por eso cabe pensar que la detenci¨®n del dictador alimente esta tesis. Castigar¨¢n a los que se opusieron a la guerra y seguir¨¢n dividiendo a la Uni¨®n Europea entre la vieja y la nueva Europa. Pero, sobre todo, decidir¨¢n c¨®mo se reparte el bot¨ªn iraqu¨ª.
Naturalmente las contradicciones van a continuar, incluso haci¨¦ndose m¨¢s evidentes. Gran Breta?a, Italia y Espa?a, en medio de la cat¨¢strofe de la Cumbre Europea, se precipitaron a dar la raz¨®n al se?or Bush. Pero Alemania, Francia y Rusia, al parecer sorprendidas por esta nueva deriva en la reconstrucci¨®n, no salen de su asombro y recibir¨¢n, en pocos d¨ªas, la visita del enviado del se?or Bush, para que, adem¨¢s de aceptar su exclusi¨®n de la reconstrucci¨®n, condonen la cuantiosa deuda contra¨ªda por Irak. El representante de la Administraci¨®n republicana para esta tarea, el se?or Baker, ya tiene sus maletas hechas para la complicada visita.
Hemos hecho una guerra, hemos pagado el precio econ¨®mico y de vidas humanas, y ahora nos vamos a resarcir. Primero nosotros, y despu¨¦s, con lo que sobre, nuestros amigos en funci¨®n de su esfuerzo. Reconozcamos que son claros, aunque parezca dolorosamente imp¨²dica la propuesta
Si la detenci¨®n de Sadam refuerza la decisi¨®n anunciada, quedan eliminadas las hip¨®tesis de salida r¨¢pida que propone un grupo de neoconservadores preocupados por las consecuencias electorales de la dram¨¢tica posguerra y la de la recuperaci¨®n del papel de Naciones Unidas, del multilateralismo en la reconstrucci¨®n, que parec¨ªa la inclinaci¨®n del Departamento de Estado en su aproximaci¨®n a los socios europeos de la Alianza y a los pa¨ªses ¨¢rabes.
Sin embargo, como podremos comprobar en los pr¨®ximos meses, los problemas de fondo continuar¨¢n manifest¨¢ndose. No s¨®lo en t¨¦rminos de resistencia y de luchas internas entre facciones dif¨ªciles de conciliar, sino en t¨¦rminos de amenaza terrorista internacional. Por tanto, la cooperaci¨®n de todos seguir¨¢ siendo imprescindible en el escenario inmediato.
Claro que, al decir de Bush, esto puede arreglarse si los que se han opuesto a la guerra deciden mandar tropas bajo el mando y la estrategia de la potencia ocupante, para recibir a cambio algunos contratos de reconstrucci¨®n. Este empe?o de Bush en conseguir amigos s¨®lo es comparable al tit¨¢nico esfuerzo de Aznar en la misma direcci¨®n, como hemos visto en la Cumbre Europea.
Estoy seguro de que esta arremetida de los neoconservadores m¨¢s belicistas y unilateralistas se basaba en un nuevo c¨¢lculo de posibilidades de futuro en Irak. Y m¨¢s seguro a¨²n de que, como en el c¨¢lculo anterior a la intervenci¨®n y ocupaci¨®n, se van a volver a equivocar. Incluso la situaci¨®n en Afganist¨¢n, menos llamativa desde que se cay¨® de la CNN, va a seguir empeorando en ese futuro para llenar de incertidumbre e inseguridad toda la regi¨®n.
Con el Gobierno de Bush pasa, en su escala, como con el Gobierno de Aznar. Cuando los que se opon¨ªan y se oponen a esta disparatada aventura hacen un esfuerzo de responsabilidad parasuperar la fractura y buscar soluciones m¨¢s razonables, m¨¢s acordes con un orden internacional basado en el respeto a la ONU y sus reglas, reciben como respuesta una coz. La ¨²nica diferencia consiste en que el Gobierno Bush no disimula, no enga?a, no confunde los argumentos. Dicen claramente para lo que est¨¢n en Irak y a los que no lo siguen, los sacan del negocio -tr¨¢gico, vergonzoso negocio-, que se paga con un alto coste de vidas humanas, la mayor¨ªa inocentes, sean civiles o servidores del Estado en cualquier nivel.
No creo que existan esperanzas de correcci¨®n de la propuesta, aunque parezca evidente el da?o que produce. Por ejemplo, al Gobierno provisional de Irak no le permitieron siquiera cubrir las formas, como si nada tuviera que decir sobre el futuro de su pa¨ªs, que depende ahora de la reconstrucci¨®n.
?Ocurrir¨¢ lo mismo con el destino del dictador? ?Alguien se va a creer, entre su pueblo, que los representa en algo? La literatura de darles m¨¢s responsabilidad, incluso para hacer una Constituci¨®n en seis meses, para convocar unas elecciones, para legitimarlos en el ejercicio del poder, ya que no tienen legitimidad de origen, est¨¢ vac¨ªa de contenido y, digan lo que digan ahora, nadie les cree.
?Imaginan a ese Gobierno ante la Liga ?rabe, ante los acreedores alemanes o rusos o franceses, tratando de mostrarse como representantes de los intereses de Irak? ?Y en Naciones Unidas? Legitimar al Gobierno, d¨¢ndole responsabilidades reales ante sus conciudadanos y ante la Comunidad Internacional, es la primera y urgente tarea para iniciar un camino sensato. Incluida la responsabilidad en el destino del dictador.
Si fuera verdad que los prop¨®sitos no mercantiles, como la lucha contra el terrorismo internacional, ocupan un nivel importante en la estrategia de la Administraci¨®n de Bush, como es necesario creer, la fractura de la confianza con alemanes, franceses, rusos, ¨¢rabes y otros, a los que se trata con un menosprecio inaudito, aumentar¨¢ las dificultades para coordinar esa lucha, en provecho exclusivo de los terroristas.
Conviene recordar que, frente a la situaci¨®n creada, incluso con el dictador prisionero, para conseguir los objetivos hay que contar con la legitimidad de Naciones Unidas, la cooperaci¨®n de la Liga ?rabe y la Conferencia Isl¨¢mica, adem¨¢s de una relaci¨®n de confianza con la vieja Europa y con Rusia. Si no se hace esto, las tropas ocupantes seguir¨¢n empantanadas en Irak por tiempo indefinido, y cada d¨ªa que pase ser¨¢n percibidas como la garant¨ªa sobre el terreno para hacer negocios.
Y nosotros, los espa?oles, ?seguiremos siendo meros avalistas de esta estrategia disparatada? ?Merece la pena pagar el coste humano y de p¨¦rdida de las prioridades de nuestra pol¨ªtica exterior para ser meros ap¨¦ndices de los designios de esta Administraci¨®n republicana en EE UU?
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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