"El mito nos da claves para entender el mundo: la lucha de los 'sin papeles' es la de los n¨®madas contra los sedentarios"
Michel Tournier vive en Choisel, un pueblecito con menos de cien habitantes a una treintena de kil¨®metros al sur de Par¨ªs. Su casa es el antiguo presbiterio de la iglesia y desde su jard¨ªn a¨²n puede acceder directamente a la misma y al cementerio vecino. Un hilo el¨¦ctrico, instalado de manera escasamente profesional, nos permite descubrir en el tejado de una de las dependencias un foco cubierto de or¨ªn. "Fue mi vecina Ingrid Bergman quien me pidi¨® que lo instalara. De vez en cuando daba recepciones y yo iluminaba el campanario para que sirviese de referencia a los invitados".
La soledad de Tournier es voluntaria, pero hoy, a los 79 a?os, parece pesarle un poco. En el coche en que ha venido a buscarme a la estaci¨®n me cuenta que "vivir aqu¨ª en verano es magn¨ªfico. Entonces veo a menudo a los amigos. Pero cuando llega el invierno parece como si en verdad s¨®lo les hubiera interesado el paisaje y el pasar horas en el jard¨ªn. En Choisel conozco a todos, pero, cuando hace fr¨ªo a?oro una tienda, un bar, una librer¨ªa, tener con quien charlar".
PREGUNTA. La dimensi¨®n m¨ªtica de Eleazar o El manantial y la zarza es obvia. El mito es una historia que todo el mundo conoce.
RESPUESTA. Mire, no s¨®lo vivo en ese presbiterio sino que el personaje tutelar de mi familia, el hermano de mi abuelo materno, era sacerdote, te¨®logo, germanista y flautista. Mi hermano ha heredado la pasi¨®n por la flauta y yo el germanismo y la devoci¨®n por los textos sagrados. Los temas b¨ªblicos me apasionan y me sorprende descubrir hasta qu¨¦ punto son mal conocidos, incluso por los religiosos. Har¨¢ cosa de diez a?os le¨ª la impresionante biograf¨ªa de Mois¨¦s escrita por Andr¨¦ Chouraqui. ?l tambi¨¦n dedica muchas p¨¢ginas a preguntarse sobre las razones por las que Dios proh¨ªbe o impide a Mois¨¦s, el l¨ªder del pueblo jud¨ªo, entrar en la tierra prometida, en Cana¨¢n. Las explicaciones proporcionadas por los te¨®logos, incluido Chouraqui, no satisfacen. Muchos insisten en el hecho de que Mois¨¦s golpeara dos veces en una roca para hacer manar agua. El segundo golpe habr¨ªa indignado a Dios en tanto que manifestaci¨®n de una fe escasa. ?Grotesco! Mi libro propone una soluci¨®n al enigma.
P. La de un Dios celoso...
R. El dilema se plantea entre el manantial y la zarza ardiendo. El pueblo de Israel no cesa de pedir agua, Mois¨¦s tiene que interceder varias veces ante Dios para conseguirla. El agua fluye por el suelo, busca la pendiente, la facilidad, se asocia al sedentarismo, a la familia, a los cultivos, es s¨ªmbolo de la vida cotidiana. La zarza ardiendo lanza sus llamas hacia el cielo, es la excepci¨®n, representa la vida m¨ªstica, entregada a Dios, a un Dios que obliga a Mois¨¦s a quedarse en el desierto, a las puertas de la tierra prometida... Chouraqui acogi¨® mi libro con mucha amabilidad, casi demasiada, considerando sin duda divertida mi intromisi¨®n de amateur que pretende resolver en unas pocas p¨¢ginas de ficci¨®n un dilema que lleva miles de a?os ocupando a los mejores te¨®logos.
P. Volvamos al mito, a la historia conocida. En Viernes o los limbos del Pac¨ªfico, usted revisa la de Robinson Crusoe; en El rey de los alisos, nos propone una relectura de las historias de ogros; Gaspar, Melchor y Baltasar resucita los Reyes Magos... En Eleazar... se permite convertir a los irlandeses en pueblo elegido y a Estados Unidos en tierra prometida. En todos sus textos el humor juega un papel importante.
R. Sabe, es m¨¢s que posible que todos los m¨ªsticos lamenten no haber llevado una vida normal, con esposa e hijos, una vida humana. Las condiciones de existencia de los anacoretas eran muy duras. Hay una novela de Anatole France -Tha?s - que arranca con una frase estupenda que siempre me ha hecho re¨ªr mucho. Escribe France que "en aquel tiempo el desierto estaba ocupado por anacoretas". ?Es formidable! ?Un desierto "ocupado por anacoretas"! El mito, el recurrir a una historia conocida, nos permite hablar de la actualidad de manera inmediata, nos da claves de lectura para entender el mundo. Por ejemplo, la lucha de los sin papeles es la de los n¨®madas contra los sedentarios. Ca¨ªn y Abel siguen siendo actualidad. El mito pervive e ilumina el presente. En ?frica, los tuaregs eran los se?ores del desierto, guerreaban y conduc¨ªan reba?os de camellos. En los oasis dejaban a sus esclavos negros, que cultivaban la tierra. La colonizaci¨®n francesa aport¨® la educaci¨®n obligatoria a los sedentarios, como no pod¨ªa ser de otra forma, y los antiguos esclavos accedieron a la cultura y luego pasaron a ser la ¨¦lite de la administraci¨®n local... Los nazis reprochaban a los jud¨ªos su movilidad, su condici¨®n de supuestos ap¨¢tridas y ya se ha visto en qu¨¦ desemboc¨® el vincular el derecho de suelo al derecho de sangre.
P. La ¨®pera de Sch?nberg sobre Mois¨¦s y Aar¨®n aborda el problema desde otro ¨¢ngulo, sobre el derecho o no a representar la figura de Dios.
R. En la ¨®pera, Mois¨¦s representa la religi¨®n mental, la creencia privada, la espiritualidad frente a las manifestaciones exteriores, colectivas y organizadas de religiosidad, el enfrentamiento entre un Dios-Idea y un Dios-Instituci¨®n. Adem¨¢s, Aar¨®n, aprovechando que Mois¨¦s est¨¢ en la monta?a recibiendo el mensaje divino, organiza una gran fiesta y admite que se rinda culto a un becerro de oro, es decir, a un s¨ªmbolo de la tierra, de lo material. En Eleazar, al situar la acci¨®n en territorio irland¨¦s, es decir, cat¨®lico, complico el problema. El protestantismo supuso un retorno a la Biblia. En ese sentido, los protestantes est¨¢n mucho m¨¢s cerca del juda¨ªsmo que del cristianismo, que privilegia los Evangelios frente a la Biblia.
P. Pero en Eleazar el protagonista que da t¨ªtulo a la novela es un protestante en pa¨ªs cat¨®lico y en rebeli¨®n con su jerarqu¨ªa religiosa.
R. La versi¨®n que Freud sostiene sobre la figura de Mois¨¦s es apasionante. Seg¨²n ¨¦l, Mois¨¦s no era de origen hebreo sino un pr¨ªncipe egipcio reformador, un hombre que propon¨ªa una religi¨®n monote¨ªsta en un contexto animista, de culto a los animales. Los sacerdotes, el poder, rechazaron su propuesta que, en cambio, fue adoptada por los esclavos jud¨ªos. Es l¨®gico que el juda¨ªsmo y el cristianismo no acepten esta explicaci¨®n, aunque sea muy plausible. Jes¨²s tampoco quer¨ªa crear una nueva religi¨®n, s¨®lo pretend¨ªa reformar el juda¨ªsmo, pero el rechazo y el martirio dieron nacimiento a otra religi¨®n. En otros t¨¦rminos, Lutero y el protestantismo conocieron un destino similar, de rechazo de la reforma.
P. En la actualidad est¨¢ escribiendo otra novela sobre un mito.
R. S¨ª. Pero antes terminar¨¦ un libro sobre el verano, con textos y fotos m¨ªas. Es terrible revisar las viejas fotos, no tanto por la gente que ha muerto sino sobre todo por las que ahora no conoces, no sabes qui¨¦nes eran. Y tambi¨¦n porque te das cuenta de que, a pesar de haber hecho 50 emisiones sobre grandes fot¨®grafos, a pesar de mi admiraci¨®n por Cartier-Bresson, Boubat o Tress, no he sido capaz de tener un mundo propio cuando empu?o la c¨¢mara. Pero volvamos a la literatura y a los mitos. Tengo poca imaginaci¨®n pero me documento mucho. Ahora estoy trabajando sobre el vampirismo, leyendo decenas de novelas sobre el tema, la mayor parte de un nivel bajo, ¨¦sa es la verdad, pero lo que me sorprende es que nadie se haya referido a lo que es sustancial en un vampiro. Por ejemplo, cuando un hombre se enamora o desea a una mujer, sabe qu¨¦ es lo que despierta su inter¨¦s, los ojos o las nalgas, un modo de hablar o de moverse, un perfume especial...
hay algo que convierte a cada mujer en un caso distinto. Pues bien, no veo que ning¨²n autor se haya interesado antes por el sabor de la sangre, por el gusto de la sangre, en el doble sentido de la expresi¨®n, pues hay que suponer que un vampiro es un catador de sangres, un experto que busca un n¨¦ctar distinto. Y visto que la religi¨®n cat¨®lica funciona a partir del paralelismo entre el vino y la sangre, que la Eucarist¨ªa establece la transustanciaci¨®n, que Jesucristo nos dej¨® el poder de convertir el pan y el vino en el su cuerpo y su sangre, no es exagerado ver en los buenos bebedores de vino una suerte de vampiros ingenuos.

BIBLIOGRAF?A
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El espejo de las ideas. El Acantilado. 2000.
Gaspar, Melchor y Baltasar. Edhasa. Barcelona, 1996.
Medianoche de amor. Alfaguara. Madrid, 1995.
El ¨¢rbol y el camino. Alfaguara. Madrid, 1993.
El rey de los alisos. Alfaguara. Madrid, 1992.
Gilles y Juana. Alfaguara, Madrid, 1989.
El Urogallo. Alfaguara. Madrid, 1988.
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