La sombra de Milosevic marca las elecciones en Serbia
Los sondeos pronostican una victoria de los ultranacionalistas que podr¨ªan gobernar con la ayuda del partido del ex presidente
Los hilos de las elecciones parlamentarias de hoy en Serbia se mueven desde la prisi¨®n de la ONU en La Haya. Esta aparente paradoja se debe a la presencia como candidatos del ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, que encabeza la lista de su debilitado Partido Socialista de Serbia (PSS), y del ultranacionalista Vojislav Sesselj, que se perfila como vencedor al frente del Partido Radical Serbio (PRS). Ambos son juzgados por genocidio y cr¨ªmenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Las encuestas otorgan 74 esca?os a los radicales en el nuevo Parlamento sobre un total de 250. Unidos a los 30 diputados pronosticados para los seguidores de Milosevic y a algunos peque?os partidos, los radicales podr¨ªan aglutinar una mayor¨ªa nacionalista y antioccidental que complicar¨ªa la transici¨®n en Serbia y su futura integraci¨®n en la UE. Algo m¨¢s de seis millones y medio de serbios acuden hoy a las urnas en las elecciones m¨¢s relevantes desde la ca¨ªda de Milosevic en el oto?o de 2000.
Se perfilan como perdedores los partidos m¨¢s reformistas y m¨¢s apreciados en Occidente
En una reciente visita a Belgrado, el representante de Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad de la UE, Javier Solana, explic¨® claramente que los serbios s¨®lo tienen dos opciones. O bien se decantan por la orientaci¨®n europea o bien regresan al pasado y optan por mantener el aislamiento internacional en el que viven desde las guerras balc¨¢nicas de los noventa. Pero todo indica que los vientos electorales no favorecen a las candidaturas m¨¢s reformistas de Serbia, desgastadas por sus enfrentamientos de los ¨²ltimos a?os tras haberse unido en la plataforma DOS (Oposici¨®n Democr¨¢tica de Serbia) para derrotar a Milosevic en oto?o de 2000 y haber aupado a la presidencia a Vojislav Kostunica. Una pasajera euforia, que dur¨® apenas unos meses, sigui¨® a la marcha del tirano, que embarc¨® a Serbia en tres guerras (Croacia, Bosnia y Kosovo). Sin embargo, la profunda crisis econ¨®mica, con un paro estimado en el 30%, los esc¨¢ndalos pol¨ªticos y financieros y el creciente poder de las mafias organizadas, que llegaron a asesinar al primer ministro prooccidental Zoran Djindjic en marzo pasado, han generado un extendid¨ªsimo malestar social.
Hasta tal punto es patente la disyuntiva entre el acercamiento a la UE o el reforzamiento del nacionalismo que el l¨ªder de los radicales, Tomislav Nikolic, manifest¨® en una entrevista a la agencia Efe que su partido ser¨¢ el m¨¢s fuerte en Serbia tras las elecciones del domingo porque es el ¨²nico que no escucha "el dictado de Occidente". En una actitud abiertamente desafiante, Nikolic -que obtuvo el 46% de los votos en las presidenciales de noviembre invalidadas por falta de qu¨®rum- ha llegado a subrayar que es importante ganar las elecciones en honor de Milosevic, de Sesselj y de todos los patriotas serbios encarcelados en La Haya. Para dar una idea del ambiente hostil a Occidente, algunos de los asistentes a los m¨ªtines de los radicales exhiben fotos de Radovan Karadzic y Ratko Mladic, dirigentes serbobosnios acusados por La Haya de genocidio y cr¨ªmenes de guerra.
Esta larga sombra que el fantasma de Milosevic proyectar¨¢ hoy sobre las urnas se explica porque las leyes serbias permiten concurrir a las elecciones a aquellos que est¨¦n procesados, pero todav¨ªa no cuenten con una sentencia firme. Los dos antiguos aliados que ahora se sientan en el banquillo han intentado hacer campa?a electoral desde La Haya, pese a las limitaciones impuestas por el tribunal, en una clara estrategia para convertirse en s¨ªmbolos de lo que califican de "persecuci¨®n occidental".
El victimismo de buena parte de la clase pol¨ªtica serbia y los resabios nacionalistas alcanzan incluso a formaciones moderadas como la que preside Kostunica, el Partido Democr¨¢tico de Serbia. En una entrevista con este diario el pasado mes de noviembre, Kostunica lleg¨® a declarar que la actuaci¨®n del Tribunal de La Haya (TIPY) obedec¨ªa m¨¢s a motivaciones pol¨ªticas de juzgar a todo un pueblo que a argumentaciones jur¨ªdicas. El partido de este jurista, que milit¨® en la oposici¨®n a Milosevic, puede convertirse en la bisagra de un nuevo Gobierno si logra los 52 esca?os que le concede el sondeo del Centro para las Elecciones y la Democracia.
Los que se perfilan como perdedores son precisamente los partidos m¨¢s apreciados en Occidente, con un talante m¨¢s liberal en lo econ¨®mico y m¨¢s reformista en lo pol¨ªtico, y que han gobernado desde la ca¨ªda de Milosevic. Fragmentados y enzarzados en los ¨²ltimos tres a?os en continuas acusaciones cruzadas de corrupci¨®n pol¨ªtica y esc¨¢ndalos financieros, los occidentalistas se hallan adem¨¢s descabezados tras el asesinato de Djindjic, una figura carism¨¢tica que propici¨® que Milosevic fuera entregado a La Haya. Mientras sus presuntos asesinos, mafiosos del conocido como clan de Zemun, comenzaban a ser juzgados el pasado lunes en Belgrado, sus herederos pol¨ªticos como Bor¨ªs Tadic, n¨²mero uno del Partido Democr¨¢tico (PD), o el tecn¨®crata Miroljub Labus, al frente del grupo G19, observaban que las encuestas los sit¨²an en los puestos de cola. Los organismos internacionales y los inversores extranjeros esperan, desde hace a?os, que se aclare el convulso panorama serbio. El mapa pol¨ªtico se clarificar¨¢, sin duda, pero muy probablemente a favor del pasado nacionalista y en contra de una mayor apertura a Europa.
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