Mitiga el espanto

Fluyen los d¨ªas, las celebraciones navide?as, los a?os nuevos, las buenas noticias y los sucesos desquiciados, como fluye el vino rojo a lo largo de las generaciones. Ese vino sobre el que indicaban los versos del ciego Jorge Luis Borges que "exalta la alegr¨ªa o mitiga el espanto". Y recordaba el escritor argentino, en un genial soneto, a los poetas persas que lo cantaron en composiciones breves, en poemillas que exaltaban el goce de la vida y los sentidos. Pero ni el escaso y selecto Malvas¨ªa, ni el Rioja ni el Ribera del Duero, ni el Valdeorras ni el Somontano, ni los ricos caldos valencianos de Utiel-Requena, cuya elaboraci¨®n mejora con los a?os, mitigan el espanto de las tr¨¢gicas im¨¢genes que nos llegan desde la regi¨®n de Kerman, en la antigua Persia. Nuestros espantos y alegr¨ªas cotidianos y locales son de otra ¨ªndole, y no se soportan con un buen vaso de vino.

Es el vaso de vino que se brinda por Mariano Bueno, el ecologista que trep¨® hasta la cima de un pino verde para protestar contra las motosierras y las m¨¢quinas excavadoras que destrozan el entorno natural del Desert de Les Palmes. Es un adolescente rebelde de 45 a?os, estudioso de la geobiolog¨ªa, que subi¨® a las alturas para mostrar su oposici¨®n y llamar la atenci¨®n porque se reanudan las obras de un vial, el de Cabanes-Oropesa, que promociona y promueve el negocio irresponsable e irrespetuoso con el medio ambiente, que es patrimonio de todos. Fue la Nochebuena cuando, seg¨²n la piadosa tradici¨®n cristiana, los ¨¢ngeles hacen votos, tambi¨¦n en las alturas, por los hombres de buena voluntad. Mariano no es un ¨¢ngel, pero s¨ª la sensatez escasa y necesaria cuando falta la buena voluntad de los poderes y potestades provinciales y auton¨®micos para que el pol¨¦mico vial tenga otro trazado, m¨¢s hacia el norte, que deje a salvo cuevas, pinos y matorral. Mariano hizo p¨²blico desde su atalaya arb¨®rea un escrito que es como C¨¢ntico al Sol de San Francisco de As¨ªs, el santo familiarizado con la naturaleza que inmortaliz¨® Giotto en sus frescos. Desde la copa del pino apunta Bueno: "...he decidido mostrar mi solidaridad con los hermanos ¨¢rboles y la madre naturaleza, presentes en este valle y que considero como mi familia". Es una declaraci¨®n de sus convicciones, pero el geobi¨®logo concretiza, y de ah¨ª que el vaso de vino que por ¨¦l se brinda sepa a m¨²sica: "Hay opciones m¨¢s coherentes y m¨¢s respetuosas con el paraje natural del Desert de Les Palmes, e incluso m¨¢s legales y ¨¦ticas que el actual trazado de la autov¨ªa Cabanes-Oropesa, m¨¢s conocida como autov¨ªa Marina d'Or-Cabanes o Marina d'Or-Aeropuerto de Fabra". Quiz¨¢s se pueda decir m¨¢s claro, pero no a m¨¢s altura que no sea la de la copa de un pino amenazado por motosierras y m¨¢quinas exacavadoras.

Otro copa de vino y de alegr¨ªa cabr¨ªa brindar por el mismo motivo a la salud de otro adolescente y rebelde de 68 a?os. Alberto Garc¨ªa lleva unos cuantos d¨ªas navide?os en huelga de hambre, sin probar alimentos s¨®lidos cuando el resto de los mortales nos ocupamos en cenas babil¨®nicas, para reivindicar un trazado diferente al actual del vial de marras Cabanes-Oropesa. En pancarta de tela blanca, este jubilado de alma joven les indica a curiosos y transe¨²ntes: "Cada d¨ªa que pasa, a m¨ª se me va la vida y a ti la naturaleza. Estoy en huelga de hambre".

Del vino dijo el epic¨²reo y racionalista persa Omar Kheyyam que era como "el alquimista que trasmuta en oro el plomo de nuestra cotidiana existencia". Algo as¨ª como Mariano Bueno, como Alberto Garc¨ªa, durante estos d¨ªas navide?os.