Ideas para el cambio
El PSOE ya cuenta con un esbozo de programa de gobierno. El equipo de Rodr¨ªguez Zapatero ha producido un amplio y heterog¨¦neo cat¨¢logo de ofertas preelectorales. Independientemente de su acierto, tan prolijo programa tiene una virtud innegable: pone encima de la mesa problemas cotidianos y acuciantes de la ciudadan¨ªa. Ofrece, cuando menos, una v¨ªa de escape al agobiante debate sobre la unidad de Espa?a, tan querido por los dirigentes del PP.
As¨ª, destacan entre las ofertas socialistas una ley integral contra la violencia de g¨¦nero, una reforma que agilice los procesos de separaci¨®n y divorcio, la promoci¨®n del empleo femenino, la regulaci¨®n de la eutanasia, la ampliaci¨®n de los supuestos de aborto y el fin de la discriminaci¨®n de gays y lesbianas y de parejas de hecho de cualquier tipo. En materia socioecon¨®mica, deben generar un debate interesante las propuestas sobre ense?anza del ingl¨¦s desde la primaria, la reducci¨®n de las esperas en los hospitales y las subidas del salario y de las pensiones m¨ªnimas, sin olvidar las estrictamente pol¨ªticas, como la reforma del Senado para su conversi¨®n en una aut¨¦ntica C¨¢mara de las autonom¨ªas.
Dotado de un borrador de programa, lo que ahora necesita el PSOE es superar otras carencias. En las pr¨®ximas semanas, que ya ser¨¢n de campa?a, Zapatero debe apresurarse a demostrar que cuenta con las cualidades de l¨ªder, con un equipo solvente y atractivo y con la unidad del partido necesarios para ganar las elecciones a partir de esas ideas. De momento, el programa del PSOE aborda las tres grandes herencias negativas que deja Aznar. Frente a la conversi¨®n de Espa?a en un sat¨¦lite de EE UU, propone el regreso a la v¨ªa europea y la reconciliaci¨®n con el eje Par¨ªs-Berl¨ªn. En segundo lugar, una activa pol¨ªtica social que supla las carencias crecientes que se han generado bajo el PP en materia de vivienda, educaci¨®n, salud, seguridad ciudadana, infraestructuras y situaci¨®n de las personas dependientes. Para ello, no duda en aceptar un cierto d¨¦ficit presupuestario compatible con Maastricht.
Se trata, en definitiva, de un un primer proyecto al que no le falta ambici¨®n de cambio y modernizaci¨®n. Hay, sin embargo, dos ausencias notables. Una, qu¨¦ hacer para financiar todos esos anuncios. Da la impresi¨®n de que la articulaci¨®n de la pol¨ªtica fiscal requiere nuevos estudios y a¨²n no se ha alcanzado el consenso interno necesario para hacer p¨²blica la propuesta definitiva. Y se echa en falta, tambi¨¦n, una m¨¢s detallada explicaci¨®n de la pol¨ªtica auton¨®mica. De ambas depende la credibilidad de todo el programa. Y a¨²n est¨¢n en el limbo.
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