Por qu¨¦ es importante la literatura
Que la vida del novelista sea la literatura y que haya optado por entregarse a ella se podr¨¢ tomar como una excentricidad m¨¢s del talante art¨ªstico que ataca a poetas y escritores, pero al referirme ahora a un tema en el que me siento tan involucrada, tratar¨¦ de ser objetiva y hablar de literatura como si fuera algo ajeno a m¨ª, un fen¨®meno extra?o o extranjero, aun a sabiendas de que para convencer al lector de que la literatura es una de las cosas m¨¢s importantes de la vida no tengo otra opci¨®n que hacerlo desde la literatura misma.
Literatura, al contrario de lo que esta sociedad medi¨¢tica est¨¢ empe?ada en hacernos creer, no es s¨®lo pasatiempo de lun¨¢ticos, vividores y holgazanes. Literatura es la ¨²nica forma de vida posible para cualquier persona con af¨¢n y voluntad de ser algo o alguien en el mundo.
Aprender literatura es tan b¨¢sico como leer y escribir con la finalidad de tener conocimiento pr¨¢ctico y est¨¦tico
Y sin embargo, los bur¨®cratas de la pedagog¨ªa insisten en apartar la literatura de la educaci¨®n primaria, secundaria y universitaria con el argumento de que la era informativa y tecnol¨®gica debe excluir de las aulas (y en consecuencia, de las casas y lugares de trabajo) aquellos libros nacidos de los sue?os de novelistas y poetas. Aseguran los mediocres que la mal llamada biblioteca electr¨®nica (res¨²menes de res¨²menes de libros) y los chats han convertido en algo in¨²til y caduco el arte del dominio de la idea y de la palabra. Nada m¨¢s equivocado y absurdo. Los lectores estamos convencidos de que los sabios y profesionales que destacar¨¢n en a?os venideros ser¨¢n aquellas personas capaces de trabajar la informaci¨®n con las leyes elementales, aunque no f¨¢ciles, del arte literario.
?Ser¨¢ cierta la posibilidad de hacer poes¨ªa con una f¨®rmula qu¨ªmica o matem¨¢tica? Por interesante que resulte la propuesta, no va por aqu¨ª mi discurso. Lo que distingue a un profesional de nivel mediano de otro m¨¢s creativo y sabio, formados ambos a partir del manantial de Internet, depender¨¢ de la capacidad del segundo para leer y escribir con el rigor que este ejercicio implica, frente a la incapacidad del primero que jam¨¢s estudi¨®, ley¨® ni aprendi¨® literatura.
Aprender literatura consiste en algo tan sencillo y b¨¢sico como saber leer y escribir con la finalidad de adquirir conocimiento pr¨¢ctico y tambi¨¦n est¨¦tico. ?Y de qu¨¦ sirve leer y escribir, se preguntar¨¢n algunos, cuando ya se ha aprendido a hacerlo? Bien, leer y bien escribir sirve para algo tan importante como aprender a pensar. Es fant¨¢stico disponer de una herramienta como Internet que proporciona apoyo para contrastar datos, leer prensa internacional y, sobre todo, documentarse a la hora de escribir seg¨²n qu¨¦ libros o trabajos. Pero la diferencia entre un mal periodista, pol¨ªtico o escritor de otro bueno puede depender de su capacidad de seleccionar, contrastar y escribir sobre la informaci¨®n extra¨ªda; es decir: de su nula o mucha sabidur¨ªa literaria.
Los fil¨®sofos griegos fueron los primeros en ponerlo en pr¨¢ctica. Fueron ellos los inventores de la literatura como forma o f¨®rmula de explicar y ordenar conceptualmente el mundo. Empezaron por poner palabras a las cosas y relacionarlas. La lluvia, el viento, el crecimiento de las plantas, la muerte, la salud, perder o ganar una guerra obedec¨ªan a palabras que ten¨ªan su historia y asociaciones que formaban parte de su significado. La literatura les permit¨ªa no s¨®lo imaginar fuerzas superiores que llamaban dioses, sino inventar los conceptos con los que explicar y comprender el mundo. Nuestra cultura occidental debe casi todo a estos griegos. M¨¢s prosaicos nosotros que Plat¨®n, Safo o Arist¨®teles, hemos cambiado el nombre de los dioses antiguos por otros que son mera caricatura de aqu¨¦llos y se llaman Internet, Windows, Google o Yahoo. Los manejamos con audacia. Son nuestra forma de vida. Nuestra "nueva literatura". Escuelas e institutos han desterrado la lectura de cl¨¢sicos y modernos para poner en su lugar laboratorios de lenguas y sistemas multimedia. Los alumnos mejor calificados ya no son aquellos que saben escribir y expresar con audacia sus ideas, acaso reinventarlas, sino los que mejor se desenvuelven con las divinidades internautas.
La literatura es el arte que ense?a a pensar. Cuando Borges escrib¨ªa sobre su personaje Funes, el memorioso dec¨ªa de ¨¦l que al tener el conocimiento del mundo archivado en su memoria lo que en realidad suced¨ªa era que lo ignoraba por completo puesto que de tanto memorizar se hab¨ªa vuelto incapaz de olvidar las cosas y, a partir de este olvido, empezar a recrearlas. No hay mejor met¨¢fora para explicar el sentido y contenido de la informaci¨®n internauta que este personaje borgiano. El aprendizaje de la literatura nos ense?a a ser m¨¢s creativos. Para explicar racionalmente el mundo todav¨ªa no se ha inventado nada mejor que las palabras. No existen m¨¢s palabras que las conocidas y es la literatura la que a trav¨¦s de la explicaci¨®n de nuevos conceptos permite inventar palabras nuevas.
Lectores y escritores de hoy llaman literatura a la informaci¨®n internauta. Esta biblioteca fraudulenta tiene el poder de reproducirse a s¨ª misma de forma vertiginosa. Basta con buscar un tema por Internet para comprobar las repeticiones infinitas. Tambi¨¦n ahora, los escritores competitivos ya no se preguntan sobre qui¨¦n es el destinatario de uno de sus libros. Su preocupaci¨®n es de otro orden. "?Cu¨¢ntas citas tienes colgadas en Internet?".
El internauta usa la informaci¨®n o la multiplica pero ya ha dejado de hacer literatura con ella. Prefiere jugar a crear o recrear. Elige navegar en lugar de leer. Lo que, en suma, significa que prefiere dejar de pensar a pensar leyendo.
Nuria Amat es escritora.
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