El c¨¢ncer, un reto ante nuestros ojos

Han transcurrido casi 20 a?os desde que la Uni¨®n Europea lanzara un ambicioso proyecto para lograr en el a?o 2000 una disminuci¨®n de un 15% en la mortalidad por c¨¢ncer entre los pa¨ªses miembros. El proyecto se centraba en el Dec¨¢logo Europeo Contra el C¨¢ncer que conten¨ªa las principales medidas (tanto individuales como colectivas) para lograrlo. Hace poco hemos sabido que la reducci¨®n media alcanzada ha sido del 11%, y que en pa¨ªses como Grecia y Espa?a la mortalidad ha aumentado (*). Estos datos merecen un an¨¢lisis desapasionado y riguroso y deben servirnos para plantearnos si el objetivo de vencer al c¨¢ncer se est¨¢ o no consiguiendo.

Adem¨¢s de las cifras abrumadoras, tenemos nuestra propia experiencia respecto a esta enfermedad: muchos de nosotros hemos padecido o hemos estado cerca de alg¨²n familiar, vecino o amigo que ha padecido un tumor maligno y sabemos lo que significa. Percibimos un desequilibrio entre lo que dedicamos como sociedad a combatirlo y los resultados que alcanzamos y quiz¨¢ deber¨ªamos desterrar el miedo a ciertos debates y mostrar con m¨¢s claridad las incertidumbres y las dificultades que tenemos. Veamos algunos elementos para la reflexi¨®n.

Hoy sabemos bien que este ogro es evitable en m¨¢s de la mitad de las ocasiones. No es posible ser m¨¢s rotundo: dejar de fumar, comer m¨¢s frutas y verduras y menos grasas y carnes rojas, beber menos alcohol y hacer ejercicio f¨ªsico, har¨ªa que miles de ciudadanos no contrajeran ni murieran por c¨¢ncer. Sin embargo, la ¨²ltima encuesta de salud muestra justo lo contrario: mayor n¨²mero de fumadores (mujeres y j¨®venes sobre todo), de obesos y de personas que no hacen ejercicio. Por tanto el reto primero en la lucha contra el c¨¢ncer es bien claro: hemos de decidir si queremos evitarlo o no.

De otro lado, las campa?as de diagn¨®stico precoz del c¨¢ncer de mama han hecho que muchas mujeres se beneficien de un tratamiento que permite conservar su mama y que un n¨²mero significativo no mueran por la enfermedad. Pero al lado de estos beneficios existe alg¨²n efecto no deseado como saben las miles de mujeres cuyas exploraciones resultar¨¢n ser normales y habr¨¢n tenido que convivir con la incertidumbre un cierto tiempo. Cuando ma?ana hablemos del diagn¨®stico precoz y gen¨¦tico de otros tumores (colon, pr¨®stata, pulm¨®n...) tendremos que usar informaci¨®n adecuada de sus beneficios y sus efectos indeseables para poder elegir.

Una vez enfermo, tenemos una idea clara de lo que esperamos: ser tratados con la mejor calidad cient¨ªfica, tan r¨¢pido como sea posible y de forma integral, recibiendo respuesta y atenci¨®n a los aspectos m¨¦dicos (tratamientos, diagn¨®sticos), emocionales y de apoyo social, tanto al paciente como a la familia. A d¨ªa de hoy el paciente de c¨¢ncer espera conseguir cantidad y calidad de vida y para esto los centros sanitarios tienen que profundizar en dos estrategias bien definidas. Primero tienen que poner al paciente con c¨¢ncer y su familia en el centro de todo nuestro inter¨¦s. Por ret¨®rico que esto pueda parecer, encierra un cambio profundo en nuestra manera de ver y hacer las cosas. Cualquiera que haya tenido contacto con hospitales y centros de salud conoce el alcance estas palabras: horarios, esperas, hosteler¨ªa, citas duplicadas. A continuaci¨®n se ha de considerar el c¨¢ncer como un proceso, esto es, organizar la atenci¨®n sanitaria de forma que el enfermo no se pierda entre las competencias de unos y de otros, o en alg¨²n recodo del complicado camino que a veces se le hace recorrer.

Finalmente, una vez que los tratamientos activos se agotan, se presenta una etapa especialmente sensible al deterioro y al sentimiento de abandono. Los cuidados paliativos a estos enfermos no representan ya una excepci¨®n sino una expectativa firme que la sociedad demanda y a la que hemos de dar una salida en coherencia con esta visi¨®n integral de la enfermedad cancerosa.

Estas reflexiones han dado como resultado la definici¨®n de un Plan Integral de Oncolog¨ªa en Andaluc¨ªa (2002-2006) que pretende precisamente ordenar estas prioridades y favorecer el mejor resultado posible en la lucha contra esta enfermedad. Este plan se dise?¨® con la colaboraci¨®n de los profesionales y organizaciones de ayuda al paciente oncol¨®gico y contiene los elementos imprescindibles para que podamos apreciar su impacto en el futuro inmediato. Medidas para disminuir el n¨²mero de fumadores, para extender el diagn¨®stico precoz de c¨¢ncer de mama al total de la poblaci¨®n, la dotaci¨®n de unidades para el tratamiento y los cuidados paliativos de estos pacientes en hospitales comarcales, son algunas de ellas, ya en distinto grado de desarrollo. En algunos a?os tendremos que revisar los contenidos de este plan, evaluar sus resultados y verificar que hemos dado pasos en la direcci¨®n correcta.