Cuesti¨®n de meridianos y longitudes
"EN 1767 LOS ESPA?OLES no usaban Greenwich como primer meridiano...Claro que no... Primero fue el de la isla de Hierro, pero luego cada pa¨ªs termin¨® usando el suyo. No se unific¨® en torno a Greenwich hasta 1884. Por eso la carta de Urrutia, impresa en 1751, trae cuatro escalas de longitud diferentes: Par¨ªs, Tenerife, C¨¢diz y Cartagena".
La historia de un marino sin barco a quien una enigm¨¢tica mujer devuelve a la aventura marina es una mezcla de cartograf¨ªa hist¨®rica, archivos antiguos, museos navales y buscadores de tesoros hundidos conjugados a la perfecci¨®n en la novela La carta esf¨¦rica (2000), de Arturo P¨¦rez-Reverte. Una buena muestra del saber hacer y de los buenos oficios de este escritor que acostumbra a documentarse concienzudamente.
El tesoro buscado en la ficci¨®n era transportado en el bergant¨ªn jesuita Gloria Dei, barco hundido frente a las costas de Cartagena en 1767, acosado por un bajel pirata argelino. En realidad, es un secreto oculto que tra¨ªa de La Habana, capaz de cambiar el curso de la historia: evitar la expulsi¨®n de Espa?a de la Compa?¨ªa de Jes¨²s.
La trama se basa en la controversia sobre la definici¨®n del meridiano cero u origen de longitudes geogr¨¢ficas. La novela compagina esta disputa hist¨®rica con los avatares del marino protagonista, varado en tierra. Algo parecido a lo que acontece en El tesoro de Rackham el Rojo (1957), una de las aventuras del famoso reportero Tint¨ªn, donde confunden la longitud geogr¨¢fica de Par¨ªs con la de Greenwich (el propio P¨¦rez-Reverte lo se?ala en su novela).
L¨ªneas imaginarias ideadas por el genio del hombre para orientarse en su propio planeta: el ecuador, la ecl¨ªptica, el c¨ªrculo ¨¢rtico y el ant¨¢rtico, el meridiano principal, los tr¨®picos de C¨¢ncer y de Capricornio.
Las l¨ªneas de latitud (paralelos) y de longitud (meridianos) se mantienen fijas, aunque no del todo ajenas a las veleidades humanas. Mientras, los propios continentes van a la deriva y las fronteras de los pa¨ªses se trazan una y otra vez en funci¨®n de sus ¨ªnfulas guerreras.
Los paralelos son c¨ªrculos conc¨¦ntricos, paralelos al ecuador (paralelo cero) que reducen su di¨¢metro a medida que nos desplazamos hacia los polos. Los meridianos son grandes c¨ªrculos (c¨ªrculos m¨¢ximos) del mismo tama?o que ci?en el globo terr¨¢queo pasando por el polo norte y el polo sur. Son, claro est¨¢, c¨ªrculos ficticios que s¨®lo aparecen en los mapas y cartas de navegar: no est¨¢n pintados sobre la superficie de nuestro globo por mucho que alg¨²n visionario los haya buscado con ah¨ªnco. Una tupida red de l¨ªneas que se entrecruzan perpendicularmente y que cualquiera, buscadores de tesoros incluidos, debe comprender (aunque ahora ya con los sistemas de posicionamiento global o GPS, ni eso).
Fue el gran astr¨®nomo y cart¨®grafo de la antig¨¹edad Tolomeo quien, hacia el a?o 150, traz¨® el primer atlas mundial que se conoce. Para Tolomeo y sus antecesores, quienes lo hab¨ªan determinado a partir del estudio de los movimientos de los objetos celestes (Sol, Luna y planetas), el ecuador marcaba el paralelo cero. Seg¨²n sus contempor¨¢neos, la vida por debajo del ecuador resultaba harto dif¨ªcil: el personal se deformar¨ªa y acabar¨ªa derriti¨¦ndose a causa del terrible calor reinante.
Hasta la Edad Media, por ejemplo, uno de los argumentos sostenido por los defensores de una Tierra plana era que, de ser esf¨¦rica, por debajo del ecuador uno acabar¨ªa inclin¨¢ndose tanto que se caer¨ªa. Conclusi¨®n: la Tierra es plana y vivimos encima de ella. Fijado el paralelo cero como el ecuador, Tolomeo escogi¨®, arbitrariamente como l¨ªnea de longitud cero o meridiano principal una l¨ªnea imaginaria que pasaba por las islas Afortunadas (las actuales Canarias y Madeira).
Como bien explica la periodista cient¨ªfica norteamericana Dava Sobel en su excelente obra Longitud (1995), los cart¨®grafos que le sucedieron trasladaron esta l¨ªnea a diferentes lugares o ciudades, en funci¨®n, b¨¢sicamente, de la hegemon¨ªa pol¨ªticoecon¨®mica de un pa¨ªs u otro.
As¨ª, ese privilegiado lugar, en t¨¦rminos cartogr¨¢ficos, pas¨® por las islas Azores, Roma, Jerusal¨¦n, C¨¢diz, Pisa, Par¨ªs y Filadelfia, entre otros lugares, hasta quedar fijado en 1884 en Greenwich (Londres). Cualquier l¨ªnea que vaya de polo a polo, o c¨ªrculo m¨¢ximo, hubiese servido como referencia inicial. ?Antes de emprender la b¨²squeda del tesoro aseg¨²rense de la ubicaci¨®n del origen de longitudes de su mapa!
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