La metamorfosis de Gaddafi
El l¨ªder libio multiplica las concesiones para reconciliarse con Occidente, al que golpe¨® hace a?os con acciones terroristas
En la carrera por congraciarse con unos Estados Unidos que han derrocado a Sadam Husein, el coronel Muammar el Gaddafi no quiere quedarse rezagado. Busca incluso colocarse por delante de otros pa¨ªses ¨¢rabes que en su d¨ªa fueron tambi¨¦n revolucionarios y antiimperialistas y que ahora intentan agradar a la ¨²nica superpotencia.
S¨®lo as¨ª se explica que este "perro rabioso de Oriente Pr¨®ximo", como le llam¨® el presidente norteamericano Ronald Reagan poco antes de bombardear Libia en 1986, haya multiplicado en torno a la Navidad los gestos apaciguadores hacia Washington y sus aliados m¨¢s fieles como Israel.
JANA, la agencia de prensa oficial de la Jamahiria (Estado de las masas) Libia, sigue llamando al Estado jud¨ªo "entidad sionista", pero un representante del Gobierno libio se reuni¨® en secreto, a mediados de diciembre, en Par¨ªs, con Ron Grosor, un diplom¨¢tico israel¨ª de alto rango. Tr¨ªpoli ha desmentido este encuentro que fue revelado por fuentes israel¨ªes.
Hoy viernes el l¨ªder libio deber¨ªa cerrar otra de las cuentas que tiene pendientes de los tiempos en que sus veleidades revolucionarias iban acompa?adas por acciones terroristas. Los familiares de las 170 v¨ªctimas mortales de la voladura, en septiembre de 1989, de un avi¨®n de la compa?¨ªa francesa UTA que sobrevolaba el desierto de N¨ªger conf¨ªan en alcanzar un acuerdo sobre indemnizaciones con el director de la Fundaci¨®n Gaddafi, Saleh Abdu Salam, que se ha trasladado a Par¨ªs.
Con anterioridad el r¨¦gimen libio hab¨ªa reconocido en agosto su responsabilidad en otra matanza, la de los 270 pasajeros de un avi¨®n de la aerol¨ªnea norteamericana Pan Am que estall¨® en el cielo de Escocia, en diciembre de 1988. A los descendientes de los fallecidos les est¨¢ abonando 2.700 millones de d¨®lares. A cambio el Consejo de Seguridad de la ONU levant¨®, hace cinco meses, el embargo al que hab¨ªa sometido a Libia.
La concesi¨®n m¨¢s espectacular de Gaddafi ha sido, no obstante, su anuncio, hace tres semanas, de que estaba dispuesto a desmantelar sus programas armament¨ªsticos secretos -biol¨®gico, qu¨ªmico y nuclear- bajo supervisi¨®n internacional. Los inspectores de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica han efectuado ya un primer viaje a Libia. Hace tan s¨®lo un par de a?os Tr¨ªpoli negaba tener planes de esta ¨ªndole.
Washington no ha suspendido a¨²n las sanciones bilaterales que ha impuesto a Libia, pero el presidente George W. Bush las acaba de prorrogar sin plazo para levantarlas en cualquier momento. Tal decisi¨®n es "positiva", seg¨²n el Ministerio de Exteriores libio.
Aunque se ha acentuado estos ¨²ltimos tiempos, la metamorfosis de Gaddafi, de revolucionario enardecido a "mensajero de la paz", hab¨ªa empezado antes de que Bush atacase a Irak e incluso antes de los atentados del 11 de septiembre.
Si el nacionalismo ¨¢rabe, y sus excesos violentos, sedujeron a este beduino, nacido hace 62 a?os en la tribu de Kaddafat al Dam (Los que hicieron brotar la sangre), el islamismo radical le inspira, pese a ser un hombre piadoso, un profundo rechazo.
Emancipador de la mujer libia y rodeado de una escolta de amazonas, Gaddafi fue de los primeros en se?alar el peligro de Al Qaeda al tiempo que reprim¨ªa a sus propios islamistas.
Acerc¨¢ndose a Occidente no busca, sin embargo, apoyos frente a una oposici¨®n interna que nunca ha supuesto una amenaza en sus casi 35 a?os de reinado. "Intenta simplemente reinsertarse en una comunidad internacional de la que estaba excluido", se?ala uno de los diplom¨¢ticos franceses que ha negociado con la Fundaci¨®n Gaddafi. La supervivencia de su r¨¦gimen pasa por ah¨ª.
En los mentideros diplom¨¢ticos de Tr¨ªpoli se especula tambi¨¦n con que el beduino, decepcionado por los fracasos de sus aventuras pan¨¢rabes, desea volver a su jaima del desierto, donde naci¨®, y dejar a su primog¨¦nito, Seif al Islam, un pa¨ªs en orden y respetado por las potencias que rigen el mundo.
En los ¨²ltimos a?os el l¨ªder libio ha dado la espalda a sus correligionarios ¨¢rabes, a los que ha llegado a insultar, para dedicarse de lleno a sus vecinos meridionales. Con ellos fund¨® en 1998 a?os una comunidad de pa¨ªses del Sahel que describe como los futuros Estados Unidos de ?frica. Para poner paz en ese continente ha mediado entre facciones rivales en Sud¨¢n, en Congo o en Chad.
De ah¨ª que, acaso, pretenda pasar a la historia como el federador de una parte de ?frica subsahariana. Para llevar a cabo tan magna tarea necesita el apoyo activo de EE UU y Francia. Sus antiguos adversarios podr¨¢n, acaso, permitir su reinserci¨®n pero parece poco probable que vean alg¨²n d¨ªa en Gaddafi a un socio m¨ªnimamente fiable por muchas concesiones que haga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.