Araki, sin velo y sin misterio
La est¨¦tica, o mejor la patolog¨ªa visual, con la que utiliza el medio Nobuyoshi Araki (Tokio, 1940) reflejada en su pasi¨®n por fotografiar j¨®venes -o ni?as- en clave pornogr¨¢fica corre en paralelo con los or¨ªgenes de la historia del medio. Fueron numerosos los autores an¨®nimos en el siglo XIX (b¨¢sicamente comenzaron a partir de 1865) que recurrieron a esta suerte de argumentos. La pubertad como excusa fotogr¨¢fica en las clasificaciones de los manuales s¨®lo sirvi¨® para matizar y separar, progresivamente, el apartado de lo er¨®tico de lo estrictamente pornogr¨¢fico o de los m¨²ltiples usos del desnudo con fines pl¨¢sticos (aderezadas con justificaciones de todo tipo: policiales, m¨¦dicas, culturistas, naturistas..., como acertadamente las clasific¨® Andr¨¦ Rouill¨¦).
NOBUYOSHI ARAKI
Galer¨ªa La F¨¢brica
Alameda, 9. Madrid
Hasta el 24 de enero
Galer¨ªa Javier L¨®pez
Manuel Gonz¨¢lez Longoria, 7, Madrid
Hasta el 29 de enero
La producci¨®n fotogr¨¢fica de Araki participa m¨¢s de lo pornogr¨¢fico que de otras formas de articular gr¨¢ficamente el cuerpo, el sexo y la edad ante una c¨¢mara. Como comentaba este autor, en la fotograf¨ªa pornogr¨¢fica no existe ni el velo ni el misterio. Tampoco la capacidad de interpretaci¨®n porque todo -lo que ven los ojos- lo invade la evidencia. Aqu¨ª el autor ofrece m¨¢s de lo que puede solicitar el espectador. Su serie, ahora expuesta, con la modelo Kaori, una selecci¨®n de 50 tomas en Polaroid (en la galer¨ªa Javier L¨®pez), adem¨¢s de los apartados de flores, bodegones y desnudos de la colecci¨®n Tokyo Diary (en La F¨¢brica), participan de la pasi¨®n que mantuvo el fot¨®grafo Pierre Lou?s, en el Par¨ªs de finales del siglo XIX, por las adolescentes. Herencia de ello son los descriptivos t¨ªtulos con los que clasifica sus fotos -Araki- como Vaginal Flowers o Tokyo Nude.
Esta colecci¨®n del fot¨®grafo japon¨¦s es tanto conceptual como formalmente casposa. Tiene mucho que ver con un todo cerrado que se concret¨® en su libro Shijyo-Tokio, Marketplace of Emotions (Ediciones Stemmle), en el que se mezclaban sus flores con un denso universo de fotos en blanco y negro agrupadas en un apartado titulado Death Reality. Araki hace equivalentes -en clave de c¨®mic- a los mangas (en este caso fotogr¨¢ficos) y los hace con faltas de ortograf¨ªa. Es producto de una est¨¦tica superficial cuyo ¨²nico fin es epatar y de cuya obra supo, a su manera, la Espa?a en gris de mediados del pasado siglo, con los almanaques colgados en las cabinas de los camiones y las paredes de los establecimientos m¨¢s cutres. De ¨¦l se ha escrito que "siempre ha trabajado entre el filo de la pornograf¨ªa y el arte", pero ese matiz hay que saberlo construir, ya que de aqu¨ª al roce de lo vulgar o el papanatismo s¨®lo existen las dimensiones del ancho de un hilo. Araki, por lo expuesto ahora en Madrid, est¨¢ muy lejos de construcciones y matices.
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